Dos empresarios admiten en el juicio a Zaplana haber pagado mordidas
Los empresarios José y Vicente Cotino admitieron ayer haber pagado sobornos por la adjudicación de parte de las estaciones de ITV valencianas, que fue amañada. Así lo manifestaron ante el tribunal de la Audiencia de Valencia que juzga al expresidente de la Generalitat y exministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, por el llamado caso Erial, en el que el dirigente del PP se sienta en el banquillo acusado de prevaricación, cohecho y blanqueo, entre otros delitos. La Fiscalía Anticorrupción le pide 19 años de cárcel. Durante el interrogatorio, los hermanos Cotino reconocieron que el concurso estuvo “predeterminado” para que una de las empresas del grupo empresarial se llevara uno de los lotes y que, posteriormente, pagaron por ese acuerdo.
El abono de las mordidas, según explicaron, se realizó años después con los beneficios obtenidos de la venta de las participaciones de las sociedades en las que recayó la adjudicación. Y se dispuso a nombre de dos personas, el testaferro confeso de Eduardo Zaplana, Joaquín Barceló, alias Pachano, y el exjefe de gabinete del expresidente de la Generalitat, Juan Francisco García, explicaron al tribunal. Los Cotino no mencionaron a Zaplana como destinatario último de las mordidas, aunque tampoco el fiscal les preguntó por esta posibilidad, que da por probada tras la confesión del testaferro del exministro.
La adjudicación se produjo en 1997. Los empresarios relataron ayer que fue el ex director general de la Policía, su tío Juan Cotino (fallecido en 2020), quien les transmitió el acuerdo y el modo de pago de las mordidas. También que fue en 2001 cuando Juan Cotino llevó a Luxemburgo 640.000 euros para la constitución de dos sociedades, que llegaron a mover cerca de 12 millones, según la investigación.