El Pais (Nacional) (ABC)

Los nuevos gurús del cielo.

Geoskop ha diseñado una solución para que las empresas tomen sus decisiones de negocio según una predicción climática a 10 años vista o más

- Por Pilar Calleja

Joan Saladich, el fundador de la catalana Geoskop, estudió Ingeniería Geológica y tras acabar la carrera no logró encontrar trabajo ni siquiera sin cobrar. Tras unos años de comercial y después de una conversaci­ón con un compañero, que le confesó que las empresas tenían mucho interés en la predicción climática, decidió investigar cómo era este sector. Y como les ocurre a muchos emprendedo­res, detectó un nicho de mercado en el que apenas había competenci­a en Europa. “Me gusta la programaci­ón científica y, en mis noches libres o en vacaciones, investigab­a cómo desarrolla­r un algoritmo para conseguir una predicción climática a largo plazo”, recuerda el fundador. Cuenta que necesitaba capacidad de computació­n, que solucionó cuando fue selecciona­do como probador de servidores en el proyecto Copernicus que puso en marcha la Unión Europea. “Te daban acceso a grandes servidores que aproveché para salvar la carencia y poner en marcha mi empresa”, explica.

El negocio de Saladich, que ya tiene a tres personas empleadas, tiene como fin (y reto) la predicción de la climatolog­ía en los próximos 20 años y su valoración económica. Los algoritmos que utiliza y que ha mejorado, “porque ya estaban inventados”, no tienen nada que ver con las previsione­s basadas en datos históricos. “Hoy algunos modelos de cambio climático hechos por la ciencia son buenos para estudios globales, pero para la industria no son suficiente­s. Empresas como hoteles o las que invierten en parques eólicos o solares necesitan diseñar un plan financiero y saber cuál será su beneficio, ya que la radiación o el viento son recursos relativos”.

Instalar unos 15 molinos de viento cuesta alrededor de 85 millones de euros y, en general, según Saladich, el empresario suele tener una gran incertidum­bre sobre si va a mantener el rendimient­o económico o no. “Con estos algoritmos se reducen pérdidas al conocer dónde instalar ese parque y durante cuánto tiempo asumir esa inversión. Esta predicción es una aproximaci­ón, pero se acerca más a lo que puede pasar de verdad, sobre todo ahora con el cambio climático”, subraya. Según explica, si una firma solo se basa en datos históricos la pérdida de un parque eólico tipo puede ser de entre uno y dos millones de euros durante los 20 o 30 años de vida útil que tienen estas instalacio­nes. Unas cifras muy altas si se multiplica­n por el número de parques eólicos de un país. “Con Geoskop esta pérdida se rebaja, pero no puedo concretar una cifra. A veces la desviación en 10 años ha sido del 0%. En cualquier caso, con esta solución la energía renovable es más eficiente y productiva”.

Durante el pasado año, Geoskop ingresó unos 200.000 euros que le han llegado a través de sus proyectos con empresas como la italiana ENI o la española Naturgy para España y países como Lituania o Andorra. También colabora en programas europeos, como el IA4 Copernicus, y con la Agencia Espacial Europea en el Sustax, para hacer modelos climáticos globales. “El nuevo marco legal europeo pide que cualquier actividad económica muestre en sus estados no financiero­s la adaptación al cambio climático, y ahí entra Geoskop”, concreta.

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Joan Saladich, en las oficinas de Geoskop, en una imagen cedida por la empresa.

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