Una central térmica muda en sede artística
La Recicladora Cultural reutiliza los materiales expositivos que hasta ahora eran destruidos
El mural América XXI iba a ser destruido, pero en el último momento se salvó y pasó a exhibirse en un espacio cultural de otra ciudad. Creado por Baltazar Castellano y Olga Manzano en 2021 para celebrar los 110 años de la Casa Amèrica Catalunya de Barcelona, tras exponerse durante más de dos años iba a ser desechado: su tamaño de 24 metros de ancho no tenía cabida en el almacén del centro. Una oportunidad ideal para que el proyecto La Recicladora Cultural recuperase la pieza para su sede y presentase su objetivo: dar nueva vida a exposiciones que, de otro modo, no volverían a verse o se destruirían.
“La huella de carbono que dejas en una exposición va desde las impresiones que haces hasta el traslado. Ya que se hace esa inversión medioambiental, ¿por qué no aprovecharla llevándola a otros sitios donde no se podrían permitir tenerla?”, explica Yasodhara López, directora general de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden), órgano adscrito al Ministerio para Transición Ecológica y Reto Demográfico. López presentó la iniciativa la semana pasada a un grupo de encargados de museos y centros culturales en La Térmica Cultural, un espacio artístico emplazado en la primera central térmica de Endesa, de 1949, en Ponferrada (León). Es la sede de La Recicladora, que distribuirá las muestras itinerantes y servirá como depósito temporal de las obras.
López proyecta que a lo largo de un año las exposiciones ya se crearán pensadas para ser itinerantes mediante La Recicladora. La idea no es solo reutilizar las obras, sino también los materiales de producción, presentación y señalética de las muestras. “También hay que pensar en el reciclaje conceptual. El vinilado lo quitas y ya no te sirve para otra exposición, pero sí el trabajo del diseñador”, explica Marta Nin, directora de la Casa Amèrica Catalunya.
El comisario independiente y cofundador de la Plataforma de Arte Contemporáneo, Óscar García, ilustra cómo pueden ser reciclados los materiales de exposición: “En un montaje en el Museo de Bellas Artes de Alicante encontré dos muros autoportantes de la exposición anterior que no necesitaba. El museo los destruyó y si una siguiente actividad los precisase, se iban a tener que volver a construir”.
La idea de hacer transitar las mismas muestras en espacios diferentes no es nueva (la Comunidad de Madrid desarrolla desde hace décadas la Red Itiner para llegar a todos sus municipios), pero La Recicladora es la primera que se presenta de ámbito nacional y con énfasis en lugares donde no exista una profusa actividad cultural. Ya se han unido la Casa Amèrica de Catalunya, el Museo Nacional de Artes Decorativas (Madrid), el Centro Niemeyer de Avilés (Asturias), el Museo Etnográfico de Castilla y León (Zamora) y la productora Mil Ojos.
Otro elemento con el que busca distinguirse es ofrecer almacenes para resguardar las piezas, un problema para los centros culturales más pequeños. Los depósitos son una mínima parte del complejo de más de 6.500 metros cuadrados que abarca La Térmica Cultural funciona desde marzo de 2023.
En esta gran mole blanca, que se abastecía del carbón del Bierzo y Laciana, conviven las gigantescas estructuras de hormigón y las impolutas paredes blancas que acogen las obras de
El proyecto se sitúa en unas instalaciones de Endesa de 1949
Entre sus objetivos principales está la itinerancia de las muestras
arte. La Térmica Cultural alberga actualmente las muestras del fotógrafo naturalista Luis Miguel Domínguez, una retrospectiva del artista pop Eduardo Arroyo y otra de historia sobre las centrales térmicas y mineras en España, Transición justa: ayer, hoy y mañana, que viene de As Pontes (A Coruña) e inaugura las muestras itinerantes de La Recicladora. Gracias a las fotos de Eduardo Urdangaray, creador del Archivo Histórico Minero, se muestran las comunidades que se crearon en torno a la producción de energía, el cierre de las centrales en la transición ecológica y las alternativas en las que se han convertido las plantas térmicas sin perder su identidad minera, con objeto de construir puentes hacia el futuro sobre las bases de la memoria.