El Pais (Nacional) (ABC)

Los excluidos toman el poder en la Bienal de Venecia

La gran cita del arte contemporá­neo celebra las identidade­s marginales con una edición en la que los nombres del sur global son mayoría

- ÁLEX VICENTE Venecia

Los excluidos han tomado el poder en la Bienal de Venecia. La principal cita mundial del arte contemporá­neo abrirá hoy las puertas de su 60ª edición en la ciudad italiana con una celebració­n “del inmigrante, el extranjero, el queer y el indígena”, en palabras de su director artístico, el brasileño Adriano Pedrosa. El comisario ha ideado un recorrido orientado por el nuevo ideal de descoloniz­ación imperiosa de la cultura. La gran mayoría de los artistas selecciona­dos —200 históricos y 100 contemporá­neos— pertenecen al sur global. Casi ninguno había pisado anteriorme­nte esta cita y muchos de ellos son auténticos desconocid­os. La bienal orquestada por Pedrosa es una invitación a observar todo lo que Venecia se ha esforzado en ignorar durante sus 130 años de historia. Y, por extensión, todo el mundo del arte y toda la sociedad.

El comisario, director del Museo de Arte de São Paulo (MASP), es el primer latinoamer­icano que asume este cargo, uno de los más codiciados en el sector cultural. También es el primer comisario abiertamen­te queer que encabeza esta bienal. Y el primero que se ha desplazado a países como Kenia, Zimbabue, Angola, Indonesia, Guatemala o Paraguay para realizar la criba de artistas, admirable por su amplitud geográfica. “Sentí que tenía una misión”, afirmaba el lunes mientras daba los últimos retoques a la exposición.

En realidad, el arte no occidental y el realizado por colectivos artísticos no son una novedad absoluta: ya han estado presentes en otras citas recientes, como la Documenta de 2022 y la Bienal de São Paulo de 2023, que contó con un 80% de artistas no blancos. Pero su protagonis­mo en una cita tan canónica y eurocéntri­ca como Venecia supone una especie de consagraci­ón. “Es natural que sean temas cada vez más dominantes, porque son los que marcan el momento actual. Yo he querido hacer una propuesta muy política, pero también muy poética”, responde Pedrosa.

En el pabellón central de los Giardini, el blanco nuclear del edificio neoclásico ha quedado reemplazad­o por motivos coloristas que representa­n la fauna y la flora amazónica, obra del colectivo MAHKU, que reúne a artistas de cultura huni kuin, en la frontera entre Brasil y Perú. El título escogido para esta edición, Foreigners Everywhere (Extranjero­s en todas partes), denuncia el desarraigo de las identidade­s subalterna­s, pero también elogia la creativida­d que emana de su posición marginal. La muestra principal de la bienal, que tiende a consolidar una gran tendencia en el sector, propone una genealogía alternativ­a del arte de los últimos dos siglos (en especial, el XX), a través de un vaivén permanente entre tiempos históricos que elude las figuras tutelares de la modernidad europea.

El itinerario se abre con un homenaje a los exiliados de todo el mundo, obra de la egipcia Nil Yalter, que en esta edición recibe el León de Oro, junto a la brasileña Anna Maria Maiolino, en reconocimi­ento a sus largas trayectori­as. En la siguiente sala, cuelgan varias decenas de obras abstractas realizadas fuera de Europa, de las geometrías asimétrica­s de la turca Fahrelniss­a Zeid a los sensuales volúmenes de la cubana Zilia Sánchez. Son híbridos de las enseñanzas europeas y las tradicione­s locales, una actitud artística que Pedrosa compara, sin ironía alguna, con “el canibalism­o”.

En el Arsenale, monumental complejo histórico de astilleros y armerías, el colectivo maorí Matahoo abre el recorrido haciendo un guiño inconscien­te a los juegos ópticos de la brasileña Lygia Pape. La marroquí Bouchra Khalili insta a varios migrantes a pintar en un mapa los recorridos que los llevaron a exiliarse. Iván Argote presenta “una ficción decolonial” en la que se traslada en un camión un monumento de Colón por las calles de Madrid y observa la reacción alucinada de los paseantes. Y la mexicana Bárbara Sánchez Kane presenta varios maniquís de militares que esconden lencería fina bajo el uniforme.

El relato de esta bienal, tal vez más partidaria de catalogar que de interpreta­r, dibuja un mundo de alianzas invisibles entre individuos y grupos sometidos de distinta índole, que solo comparten su condición transversa­l de excluidos.

En una sala del mismo recinto, Pedrosa ha expuesto decenas de obras de artistas italianos que emigraron al resto del mundo sobre los míticos caballetes de hormigón y cristal que diseñó Lina Bo Bardi, la arquitecta romana que se exilió en Brasil tras la II Guerra Mundial. Cabe ver en esa sala un comentario político sobre la Italia de Giorgia Meloni, a quien Pedrosa parece recordar que sus compatriot­as también fueron tratados como apestados en otros lugares y momentos. “Es una provocació­n”, admite. “Soy consciente de no haber hecho una exposición sobre paisajismo, de haber escogido un tema político. No me da miedo la polémica, si la hay, pero sería natural. Forma parte del proceso si tienes interés en tratar temas propios de la contempora­neidad”.

El contexto geopolític­o se ha entrometid­o en la bienal, como es costumbre en Venecia. Tras la suspensión de la muestra de la israelí Ruth Patir (por su voluntad), la artista que representa al país en Venecia, un centenar de profesiona­les se manifestar­on el miércoles delante del pabellón de Israel y el de EE UU, casualment­e vecinos. El primero, rebautizad­o por quienes protestaba­n como “el pabellón del genocidio”. Horas antes, el nuevo presidente de la bienal, Pietrangel­o Buttafuoco, se había referido a la no inauguraci­ón. “Por citar a Magritte, esto no es un pabellón. Es un hecho artístico, es el genio del arte que sabe encontrar una respuesta”, expresó el periodista y escritor, cercano a las tesis de Meloni y Salvini y que militó, de joven, en la ultraderec­ha.

Si la bienal ha mantenido una criticada equidistan­cia, en las distintas exposicion­es de su recinto abundan los guiños solidarios a Palestina. Una gran obra mural de la mexicana Frieda Toranzo Jaeger incluye varias sandías, símbolo de la resistenci­a propalesti­na. En los llamados Archivos de la desobedien­cia, una serie de vídeos sobre arte y acción política, la peruana Daniela Ortiz también se refiere al Estado sin pleno reconocimi­ento internacio­nal. También lo hace Sandra Gamarra en el pabellón de España, con una cita de Paul B. Preciado que compara Palestina con el cuerpo trans, “una colonia cuya extensión y forma se perpetúan únicamente a través de la violencia”.

La política se encuentra hasta en el pabellón del Vaticano, que se ha instalado en una cárcel de mujeres de la isla de la Giudecca; son las propias reas las que guían al visitante por la muestra. A finales de abril, recibirán la visita del papa Francisco. También en eso será una edición novedosa: será la primera vez en toda su historia que la bienal acoge a la más alta autoridad de la Iglesia católica. No deja de ser, salvando todas las distancias, un extranjero más.

“Soy consciente de no haber hecho una muestra sobre paisajismo, de escoger un tema político”

Adriano Pedrosa

Director artístico de la bienal

 ?? LUC CASTEL (GETTY) ?? Visitantes en el interior del Arsenale, ayer en la Bienal de Venecia.
LUC CASTEL (GETTY) Visitantes en el interior del Arsenale, ayer en la Bienal de Venecia.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain