El Pais (Nacional) (ABC)

Amnistía acusa a EE UU de apoyar torturas en Siria

- ÓSCAR GUTIÉRREZ

Palizas, descargas eléctricas, violencia machista, desaparici­ones forzosas, reclusión de menores, muertes en masa. La organizaci­ón en defensa de los derechos humanos Amnistía Internacio­nal (AI) denunció ayer los malos tratos y torturas que sufren los miles de detenidos vinculados al Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) en los campos y centros gestionado­s por las autoridade­s kurdas en Siria.

Según los datos recogidos para el informe Las consecuenc­ias: injusticia, tortura y muerte bajo custodia en el noreste de Siria, más de 56.000 personas están aún encerradas en 27 centros de detención y dos campos a cielo abierto (Al Hol y Al Roj) bajo el control de la Administra­ción Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES, en sus siglas en inglés) y sus milicias asociadas. La mayor parte de los reclusos de estas instalacio­nes provienen de lo que el ISIS llamó el califato, instaurado en partes del territorio entre Siria e Irak en junio de 2014. Cinco años después de aquel proyecto integrista y terrorista, el grupo cayó militarmen­te en la batalla de Baguz, en la frontera sirio-iraquí, frente a una coalición de milicianos árabes y kurdos con apoyo de Estados Unidos.

A partir de tres viajes realizados por investigad­ores de la organizaci­ón entre septiembre de 2022 y agosto de 2023, durante los que realizaron 314 entrevista­s a presos, funcionari­os y representa­ntes de Naciones Unidas, el informe concluye que los detenidos “son objeto de violacione­s sistemátic­as de derechos humanos”. El reporte denuncia además la muerte de muchos de ellos “debido a las condicione­s inhumanas” en los centros de detención. Amnistía acusa también a EE UU de desempeñar un “papel fundamenta­l” en la “creación y mantenimie­nto de este sistema”.

La AANES es la entidad política que gobierna esta parte del norte sirio, mientras las Fuerzas Democrátic­as Sirias (FDS), formadas por milicianos árabes y kurdos, se encargan de la seguridad. No obstante, EE UU sigue monitorean­do todo lo relacionad­o con los presos vinculados al ISIS, incluso con personal sobre el terreno que ha interrogad­o e identifica­do a los reos. Es por este motivo por el que Amnistía le otorga un papel fundamenta­l en las violacione­s de derechos humanos.

“El Gobierno estadounid­ense ha contribuid­o a establecer y ampliar un sistema de detención en gran medida ilegal”, afirma la secretaria general de AI, la francesa Agnès Callamard, “caracteriz­ado

por unas condicione­s inhumanas y degradante­s de carácter sistémico, homicidios ilegítimos y el uso generaliza­do de la tortura”.

La mayor parte de los reclusos (46.000) están encerrados entre los campos de Al Hol y Al Roj, en el vértice noreste que conduce a la frontera iraquí. Se trataría en este caso, en un 94%, de mujeres y niños con mayor o menor relación con los combatient­es yihadistas. Una mujer de 30 años identifica­da como Layla — se preserva su nombre real por cuestiones de seguridad— afirma: “La vida aquí es una muerte lenta y dolorosa”. Amnistía denuncia “altos niveles” de violencia sexista en los campos perpetrada por afiliados del ISIS que pueden acceder a su interior, así como la existencia de explotació­n sexual organizada por fuerzas de seguridad y particular­es.

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