“Hay que cumplir los códigos del vestuario”
Araujo, en la picota tras la derrota frente al PSG, apuesta por la diplomacia y espera tener una conversación privada con Gündogan
“Prefiero guardarme lo que pienso. Hay valores y códigos de vestuario que pienso que hay que cumplir”. Breve y sin estridencias, Ronald Araujo contestó a Gündogan. No generar más polémica. “No es su estilo”, aseguran los que lo conocen. Pero sí quería dejar un mensaje. “Lo hizo con altura”, subrayan las mismas fuentes.
El martes por la noche, Araujo no podía dormir. Nada extraño en un futbolista, aún con la adrenalina de la competencia a cuestas. No era un día más para el uruguayo, la eliminación del Barça en los cuartos de final de la Champions League frente al PSG lo había dejado en la picota: en la de la afición y en la del vestuario. Él, en cualquier caso, todavía no lo sabía. Ignoraba las palabras de Ter Stegen —“no quiero decir que ha sido un fallo, quería ir a por el balón. Si pita falta tiene que expulsarlo. Y se puede señalar la falta a Araujo”, dijo el portero—, también las de Gündogan. “Si hubo falta es roja, eso seguro. Es duro decirlo, pero en estos momentos tan cruciales tienes que estar seguro de si vas a por el balón. Yo no sé si toca el balón o no. Prefiero darle a nuestro portero la oportunidad de salvarla o, incluso, hasta conceder un gol. Pero quedarte con uno menos tan pronto te mata en el partido”, dijo el exjugador del City.
Sin embargo, Araujo no podía desligarse de la culpa tras dejar a su equipo con 10 jugadores, expulsado en el minuto 29 tras una falta a Barcola. Cogió el teléfono y escribió a sus asesores. “Es tarde, Ronald. Intenta descansar. Mañana hablamos”, contestaron. Pero Araujo se desahogó. “El fútbol que me dio tanta alegría hoy me ha golpeado duro. Lamento mucho no poder darle esta alegría. Lo intentaremos de nuevo”, escribió en un borrador.
El miércoles compareció en la Ciudad Deportiva. El ambiente, según los presentes, era de cordialidad. “Es un vestuario unido”, explican desde el staff. El grupo azulgrana está dividido en tres: los extranjeros (Gündogan, De Jong, Christensen, Lewandowski y Ter Stegen), los jóvenes (Araujo, Balde, Pedri, Gavi, Fermín, Lamine, Cubarsí, Ferran y João Félix) y los que saltan de un bando a otro (Raphinha, Cancelo, Iñigo Martínez, Romeu y Koundé). Todos unidos por un capitán silencioso como Sergi Roberto, que hace de puente, simbolizado en que habla en inglés, castellano y catalán.
“La buena relación entre los jugadores, un grupo en el que no hay ningún líder claro y en el que todos se sienten importantes, fue una de las claves de la recuperación”, asegura uno de los responsables de la dirección deportiva. Al finalizar el entrenamiento regenerativo del miércoles, Araujo advirtió a los jefes de prensa del Barça que quería conservar su agenda y comparecer en la decimonovena edición del libro Relats Solidaris que se celebró este jueves. Fue, entonces, cuando volvió a hablar con su entorno para pulir el mensaje meditado la noche anterior. Entonces, apareció el nombre de Gündogan y su análisis público de la derrota, vacío de diplomacia. Araujo se mantuvo tranquilo: “Agradezco a todos aquellos que están incondicionalmente a mi lado, a mis compañeros que dejaron todo en el campo y a la hinchada que creyó hasta el final. Força Barça, por siempre”, añadió a su mensaje. Y lo publicó. Sus compañeros, liderados por Sergi Roberto, lo apoyaron.
Gündogan no dijo nada. Sí lo hizo su mujer. “Este hombre es un tipo que trabaja duro, y sus opiniones futbolísticas son sobre mejorar y está dándolo todo por su equipo... Su mentalidad es una mentalidad de triplete”, publicó la pareja del alemán en redes sociales. “Gundo no termina de entender el contexto de España. En Mánchester podía decir lo mismo y no pasaba nada. Aquí todo es diferente”, minimizan la situación desde el entorno del uruguayo.
La postura de Araujo ya la había dejado clara: “No me gustó, pero hablaré con él en privado”. Este jueves, el Barcelona no entrenó. “Ya estaba así programado”, explican en el club. Se verán este viernes. Uno de los líderes del grupo explica su impresión: “Son dos buenas personas que tienen distintas personalidades. Nada que no se pueda solucionar en un vestuario en el que siempre hubo buen rollo”. Deberá ser una solución exprés, el domingo el Barcelona viaja al Santiago Bernabéu.
El alemán calló ayer, pero habló su mujer: “Sus opiniones son para mejorar”
“Son buenas personas con distintas personalidades”, dicen en el vestuario