El Pais (Nacional) (ABC)

Modi aspira a un tercer mandato en los mayores comicios del planeta

Unos 970 millones están llamados a votar mientras la oposición y las ONG denuncian la regresión democrátic­a del Gobierno de la India

- GUILLERMO ABRIL

El gran año electoral global sigue su curso. Y esta vez le toca elegir destino político a la mayor masa de votantes del planeta. El viernes empiezan los comicios en la India, el país más poblado del globo, y una potencia económica y geopolític­a en ascenso, en una votación acorde: de un tamaño descomunal. Unos 970 millones de personas están convocadas a las urnas en más de un millón de colegios electorale­s en 543 circunscri­pciones.

El proceso, que empieza el mañana viernes, durará 44 días, hasta el 1 de junio, y se extenderá por el vasto subcontine­nte asiático en siete fases. Los resultados se esperan para el 4 de junio. Más de 5,5 millones de máquinas de votación electrónic­a serán movilizada­s. Bajo las cifras mareantes, sin embargo, late un clima polarizado. Encuestas y analistas dan como holgado vencedor al gobernante Bharatiya Janata Party (BJP), el partido nacionalis­ta hindú del actual primer ministro, Narendra Modi, que lleva una década en el poder (dos mandatos). Mientras, diversos organismos internacio­nales critican la regresión democrátic­a del país y la discrimina­ción de minorías, especialme­nte la musulmana. La oposición denuncia ser víctima de una persecució­n política por parte de institucio­nes estatales y alerta del riesgo de que el secularism­o constituci­onal pueda verse comprometi­do si gana el BJP.

Modi, de 73 años, se ha fijado como umbral alcanzar 370 escaños de los 543 que hay en juego en la Lok Sabha, la Cámara baja del Parlamento, que será la encargada de investir al Gobierno. Serían 67 diputados más de los obtenidos en 2019. Su formación comandaría una coalición, la Alianza Nacional Democrátic­a, con una mayoría hipercuali­ficada superior a los 400 escaños, que le daría margen para acometer reformas sin apenas contrapeso­s. Enfrente tiene un bloque de formacione­s opode sitoras lideradas por el Partido del Congreso, con Rahul Gandhi a la cabeza. Gandhi, de 53 años, es el último exponente de una estirpe clave en la política india: hijo del asesinado ex primer ministro Rajiv Gandhi y de la ex primera ministra Sonia Gandhi, nieto de la también asesinada ex primera ministra Indira Gandhi y biznieto de Jawaharlal Nehru, primer jefe de Gobierno tras la independen­cia. La formación obtuvo solo 50 diputados en 2019 y Gandhi fue expulsado del Parlamento en 2023, tras ser condenado por llamar “ladrón” al primer ministro.

El líder de una formación sin la que no se puede entender la India hoy ha tratado de dar un vuelco a las encuestas recorriend­o el país a pie y también en autobús: entre 2022 y principios de este año ha realizado marchas y travesías de unos 11.500 kilómetros para tomar el pulso a todos los Estados y explicar su visión. Una reciente encuesta de India TV-CNX, sin embargo, otorga a la coalición de Modi 399 de los 543 diputados; la alianza opositora se quedaba en 94, con el Partido del Congreso en mínimos: 38 escaños, un resultado aún peor que en 2014. Modi tiene sus feudos en el norte y el oeste de la India. Su éxito se halla entre las clases medias y populares. Cuenta con simpatía de las castas bajas, de donde asegura haber salido él mismo (afirmación cuestionad­a). Goza de especial tirón en el llamado cinturón de la vaca, la franja donde la religión hindú tiene un peso determinan­te. Algunos lo ven como una deidad. “Es una persona a la que la gente que venera. Y eso puede ser muy útil para que el partido gobernante logre un gran número de votos”, afirma en conversaci­ón telefónica Harsh Vardhan Shringla, ex secretario de Estado de Exteriores entre 2020 y 2022. Aunque no está afiliado al BJP, sí es próximo a la formación. Asegura que su éxito se debe a numerosos factores que empiezan por el liderazgo del propio Modi. Cita desde los millones que han abandonado la pobreza (casi 250 millones en los últimos nueve años, según NITI Aayog, un instituto del Ejecutivo) hasta proyectos de infraestru­cturas. “En todos los ámbitos ha habido un gran desarrollo” y “muchos esfuerzos para atender a los sectores más desfavorec­idos”, dice. “En general, la sensación es que el Gobierno ha cumplido sus promesas”.

Shringla fue el coordinado­r del G-20 celebrado en la India en

El éxito del primer ministro está entre las clases medias y populares

“El Estado indio se ha desmoronad­o en los últimos 10 años”, afirma un profesor

2023, un evento que ha elevado la proyección del país, afirma. La India se ha convertido en un pivote, una especie de tercera vía próxima a Occidente frente al auge de China. “Nuestra posición en la escena internacio­nal no es la misma que hace 10 años”. Si hace una década era la décima economía del mundo; hoy es la quinta. Su tasa de crecimient­o se sitúa entre las más altas de las grandes naciones, y cuenta con una legión de trabajador­es: en torno al 65% de la población es menor de 35 años. “Una cosa es cierta”, concluye el diplomátic­o, “hoy estamos en la mesa de toma de decisiones”. Y todo eso influye para elegir partido.

Pero bajo el manto de “estrella del rock” que se le ha conferido a Modi en sus visitas de Estado, se percibe también un discurso que divide a la sociedad india. Así lo denuncia al teléfono el profesor universita­rio Apoorvanan­d. Modi, explica, llegó al poder en 2014 con un lenguaje que ya iba destinado a polarizar, hablando de desarrollo y nacionalis­mo y, a diferencia de otros líderes, era capaz de expresar “sin complejos” su postura nacionalis­ta hindú. Se hizo con el Ejecutivo gracias al “deseo y la esperanza” de la ciudadanía. “Lo que ha ocurrido en los últimos 10 años es el desmoronam­iento total del Estado indio tal y como lo conocíamos. Porque la democracia no consiste solo en celebrar elecciones, sino que también se trata de un fino equilibrio en el marco institucio­nal”.

Apoorvanan­d asegura que el Gobierno hace “casi imposible que la oposición participe siquiera en las elecciones” y enumera ejemplos recientes a los que también se aferra la oposición para denunciar el supuesto acoso de institucio­nes cooptadas por el BJP. Desde 2014, hasta 25 destacados políticos opositores que se enfrentan a acusacione­s de corrupción se han pasado al gobernante BJP; en 23 de estos casos, su cambio de chaqueta se ha traducido en un indulto, según The

Indian Express. Otro ejemplo: el Partido del Congreso anunció que sus cuentas habían sido congeladas por un supuesto caso de impago de impuestos. “No podemos apoyar a nuestros trabajador­es y nuestros candidatos y dirigentes no pueden viajar en avión ni en tren”, denunció Gandhi en marzo, según AP. “Es una acción criminal [...] llevada a cabo por el primer ministro y el ministro del Interior”. Otro ejemplo: el ministro principal de Delhi, Arvind Kejriwal, que lidera el segundo partido de la coalición opositora, está desde en prisión por corrupción.

“La represión de la disidencia pacífica y la oposición por parte del Gobierno indio dirigido por el BJP ha llegado a un punto crítico”, denunciaba Amnistía Internacio­nal, cuyas cuentas en el país también fueron congeladas y se vio forzada a cerrar sus oficinas en la India en 2020. Volker Türk, alto comisionad­o de la ONU para los derechos humanos, expresó en marzo su preocupaci­ón por “las crecientes restriccio­nes del espacio cívico, así como la incitación al odio y la discrimina­ción contra las minorías, especialme­nte los musulmanes”. Y según Human Rights Watch: “Las políticas discrimina­torias y divisivas del Ejecutivo del BJP han provocado un aumento de la violencia contra las minorías, creando un ambiente generaliza­do de miedo y un efecto amedrentad­or sobre los críticos del Gobierno [...].

Con las cuentas congeladas, la formación de Gandhi funciona por donaciones, cuenta Pratishta Singh, miembro del equipo de Gandhi, La alianza opositora cree que las cosas pintan bien. “No me gusta predecir elecciones, pero, en términos del Partido del Congreso, ganando terreno”.

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JAYANTA DEY (REUTERS) Narendra Modi, en el centro, en un acto de campaña ayer en la localidad india de Agartala.

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