Miedo a más pobreza y represión en Irán
Los críticos del régimen creen que una guerra deterioraría aún más la economía, con una inflación disparada y una corrupción muy extendida
El año nuevo persa comienza con la llegada de la primavera. El que terminó en marzo se cerró en Irán con una inflación del 63,9%, según el banco central del país. El alza del precio de los alimentos fue del 145%, según información del Centro iraní de Estadística recogida por Tejarat News. Esa inflación empuja a las clases medias a la pobreza y a los iraníes que ya son pobres a una vulnerabilidad aún más extrema. El sábado por la noche, cuando los medios oficiales empezaron a retransmitir el ataque militar contra Israel, cientos de partidarios de la República Islámica de Irán mostraron su alborozo en las calles, según la propaganda oficial. Otros iraníes acogieron el anuncio de la andanada militar contra Israel con el temor de que sea el preludio de más indigencia y de más represión.
Un manifiesto firmado por 350 activistas iraníes en el exilio alertó el martes de que “una atmósfera de guerra” en Irán puede dar pie a una “represión creciente de los movimientos de protesta”. Mientras el foco de los medios de sigue en la posible respuesta de Israel, Irán ha desplegado masivamente a la policía de la moralidad en las calles para arrestar a mujeres sin velo. Varios periodistas y tres medios de comunicación que criticaron el ataque contra Israel,
Jahan Sanat, Etemad y Eskan News, han sido denunciados por la Fiscalía, según Efe.
Uno de los iraníes que no comparte el ardor guerrero oficial, un estudiante universitario que evita dar su nombre por razones de seguridad, considera que esas manifestaciones de júbilo fueron orquestadas por el régimen, por la Guardia Revolucionaria, que comandó el ataque, y su milicia Basij. Su visión es que para los iraníes “las consecuencias de la guerra serían destrucción, problemas económicos, hambruna y represión interna”. Su testimonio, al igual que los otros dos que se citan en este texto, ha sido transmitido por escrito a través de la activista Ryma Sheermohammadi. Este universitario que compagina sus estudios con un trabajo afirma que su familia “apenas cubre ya las necesidades mínimas y su canasta alimentaria es cada día más pequeña.
El temor de una parte de la población a las consecuencias de una escalada bélica quedó patente en la madrugada del domingo, según este universitario. Mientras algunos iraníes salían a celebrar el ataque, otros muchos se precipitaban a “tiendas y gasolineras” para hacer acopio de gasolina y víveres, explica. Otro iraní, un hombre en la treintena, alude también a las “largas colas” antes las estaciones de servicio. Este hombre subraya cómo la clase media del país “se está volviendo más pobre día tras día”.
En enero de 2023, el Ministerio de Trabajo y Bienestar Social del país divulgó un informe en el que se elevaba a un tercio de la población el porcentaje de iraníes sumidos en una pobreza extrema. En un año, entre 2020 y 2021, la cifra de pobres en Irán se duplicó, una miseria de la que las autoridades culpan a las sanciones de la comunidad internacional por el programa nuclear del país. Algunos expertos la atribuyen también a la corrupción del régimen, que mancha especialmente a la Guardia Revolucionaria, que controla gran parte de la economía nacional.
“Más que la guerra en sí, que provoca bromas”, añade también desde Irán una arquitecta, los iraníes temen “sus consecuencias en sus medios de vida”. Esta profesional describe cómo las sanciones que pesan sobre el régimen “han ensombrecido la vida de los iraníes, a veces más que el propio Gobierno”. EE UU, el Reino Unido, el G-7 y la Unión Europea estudian aplicar nuevas sanciones a Irán en respuesta a su ataque contra Israel.
El desencadenante de la represalia militar iraní fue el bombardeo del consulado de Irán en Damasco el 1 de abril, en el que murieron un general de la Guardia Revolucionaria, Mohammad Reza Zahedi ,y seis de sus colaboradores. El 7 de abril, las autoridades pidieron un minuto de silencio en un partido de fútbol en el estado Azadí de Teherán. La respuesta fue un concierto de trompetas, de gritos y de aullidos.
Un dato del divorcio entre las instituciones y parte de la población es la participación electoral. En las últimas legislativas, el 1 de marzo, esta fue de solo el 41% del electorado, incluido un 5% de votos nulos, según cifras oficiales acogidas con escepticismo por la oposición. La República islámica de Irán había asimilado los antaño altos datos de afluencia a las urnas, en ocasiones de más del 70%, con un amplio respaldo popular.
“Nuestro dinero se gasta en el belicismo de la Guardia Revolucionaria y del Gobierno y en equipamiento militar. Y eso causa la muerte de personas en Siria, Líbano y Gaza”, critica el estudiante. La arquitecta añade que esa fuerza cuesta a los iraníes “más de lo que los ha beneficiado a causa de su apoyo a grupos terroristas y aliados [del régimen] en la región”.
Teherán despliega a la policía de la moral para arrestar a mujeres sin velo
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