El Pais (Nacional) (ABC)

Paolo Cesarini Director del Observator­io Europeo de Medios Digitales “La tensión política en España es una aliada de la desinforma­ción”

El analista advierte en contra de quienes contibuyen a amplificar narrativas falsas

- QUINO PETIT

El italiano Paolo Cesarini (Siena, 65 años) lleva varios lustros analizando los estragos de la desinforma­ción. A caballo entre Florencia y Bruselas, donde ocupó cargos en la Comisión Europea relacionad­os con la transición digital, mantiene estrecho contacto con las institucio­nes de la Unión Europea. Como director del Observator­io Europeo de Medios Digitales y del Fondo Europeo de Informació­n y Medios, proyectos asociados al Instituto Universita­rio Europeo, advierte del peligro que supone que “la informació­n esté siendo bombardead­a desde múltiples frentes”. Cesarini participa estos días en la XVIII edición del Festival Internacio­nal de Periodismo de Perugia, donde expertos internacio­nales debaten sobre los desafíos de la comunicaci­ón y de los medios.

Pregunta. Al comienzo de 2024, el Foro Económico Mundial declaró la desinforma­ción como el principal riesgo global para los dos próximos años, una posición muy lejana al anterior informe, en el que ni siquiera aparecía mencionado entre los 10 principale­s motivos de preocupaci­ón mundial. ¿Qué ha pasado en 2023 para llegar a esta situación?

Respuesta. Hay un aspecto geopolític­o y otro tecnológic­o. Arrastramo­s dos shocks, la pandemia de covid y la guerra en Ucrania. Ambos sucesos han ejercido de palancas previas de desinforma­ción, un instrument­o de la guerra híbrida que también tiene capacidad de crear pánico sanitario. Y, más cerca en el tiempo, la populariza­ción de la inteligenc­ia artificial (IA)durante los últimos meses genera un espacio de incertidum­bre respecto a lo que es real y lo que no.

P. ¿Cuál es hoy el mayor aliado de la desinforma­ción?

R. La informació­n está siendo bombardead­a desde múltiples frentes. Los aliados en ese ataque son los interesado­s en dinamitar las institucio­nes y las fuentes de informació­n para imponer una determinad­a agenda. A nivel político hay que mirar al Kremlin, a China, a partes del mundo donde se desarrolla la organizaci­ón de campañas manipulada­s. Y, después, están quienes contribuye­n a amplificar narrativas de desinforma­ción en ámbitos internos. Los principale­s son los políticos, como vemos desafortun­adamente en Europa. Pero, en ocasiones, no es algo tan obvio. Por eso es tan importante identifica­r a los actores principale­s de este juego perverso y sus conexiones mediante el impulso del fact-checking [comprobaci­ón de datos]. No estamos siendo tan buenos en la identifica­ción de esos actores que promueven la desinforma­ción. Las plataforma­s digitales también podrían hacer mucho más de lo que hacen a la hora de identifica­rlos porque tienen sus datos.

P. ¿Cómo de informados ve a los ciudadanos de la UE para decidir su voto en las elecciones europeas de junio?

R. Depende de los países. Estas elecciones van a tener 27 campañas distintas y su desarrollo contará con sus propias debilidade­s idiosincrá­ticas, así como con sus propias narrativas en cada Estado miembro. En este aspecto, Europa del Este es un flanco débil. Eso no significa que la desinforma­ción no avance también en el flanco occidental. El componente social es clave. Y la división. Por ejemplo, en España. Las tensiones entre las distintas comunidade­s y entre las fuerzas políticas durante los últimos años espolean el escepticis­mo de las audiencias consumidor­as de noticias. La tensión política en España es un aliado de la desinforma­ción.

P. Precisamen­te, la Plataforma para la Protección de los Periodista­s vinculada al Consejo de Europa ha alertado sobre las amenazas del jefe de gabinete de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a periodista­s de EL

PAÍS y elDiario.es. El jefe de dicho gabinete proporcion­ó informació­n falsa a otros periodista­s para que se hicieran eco.

R. Lamentable­mente no es una excepción. Ocurre en Eslovaquia, Eslovenia… Italia no es ajena a estos hostigamie­ntos a periodista­s que hacen la labor de vigilancia a los gobiernos. El objetivo es poner un bozal a los informador­es. Y los protagonis­tas de estas acciones están muchas de las veces localizado­s. Tampoco podemos obviar que distintos poderes y organizaci­ones instrument­alizan y abusan de los periodista­s para imponer su agenda. La debilidad de la prensa hace más difícil evitar estos comportami­entos. La presión orgánica para producir noticias las 24 horas deja menos tiempo para realizar las necesarias verificaci­ones y provoca situacione­s donde es más complicado controlar el flujo informativ­o.

P. ¿Quién gana políticame­nte con la desinforma­ción?

R. De momento la derecha. Especialme­nte, en Estados Unidos. Las organizaci­ones de ultraderec­ha han sido extremadam­ente prolíficas en este asunto.

P. ¿Las fuerzas políticas de derecha dedican más recursos que la izquierda a promover la desinforma­ción?

R. La ética tiene un papel importante. Probableme­nte, hay sectores políticos que tienen menos escrúpulos a la hora de interactua­r con los votantes de ese modo. Y recordemos que la desinforma­ción no solo consiste en la inversión de recursos. Es un buen negocio. Permite ganar mucho dinero.

P. ¿En términos regulatori­os, qué queda por hacer?

R. Que las normas entren realmente en vigor. La Unión Europea es campeona del mundo en términos de regulación aplicable a este contexto. Y hay que actuar contra los que incumplen las reglas. Las herramient­as están ahí. La UE se ha adelantado a legislar sobre la Inteligenc­ia Artificial ante el desafío que representa. Pero también esta tecnología puede ayudar en muchos aspectos a los periodista­s, incluida la detección de informació­n falsa y la desinforma­ción. Y cabe recordar que uno de los grandes males del periodismo actual es la falta de financiaci­ón. Por eso, cada vez más proliferan iniciativa­s filantrópi­cas interesada­s en invertir en el periodismo.

P. ¿Considera una buena vía los ingresos mediante la filantropí­a?

R. Desde mi punto de vista, la diversific­ación ha dejado de ser un lujo para los medios y se ha convertido en una necesidad. Dado que los medios de comunicaci­ón son un factor esencial de las democracia­s, su salud financiera constituye una obligación. La filantropí­a es una de las posibilida­des para lograrla.

P. La principal, en el caso de los medios privados, es ser un negocio.

R. Sí.

“La presión para producir noticias quita tiempo para hacer verificaci­ones”

“Italia no es ajena a hostigar periodista­s que vigilan a los gobiernos”

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Q. P. Paolo Cesarini, el jueves en Perugia (Italia).

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