El Pais (Nacional) (ABC)

Lo duro viene después de las vascas

El Gobierno se rearma para una semana frenética con Illa y Koldo en las Cortes en el arranque de la campaña catalana Sumar se queja de parálisis, pero Sánchez multiplica sus movimiento­s

- CARLOS E. CUÉ

El nivel frenético en el que se ha instalado la política española hace que unas elecciones históricam­ente decisivas como las vascas ahora sean vistas con cierta calma, sobre todo si se compara con lo que viene después. Nadie prevé que el resultado de esta noche pueda alterar la mayoría que apoya al Gobierno. Según coinciden fuentes nacionalis­tas, de la izquierda abertzale y socialista­s, no habrá temblor en el Congreso. El PNV confía en poder seguir gobernando con apoyo del PSE; y Bildu, sea o no primera fuerza, ha asumido que los socialista­s no le darán el poder y tiene decidido mantener en cualquier caso el apoyo al Ejecutivo de Pedro Sánchez, también si hubiera Presupuest­os. Por eso en los centros de decisión de la política española ya no se mira tanto a las vascas, sino a lo que viene después.

Sin tiempo siquiera para digerir el resultado, arranca una semana de vértigo en la que mañana competirán en atención Koldo García, epicentro del escándalo de corrupción que más daño le ha hecho al Gobierno, que comparecer­á en el Senado, y Salvador Illa, candidato del PSC y exministro de Sanidad. El PP ha intentado desgastar a Illa convocándo­lo el miércoles al Senado, pero el PSOE se ha adelantado y lo lleva el lunes al Congreso para dar el primer golpe.

El veterano exministro, que en pandemia mostró una gran resistenci­a en todas las sesiones parlamenta­rias en las que la oposición intentó golpearlo, tratará de darle la vuelta a la estrategia del PP y aprovechar las dos comisiones de investigac­ión como un foco para su propia campaña catalana. Illa buscará demostrar que no hubo ninguna irregulari­dad en los contratos que él impulsó, y que el caso Koldo está muy circunscri­to al Ministerio de Transporte­s y a las mordidas que se llevó presuntame­nte el que fuera uno de los principale­s colaborado­res de José Luis Ábalos, apartado del PSOE por este escándalo.

Sánchez ha puesto todas sus bazas en las elecciones catalanas. Si salen mal, el Gobierno entraría en una inestabili­dad difícil de superar. El presidente insiste en que no convocará comicios generales anticipado­s en ningún caso y agotará la legislatur­a, pero un fiasco en Cataluña sería demoledor para su estrategia y le condenaría a una agonía de difícil solución. Por el contrario, las expectativ­as que manejan en La Moncloa son muy buenas. Creen que es posible lograr que el independen­tismo no sume mayoría, algo que sería un hito que refrendarí­a la política de Sánchez: si el choque que eligió el PP hizo crecer más que nunca al independen­tismo, la política de diálogo del PSOE habría logrado acabar con esa mayoría secesionis­ta que conservaro­n incluso en los momentos más difíciles.

El PP también prevé un muy buen resultado en las catalanas, donde se quedará con todo el voto de Ciudadanos y una parte de Vox, pero en el PSOE creen que si Illa saca una gran distancia al segundo, sea ERC o Junts, el golpe sería muy fuerte e incluso podría permitirle gobernar, si los independen­tistas quedan tocados y no se animan a forzar una repetición electoral que nadie descarta.

Lo que nadie aclara en La Moncloa ni en el PSOE es cómo van a evitar que lo que es bueno para Illa, esto es un buen resultado del PSC y una gran debilidad de los independen­tistas, no suponga un problema grave para Sánchez: la reacción de ERC y Junts en el Congreso será impredecib­le después de un mal resultado. En el PSOE lo ven de otra manera: para ellos la prioridad es sacar un resultado extraordin­ario en Cataluña para animar así a su electorado, que se ve claramente desmoviliz­ado en las encuestas, para las europeas de junio, en las que el PP se ha volcado para dar la puntilla al Gobierno.

En La Moncloa insisten en que este ciclo acelerado de tres elecciones “ordenará” la política española, y lejos de complicar la situación del Gobierno, la estabiliza­rá con un año y medio por delante sin ninguna cita con las urnas. “El PP ha apostado todo a que esto se hunde y la legislatur­a no arranca. Pero no es así. La economía va como un tiro, metemos temas todas las semanas en Consejo de Ministros: vivienda, sanidad... seguimos adelante y el discurso de oposición se agota. Tenemos tiempo”, resumen en el sector socialista del Ejecutivo. Sánchez también está jugando su baza internacio­nal para darle cierta normalidad a la legislatur­a y salir de la excepciona­lidad en la que quiere instalarse la oposición. No está previsto que el reconocimi­ento de Palestina vaya este martes al Consejo de Ministros, pero es inminente. El presidente multiplica además sus movimiento­s, con anuncios constantes y visitas a lugares simbólicos, desde Cuelgamuro­s a la antigua fábrica Nissan, ahora recuperada por un acuerdo entre la china Chery y Ebro para construir vehículos eléctricos.

En Sumar se quejan de que La Moncloa está siendo demasiado prudente y el Gobierno se queda muy lejos del ritmo de reformas de la anterior legislatur­a. Creen que fue un error renunciar a los Presupuest­os, porque no está escrito que vaya a ser más fácil cerrarlos después de las catalanas que antes. Y ven que el ambiente tóxico del Congreso perjudica especialme­nte a la izquierda. En Sumar temen que el PSOE se centre para las europeas en su combate a cara de perro con el PP y deje en segundo plano la gestión. “La gente progresist­a asumió la amnistía a cambio de una intensa agenda social. Pero si el foco está todo en la guerra PP-PSOE y no se acelera esa agenda, el electorado progresist­a se enfada”, resumen desde el grupo de Yolanda Díaz.

Los socialista­s niegan este parón del Gobierno que critican en Sumar, que tiene en la reducción de la jornada laboral su gran hito de la legislatur­a, como antes lo fue la reforma laboral, pero en cualquier caso los dos miembros de la coalición confían en que aún hay mucho tiempo para desarrolla­r la agenda cuando acabe este ciclo electoral. En la oposición están convencido­s de que Sánchez saldrá más débil de lo que entró en esta vorágine de comicios, sobre todo después de las europeas.

En La Moncloa lo ven al revés. El tiempo, insisten, juega a su favor porque Sánchez es el único que puede forzar unas elecciones, no hay moción de censura posible y todos los grupos de la mayoría siguen teniendo muchos más incentivos para negociar con el PSOE que para abrir la puerta a un Gobierno del PP con Vox. Y además, y muy importante para ellos, la economía sigue dando buenas noticias. Pero para llegar ahí, aún quedan un mes y medio electoral en el que todos los planes políticos pueden cambiar con el voto de los ciudadanos.

Un fiasco en Cataluña el 12 de mayo sería demoledor para la estrategia del PSOE

El PP pone todas sus bazas en las europeas de junio para dar la puntilla al Ejecutivo

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ARNAITZ RUBIO (EP) Salvador Illa, el jueves en un acto electoral del PSE en Eibar (Gipuzkoa).

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