Grecia será el primer país europeo que veta la pesca de arrastre en áreas protegidas
La UE y los ecologistas se apuntan una primera victoria en su lucha contra esta práctica
“¿Qué pensaría la gente si se permitiera a una compañía talar los árboles al ras en un parque nacional?”, se pregunta Enric Sala, fundador de Pristine Seas —una iniciativa de National Geographic dedicada a la protección del medio ambiente— cuando habla de la pesca de arrastre de fondo que se sigue desarrollando en muchos de los espacios protegidos del mundo. La Comisión Europea y las principales organizaciones ecologistas han puesto en el punto de mira esta técnica no selectiva de pesca que consiste en arrastrar por el fondo redes lastradas. Esta semana los activistas han obtenido una victoria: Grecia anuncia que vetará esta técnica en toda sus áreas marinas protegidas en 2030 —en el caso de los parques nacionales esa prohibición se adelantará a 2026—.
Es el primer país europeo que anuncia este compromiso, y para defender la medida el Gobierno griego argumenta que esta práctica “es la mayor amenaza para los hábitats marinos”. Vetarla es “la medida más eficaz para la preservación de la biodiversidad marina, la restauración de los ecosistemas marinos y la promoción de prácticas pesqueras sostenibles”, explicó el Ejecutivo del país durante la conferencia Our Ocean Conference, que se celebra esta semana en Atenas.
“Es de sentido común”, dice Sala sobre la prohibición. “No tiene ningún sentido permitir la pesca industrial, y la más agresiva de ellas es la de arrastre de fondo, en las áreas protegidas”, añade el investigador, que tiene varios trabajos publicados sobre el dióxido de carbono (CO₂) que se libera al remover los sedimentos de los fondos marinos. “Las redes aran el fondo del mar removiendo los sedimentos y liberando CO₂; más de la mitad del que se libera acaba luego en la atmósfera del planeta”, añade Sala. Es decir, termina contribuyendo al sobrecalentamiento del planeta.
No solo opina así Grecia, la Comisión Europea presentó hace poco más de un año un plan de acción de “protección y restauración de los ecosistemas marinos para una pesca sostenible y resiliente”. En ese documento resaltaba que “la pesca de arrastre de fondo” es “una de las actividades más extendidas y perjudiciales para el fondo marino y sus hábitats”. En su plan —en el que Bruselas también recalcaba que los océanos y sus sedimentos son un importante “sumidero de carbono”— se pedía a los Estados que “eliminen progresivamente la pesca de arrastre de fondo en todas las zonas marinas protegidas a más tardar en 2030”. Y todos los países debían presentar una hoja de ruta en ese sentido antes de abril de 2024.
“Muy pocos países han presentado esa hoja de ruta”, apunta Tatiana Nuño, de la organización Seas At Risk, que sigue desde Bruselas las políticas de protección del océano que aplica la UE. Nuño aplaude el anuncio de Grecia, pero reconoce que en la mayoría de los países están surgiendo problemas de coordinación entre los ministerios de Medio Ambiente —más proclives a seguir las recomendaciones de la Comisión para vetar la pesca de arrastre en las zonas protegidas— y los de Pesca —más volcados en defender los intereses del sector—. Esos conflictos se acentúan en un contexto de “reacción contra las regulaciones ambientales” como el que se está viviendo en una parte de la UE y con unas elecciones europeas a la vuelta de la esquina, opina Nuño.
Esta semana las organizaciones Marine Conservation Society, Oceana y Seas At Risk han difundido un informe en el que se resalta que en el 90% de las áreas marinas protegidas de la UE se practica la pesca de arrastre de fondo.
Las redes remueven el fondo del mar y liberan dióxido de carbono
La práctica se realiza en el 90% de las zonas marinas preservadas de la Unión