Cuento japonés bajo cerezo en flor

VLa pequeña sala Heartbreak Hotel se ha convertido en el lugar donde Àlex Rigola pone en práctica su teoría teatral. Esto es, una concentración absoluta en la palabra, una ausencia total de artificio. Un único y bello cerezo en flor (obra de Patricia Albizu) preside el escenario o, mejor dicho, el espacio que separa la primera fila de la pared posterior de esta coqueta caja escénica que comparten actores y público. Rigola ha adaptado y dirigido la novela breve de Aki Shimazaki Luna llena, una historia de demencia y amor contada con la elegancia de la mejor caligrafía japonesa. Fujiko y su marido, Tetsuo, viven en una residencia para la tercera edad desde que ella ha empezado a padecer alzhéimer. Se han amado, adivinamos, con la apacible calma de un lago lleno de carpas, pero un buen día ella ya no recuerda quién es el hombre que está en su habitación. Pide camas separadas y un biombo para tener un poco de intimidad.

La regresión a la infancia propia del alzhéimer convierte, como por arte de magia, a Fujiko y a Tetsuo en dos jóvenes enamorados, en una delicada recreación de su relación amorosa. Es ahí cuando entran en juego los secretos y las mentiras del pasado: las patologías mentales hacen que todo salga a la luz, tengan cuidado. Andreu Benito se encuentra comodísimo en el Heartbreak Hotel (su segundo hogar, después de L’home de teatre): la cercanía y la calidad del silencio de la sala permiten que el gesto o la inflexión de voz más sutil adquieran gran expresividad. Lluïsa Castell nos vuelve a demostrar que es una grandísima actriz, porque solo las más grandes crean personajes con la única ayuda de su expresión corporal. Sin ningún tipo de manierismo (ni pieza de vestuario, recordemos que los actores visten su ropa), vemos con nuestros propios ojos a una adorable anciana.

Miranda Gas y Pep Munné secundan muy bien a la pareja protagonista, interpretando varios papeles. El riesgo de acabar haciendo un audiolibro se salva gracias a la buena interpretación del cuarteto, y el espíritu minimalista de la sala y de esta puesta en escena convierten una mano iluminada en la pared en todo un acontecimiento. Más japonés, imposible.

Lluna plena

Texto: Aki Shimazaki

Dirección: Àlex Rigola. Heartbreak Hotel. Barcelona. Hasta el 2 de junio