El Pais (Nacional) (ABC)

Junts y PSC arrinconan a ERC ante el 12-M

El arranque de la campaña de las elecciones catalanas está marcado por la polarizaci­ón entre el favorito de los sondeos, Salvador Illa, y las ansias de protagonis­mo de Puigdemont, que desplazan a Aragonès

- C. S. BAQUERO / MARC ROVIRA

Quedan cinco días para que comience la carrera electoral en Cataluña y la precampaña, tan inesperada como el propio adelanto electoral, ya permite esbozar el tablero en el que se desarrolla­rá el último tramo hasta el 12-M. El principal afectado por el dibujo es el president y candidato Pere Aragonès. El republican­o tendrá que emplearse a fondo si quiere hacerse oír en un escenario polarizado en torno a sus dos principale­s rivales, el socialista Salvador Illa y el candidato de Junts, Carles Puigdemont. Los planes iniciales de ERC de ceñirse a vender la obra del Govern y exhibir perfil institucio­nal, chocan con el vacío al que sus dos rivales han condenado a los republican­os: Illa, evitando personaliz­ar sus críticas en los independen­tistas; y Puigdemont, ungiendo al socialista como el rival a batir.

Las elecciones catalanas de febrero de 2021, celebradas en plena pandemia de covid-19, dejaron un triple empate. Entonces, el PSC fue la fuerza más votada (652.858 sufragios) pero ERC le igualó en número de escaños (33), pese a tener 49.000 votos menos. El partido fundado por Puigdemont ocupó el tercer puesto, con 32 escaños y a poco menos de 36.600 votos de sus exsocios de Esquerra. Illa ni siquiera pudo explorar alianzas porque el dominio aritmético del bloque independen­tista se repitió en unos comicios con la participac­ión más baja de la serie histórica (51,4%).

La foto en precampaña, pendiente aún de una encuesta que refleje el efecto Puigdemont, certifica la tendencia de Illa en primera posición, ganando distancia sobre el pelotón, mientras las dos formacione­s independen­tistas se enzarzan por ver quién ocupa el segundo lugar. Pero para ERC y Junts, el 12-M no va solo del resultado global, sino de cuál de los dos consigue la primacía independen­tista, un frente de batalla extra. A diferencia de 2021, ambas formacione­s comparten el mismo carril de la negociació­n con el Gobierno central. Estos comicios son los primeros tras el giro de guion del fundador de Junts cuando en noviembre votó a favor de investir a Pedro Sánchez tras cerrar el acuerdo sobre la amnistía.

Tanto en Junts como en ERC creen que el caso Koldo afectará negativame­nte las expectativ­as “infladas” del PSC. Illa acabará la precampaña comparecie­ndo ante el Congreso y el Senado en las comisiones de investigac­ión sobre la compra de mascarilla­s durante la pandemia de la covid, pero en su partido creen que su comparecen­cia le puede resultar favorable. El otro objetivo del candidato socialista es que cale su discurso sobre acabar con la “década perdida” en Cataluña.

“Estamos como estamos después de 10 años de gobiernos compartido­s entre ERC y Junts. El balance no puede ser peor, 10 años de gobiernos independen­tistas”, decía el candidato hace un mes, en el Congreso del PSC. Illa opta estos días por poner en el mismo saco a sus rivales, sin nombrar a nadie. La estrategia de combinar crítica y responsabi­lidad al negociar con el Govern, que ha exhibido toda la legislatur­a, parece ser avalada por los votantes, según las encuestas.

Pere Aragonès, en tanto presidente de la Generalita­t, también ha optado por un papel alejado del cuerpo a cuerpo. Se ha centrado en situar al PSC como su gran rival, contraponi­endo su obra de gobierno con lo que podría deparar el aterrizaje de un Ejecutivo socialista. Pero, el 8 de abril, la petición de Junts de que el debate electoral de TV-3 se celebrara en Francia, donde vive ahora Puigdemont, dio un giro a la estrategia de ERC. Sobre el expresiden­t aún existe una orden nacional de detención, por lo que no puede pisar España. Illa ignoró la petición, pero Aragonès la aceptó rápidament­e. En su equipo creen que tras la euforia al conocerse su decisión de ser candidato por Junts, el efecto Puigdemont se irá desinfland­o en campaña por su falta de propuestas. Por ello defienden buscar el cara a cara con él,

Los nacionalis­tas creen que el ‘caso Koldo’ penalizará al socialista

El ‘expresiden­t’ se presenta como salvavidas del independen­tismo

que Puigdemont ha desdeñado. “Ha sido un gran error estratégic­o, pues así le das legitimida­d a Puigdemont”, opina Ernesto Pascual, profesor de Ciencia Política de la Universita­t Oberta de Catalunya. Con Illa aún sin entrar en el cuerpo a cuerpo con sus rivales, cree el experto, el movimiento deja al republican­o en una posición de cierto seguidismo ante el expresiden­t.

“Aragonès e Illa ponen el peso del discurso en la gestión. Illa podrá sonar más creíble pero no ha gobernado, mientras que Aragonès ha de pagar ese desgaste”, opina el politólogo y profesor lector de la UAB Marc Guinjoan. El experto opina que la obra del Govern no ha conseguido que calara en la ciudadanía. La decisión de Aragonès de aceptar el debate con Puigdemont se explica en parte para intentar mostrar que hay partido. “El proyecto de Salvador Illa es España y el de Carles Puigdemont es Carles Puigdemont”, fue la idea con la que debutó en campaña el propio president, el día 13.

Una de las grandes incógnitas es el papel que desempeñar­á el presidente de ERC, Oriol Junqueras. “Ahora, si ERC quiere atacar a Puigdemont, lo tendrá que hacer desde un valor superior o igual al suyo y eso solo lo ofrece Junqueras”, cree Pascual. En la dirección de campaña de ERC descartan un reparto de papeles.

En Junts dan por hecho el triunfo sobre ERC. La formación posconverg­ente prioriza quedar por delante de los republican­os para poder tener ventaja a la hora de fijar las condicione­s de la negociació­n. “Hay que elegir entre un Govern liderado por Puigdemont o Illa”, repite Albert Batet, director de campaña del expresiden­te catalán. La idea de los estrategas del partido es que el choque a dos con Illa incentiva la movilizaci­ón de un voto útil en favor de Puigdemont.

Junts se presenta así como el salvavidas del independen­tismo para retener la Generalita y abunda en la idea de que la gestión de Esquerra ha desembocad­o en “un Govern débil, sin rumbo, que genera un estado de desconfian­za y desilusión colectiva”.

La prioridad de Puigdemont ha sido articular una lista que escape de las costuras del partido, e incluir a personas independie­ntes que ayuden a difundir la idea de candidatur­a transversa­l. “Una candidatur­a de país, no de partido”, repite Puigdemont.

“Hay que recuperar la ambición y el liderazgo”, subraya Batet. Uno de los mantras que ha repetido Junts en el Parlament es que Esquerra no saca ningún rédito para Cataluña de su buena relación con el Gobierno. Esa idea se va a reiterar durante la campaña: “Hay que hacerse respetar ante el Gobierno, negociar bien y de tú a tú con el Estado, y que se cumplan los acuerdos”, manifiesta el director de campaña de Puigdemont.

 ?? GLÒRIA SANCHEZ (EP) ?? Carles Puigdemont, con Jordi Turull, a la izquierda, ayer en un acto de Junts en Amélie-les-Bains-Palalda (Francia).
GLÒRIA SANCHEZ (EP) Carles Puigdemont, con Jordi Turull, a la izquierda, ayer en un acto de Junts en Amélie-les-Bains-Palalda (Francia).
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain