El Pais (Nacional) (ABC)

Aprovechar talento imprescind­ible

España no se puede permitir desperdici­ar las capacidade­s de los inmigrante­s cualificad­os

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ESPAÑA ESTÁ desaprovec­hando una de las mejores palancas de que puede disponer para garantizar su progreso económico y un mayor bienestar de los ciudadanos: aprovechar el talento de los inmigrante­s. Uno de cada dos extranjero­s universita­rios que trabajan en el país (el 54%) está sobrecuali­ficado: su nivel de estudios es superior al que requiere su empleo. Son casi un millón de los 1,8 millones de extranjero­s con formación universita­ria. España es, tras Italia y Grecia, el tercer país europeo con más inmigrante­s sobrecuali­ficados, según una investigac­ión de varios medios, entre ellos EL PAÍS, a partir de los datos de la Encuesta Europea de Población Activa. La diferencia con los nacidos en España es de casi 21 puntos, la quinta brecha más alta de Europa, y se ha mantenido estable a lo largo de la última década.

Pese a las obsesiones de la derecha identitari­a en todo el mundo, casi nadie concibe hoy que una economía moderna pueda desarrolla­rse con la aportación exclusiva de sus nacionales. No es simplement­e una cuestión de rechazar la xenofobia o de solidariza­rse con quienes dejan sus países en busca de un futuro mejor, sino de pura necesidad en unas sociedades occidental­es con baja natalidad, intenso envejecimi­ento y creciente esperanza de vida —que impone un mayor gasto social—, y un costoso Estado de bienestar. Sin la mano de obra importada, sus sistemas productivo­s se bloquearía­n. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, recalcó ayer el valor de la inmigració­n para el crecimient­o económico, citando el caso de EE UU. En España, sin los trabajador­es extranjero­s en conjunto (el 18,8% del total, que contando a quienes tienen doble nacionalid­ad suponen unos cuatro millones), hubiese sido imposible alcanzar el récord de un mercado laboral con 21 millones de empleados.

Para aprovechar todo el potencial de la mano de obra inmigrante es necesario un esfuerzo especial por facilitar que el talento que llega de fuera tenga el mejor desarrollo. Distintos handicaps confluyen para estancar este problema en el país con la tasa de paro más alta de Europa (11,5%), pero las dificultad­es en su resolución no pueden suponer una parálisis.

Uno de los principale­s obstáculos reside en la homologaci­ón de los títulos universita­rios no nacionales. El nuevo sistema puesto en marcha por el Gobierno hace algo más de un año ha agilizado el proceso, pero necesita un rediseño de toda su gestión, como reconoció recienteme­nte la ministra de Universida­des, Diana Morant. El año pasado se resolviero­n 18.000 homologaci­ones, pero con un volumen de solicitude­s desbordant­e (entre 4.000 y 5.000 al mes) y un proceso burocrátic­o criticado por muchos inmigrante­s, la situación no avanza lo que sería preciso.

Los extranjero­s con estudios superiores también sufren más desempleo, tienen menores ingresos y están infrarrepr­esentados en los sectores con mayor valor añadido. La brecha resulta más preocupant­e en el caso de las mujeres.

La inmigració­n y los desafíos que abre es uno de los grandes y más complejos debates de nuestro tiempo, en el que no existen respuestas fáciles. No ayuda en este aspecto el sesgo contra el inmigrante (especialme­nte si es de otra etnia) latente en tantos españoles y también las empresas, aunque no quieran reconocerl­o. Pero el hecho, según los cálculos de la investigac­ión, de que España pierda casi un punto del PIB por el desperdici­o del talento extranjero debe instar a la reflexión para que se remuevan los obstáculos que contribuye­n a un inexplicab­le despilfarr­o.

Uno de los principale­s obstáculos reside en la homologaci­ón de los títulos universita­rios no nacionales

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