“No voy a apoyar a Trump, pero nunca podría votar a Biden”
El político republicano pide a Europa que confíe en su país e invierta más en Defensa
Mike Pence fue el segundo hombre más poderoso de Estados Unidos junto al que para muchos ha sido uno de los hombres más peligrosos del mundo durante su estancia en la Casa Blanca, Donald Trump. El exvicepresidente republicano (Columbus, 64 años) acabó apartándose del magnate reconvertido en político, una fractura que se convirtió en brecha tras el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 por parte de los seguidores de Trump que no aceptaron su derrota a manos de Joe Biden.
Pence ha dejado claro que no apoyará a Trump en su campaña. Aun así, en un breve encuentro con EL PAÍS en Bruselas, asegura que no se arrepiente de su mandato y que sigue pensando que el Partido Republicano debe volver al poder y reafirmar el “liderazgo americano” en el mundo, como lo llama. Pide confianza en su país, a pesar de todo.
“No creo que haya sido una sorpresa que, en vista de las diferencias que tuvimos, no vaya a apoyar a Donal Trump estas elecciones. Pero nunca podría votar por Joe Biden y voy a seguir siendo una voz de lo que considero que debe ser el Partido Republicano”.
Pence, que ha pedido públicamente la aprobación del multimillonario paquete de ayuda a Ucrania, Israel y Taiwán, se ha visto confrontado una y otra vez en Bruselas con el escepticismo y nerviosismo de Europa por el remoloneo republicano y, también, por la posible vuelta a la Casa Blanca de Trump.
Visiblemente sorprendido y hasta molesto por las dudas europeas ante su país, Pence no ha escatimado esfuerzos por intentar asegurar a los tradicionales aliados que pueden seguir contando con Estados Unidos pase lo que pase en las urnas norteamericanas en noviembre.
“Nuestros aliados europeos deberían confiar en los estadounidenses”, asegura. “Creo que la mayoría de los estadounidenses sabe que tenemos un papel único como líder del mundo libre. Y aunque tenemos desafíos en casa (…), creo que lo que se verá este fin de semana es que la mayoría de los congresistas apoyarán la financiación de Ucrania, Israel y Taiwán y que también adoptarán una posición firme ante China obligándola a vender TikTok. Van a elegir ser Churchill, no Chamberlain. Y eso va a reafirmar nuestro compromiso como líder del mundo libre”, confía.
Es el mismo mensaje que transmitió el ultraconservador —considera que Trump no ha ido lo suficientemente lejos para restringir el aborto (él habla de la “santidad de la vida humana”)— durante una charla por el laboratorio de ideas German Marshall Fund (GMF) en la capital belga el jueves. Lo repitió ante el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, un día más tarde. “Apoyo su llamamiento al Congreso para que envíe un mensaje claro al pueblo ucranio y al mundo”, replicó el belga. “Ya es hora”, urgió el europeo en las redes sociales.
Lo de ser recibido con recelo en Europa no es nuevo para Pence. Tal como recordó en la charla en el GMF, su primer viaje como vicepresidente fue a la Conferencia de Seguridad de Múnich. “He estado en neveras más cálidas”, dijo entre risas. Ya entonces, y ahora, considera que Europa no entendió la estrategia del Gobierno de Trump de presionar —amenazar, que dirían algunos— a los aliados transatlánticos para forzarles a invertir más en defensa.
“Cuando llegamos al poder, solo dos países de la OTAN cumplían el compromiso de gastar 2% de su PIB en defensa. Cuando nos fuimos, muchos aliados estaban en vías de cumplirlo o incluso superarlo”, destaca en defensa de lo que llama una política de “amor duro”. Una estrategia, afirma, que “sentó las bases para que los aliados estuvieran mejor preparados para apoyar a Ucrania tras la invasión rusa”. Así que, concluye, “mientras mantengamos las promesas que nos hacemos, creo que el futuro de la OTAN, el futuro de la libertad, es brillante”. ¿Incluso con Trump?