La flotilla a Gaza pide a Turquía que permita la partida de la ayuda humanitaria
Tres barcos fletados por ONG quieren llevar 5.000 toneladas de comida y material sanitario a Palestina
La Flotilla de la Libertad, una coalición que agrupa a una docena de organizaciones de diferentes países, ultima el acondicionamiento de tres barcos que pretende llegar a Gaza con más de 5.000 toneladas de ayuda humanitaria para romper el bloqueo israelí a la franja de territorio palestino. Cientos de activistas han llegado y llegarán durante el fin de semana a Estambul para embarcar en la Flotilla. Sin embargo, tras sufrir varios retrasos, la partida de la Flotilla es incierta y se desconoce si el Gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan permitirá que leve anclas.
“Estamos evaluando todas las circunstancias, que todas las instalaciones del barco estén listas, y las condiciones políticas aquí”, dijo ayer Ann Wright, coronel retirada y exmiembro del Departamento de Estado de EE UU, en una rueda de prensa en los astilleros de Tuzla (Estambul). No permitir que zarpe la Flotilla, equivale “a colaborar con el bloqueo ilegal de Israel a Gaza”, añadió la abogada y activista palestino-estadounidense Huwaida Arraf: “Y no creemos que eso es lo que quiera hacer el Gobierno turco”.
Los activistas de la Flotilla denunciaron que el bloqueo naval impuesto por Israel a Gaza desde 2007 es “una violación de la legislación internacional” que supone “un castigo colectivo” a la población civil y, por tanto, constituye un “crimen de guerra”. Y de ahí su intención de romperlo para llevar ayuda humanitaria y material sanitario.
Entre los principales promotores de esta Flotilla de la Libertad 2024 está la organización humanitaria turca IHH, de ideas islamistas, que Israel prohibió en 2008 por su supuesta vinculación a los Hermanos Musulmanes. En 2010, soldados israelíes asaltaron en aguas internacionales el Mavi Marmara, uno de los barcos que componían la flotilla fletada por IHH y otras organizaciones desde Turquía, matando a nueve activistas turcos. El incidente llevó a la ruptura en la práctica de las relaciones diplomáticas entre Turquía e Israel, que solo se retomaron con normalidad casi seis años después, cuando Israel pidió perdón por el asalto y se comprometió a pagar 20 millones de dólares a los familiares de las víctimas a cambio de que Turquía desistiese de procesar a los presuntos culpables. Pese a la rabia que despertó la actuación israelí, el Gobierno de Erdogan no permitió que una nueva Flotilla partiese en 2011 desde Turquía.
Entonces se probó a zarpar desde Grecia. Sin embargo, varios buques sufrieron sabotajes y el resto fueron bloqueados en puerto por las autoridades helenas. En años sucesivos se hicieron otros intentos, pero a todos se les impidió la partida o fueron interceptados por las autoridades israelíes.
“Una de las razones de esta rueda de prensa es asegurarnos de que el Gobierno turco sepa cuánta gente ha llegado ya [a Estambul] y de la importancia de esta misión. Así que apelamos a que permita a este barco partir”, dijo Wright a EL PAÍS, que atribuyó los retrasos a las presiones de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea a Turquía.