Georgieva dice que la inmigración está actuando de motor en EE UU
La directora del FMI advierte de que hay mucho de lo que preocuparse en la economía mundial
Estados Unidos se ha convertido en el motor inesperado de la economía mundial. Mientras Europa renquea, la primera economía del mundo ha desafiado las expectativas y los presagios de recesión con una resistencia sorprendente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza las previsiones para Estados Unidos, mientras rebaja las de Europa. Su directora gerente, Kristalina Georgieva, señaló ayer que son tres los factores que están marcando la diferencia: la innovación, la inmigración y la energía.
“Estados Unidos se beneficia de la abundante mano de obra que cruza la frontera. Esto crea un problema político interno, y no todos los que cruzan aportan algo positivo a la economía, pero esa oferta de mano de obra también le da otra ventaja comparativa: los salarios no suben porque no hay una fuerte presión por falta de mano de obra”, señaló Georgieva en una rueda de prensa para presentar la agenda del FMI.
En cuanto a los otros dos factores, la economista búlgara indicó que en EE UU es más fácil convertir ideas innovadoras en empresas de éxito, mientras que en Europa aún “queda trabajo por hacer para dar rienda suelta a la innovación”.
Y en lo relativo a energía, EE UU ha batido un récord de exportaciones, mientras que Europa se ha visto penalizada por la carestía energética por la guerra de Ucrania, ya que su principal fuente de suministro barato era Rusia.
Georgieva subrayó que la economía mundial ha demostrado ser sorprendentemente resistente frente a las subidas de los tipos de interés y la inestabilidad geopolítica desatada por las guerras de Ucrania y Gaza. “A pesar de estos múltiples choques y de las restrictivas condiciones financieras, el crecimiento se mantiene firmemente en terreno positivo. Y hemos mejorado ligeramente nuestra previsión para este año hasta el 3,2%. Sin embargo, hay mucho de qué preocuparse”, añadió.
La directora gerente del FMI indicó que “la inflación ha bajado, pero no ha desaparecido”. En EE UU, señaló, “la otra cara de la moneda” de un crecimiento económico inesperadamente fuerte es que “se está tardando más de lo previsto” en controlar la subida de precios. Georgieva admitió que el debate sobre cuándo bajará los tipos la Reserva Federal de EE UU está dominando las reuniones del FMI. Y confesó que aún espera rebajas en 2024. Además, añadió, las perspectivas de crecimiento a medio plazo, en torno al 3%, son las más bajas en décadas, frenadas por una ralentización generalizada de la productividad.
Georgieva fijó tres prioridades del FMI. En primer lugar, reconstruir los colchones fiscales. “Llevamos mucho tiempo defendiendo que, mientras los bancos centrales persiguen el retorno de la inflación a su objetivo, pueden utilizar cierta ayuda del lado fiscal. Ahora la restricción fiscal se está volviendo aún más importante por derecho propio, porque la capacidad fiscal está agotada en la mayoría de los países”, afirmó.
La segunda es revivir el crecimiento a través de reformas estructurales. “El refuerzo de la gobernanza, la reducción de la burocracia, el aumento de la participación de la mujer en el mercado laboral y la mejora del acceso al capital son esenciales para el crecimiento, y más aún las reformas estructurales que aumentan la productividad y la inversión en capital humano, la transición ecológica y digital, con la inteligencia artificial ya sobre nosotros”, defendió Georgieva.
Una de las razones del lento crecimiento, subrayó, es la decepcionante mejora de la productividad. Aseguró que los países no habían encontrado la forma más eficiente de combinar trabajadores y tecnología, y que los años de bajos tipos de interés mantuvieron a flote “empresas no competitivas’’.
La tercera prioridad es renovar el compromiso del FMI con sus miembros, con apoyo financiero a los países que lo necesiten. por los conflictos geopolíticos. Por el contrario, parece que los ha sorteado, contra todo pronóstico. Las grandes economías han demostrado ser resilientes a la crisis energética y alimentaria ocasionada por la guerra de Rusia y Ucrania, así como al aumento de la inflación.
La mala noticia es que las perspectivas a largo plazo se han deteriorado. El crecimiento mundial caerá muy por debajo del promedio histórico del 3,8%. Según las previsiones del FMI, apenas se alcanzará el 2,8% a finales de 2029. Esta caída amenaza con revertir las mejoras de africanas y una asiática: Mozambique, Ruanda y Bangladesh. De hecho, las economías en vías de desarrollo suelen crecer a mayor ritmo que las grandes potencias.
Italia apenas crecerá tres puntos porcentuales si se toma como base el año pasado, mientras Japón subirá cuatro. Alemania tampoco destacará por sus grandes progresos. España se desenvolverá bastante mejor que sus vecinos. En lo que queda de década, crecerá 11 puntos, lo que le permitirá seguir reduciendo su deuda sin descuidar la inversión. Aun así, ocupa la 158ª posición de 187 países analizados.
La dirigente culpa del lento crecimiento a la escasa mejora de la productividad La economista destaca que el exiguo apoyo a la innovación castiga a Europa