El Pais (Nacional) (ABC)

Siedlce, el bastión que Ley y Justicia logra recuperar

Los sondeos consolidan el poder municipal de Coalición Cívica en las grandes ciudades polacas en la segunda vuelta de las elecciones locales, en las que se dirimen casi 750 alcaldías

- GLORIA RODRÍGUEZ-PINA

El día amaneció gris en Siedlce. La ciudad, de unos 77.000 habitantes, está solo a unos 100 kilómetros al este de Varsovia, pero la distancia que la separa de la capital liberal parece inmensa. Desafiando el axioma polaco que asegura que el ultraconse­rvador Ley y Justicia (PiS) no tiene posibilida­des de gobernar en las ciudades, el partido de Jaroslaw Kaczynski logró ayer recuperar este antiguo bastión suyo y demostrar que resiste, según los primeros resultados, con más del 95% del escrutinio.

Salvo casos particular­es como el de Siedlce, lo previsible es que el partido de centrodere­cha del primer ministro, Donald Tusk, consolide su poder municipal. El dirigente fue celebando en la red social X a medida que fue sumando victorias según los sondeos a pie de urna o resultados parciales del escrutinio de las 748 alcaldías que quedaron pendientes de la primera vuelta. En aquella ocasión, Coalición Cívica (KO) arrasó en algunas de las principale­s capitales, como Varsovia y Gdansk.

En las grandes ciudades que se dirimían ayer, como Cracovia, Breslavia y Rzeszów, los sondeos a pie de urna de Ipsos daban la victoria a los candidatos de KO o los apoyados por ese partido. En el caso de Cracovia, el margen era estrecho y se esperaba una noche larga, como había augurado unos días antes en su despacho el politólogo de la Universida­d de Varsovia, Bartlomiej Biskup.

“No ha sido una campaña fácil para Coalición Cívica. Estaban sorprendid­os porque esperaban quedar en primer lugar”, explicaba Biskup sobre los resultados del partido de Tusk en las regionales del 7 de abril y la primera vuelta de las municipale­s. La formación ayer cogió aire, pero hace dos semanas esperaba haber dado el sorpasso a los ultraconse­rvadores de PiS, y eso no sucedió finalmente. “La gente no cambia de opinión tan rápido y han pasado muy pocos meses desde las elecciones parlamenta­rias de octubre”, señalaba.

El duelo final en Siedlce fue entre el alcalde, Andrzej Sitnik, un independie­nte apoyado por KO que obtuvo el 46%, y Tomasz Hapunowicz, el aspirante de PiS, que ganó con el 53% de votos, con el 95,4% escrutado. Sus caras han decorado las calles de una localidad en la que no se observan grandes aspiracion­es estéticas o esfuerzos de coherencia urbanístic­a.

El centro está formado por bloques de alturas variables rodeados de jardines, muchos pintados en colores pasteles que acumulan ya una pátina grisácea. En la calle Osiedlowa, entre árboles y edificios de viviendas, hay una escuela. Allí votó sobre las 12.30 con su hijo, Katarzyna, de 48 años, secretaria de un hospital que prefiere no dar su apellido. Eligió a Sitnik. “Yo prefiero a KO porque son más liberales”, explicaba a la salida, aunque reconocía que Hapunowicz tenía más posibilida­des.

Irritada, la mujer denunciaba que el candidato de Ley y Justicia no había incluido su logo en sus carteles electorale­s. “Muchas personas mayores, gente con la que he hablado, no sabían que era de PiS”. En las elecciones locales, los votantes valoran la honestidad del candidato (95%) y el conocimien­to de los problemas de la gente (85%), muy por encima de la afiliación política (66%), según el centro de investigac­iones sociológic­as polaco. Hapunowicz prefirió que la animadvers­ión de algunos a su partido no le gafara las elecciones.

PiS lo suele tener complicado en las segundas vueltas en las ciudades, porque los votantes, como ocurrió en 2018, suelen unirse para elegir a cualquiera menos a su candidato. El sociólogo Jaroslaw Flis apuntaba en Gazeta Wyborcza que en esta ocasión, estando fuera del Gobierno nacional desde diciembre, “probableme­nte no dé tanto miedo como entonces”. Aunque como recordaba, en la primera vuelta, en la que se eligieron 1.728 alcaldes, los ultraconse­rvadores empeoraron su resultado, sobre todo en las ciudades. Ayer había 60 localidade­s que entraban en esa categoría, incluyendo Siedlce. El panorama final del poder municipal se conocerá previsible­mente a lo largo de hoy.

En la entrada del instituto de secundaria católico Sagrada Familia, situado frente a la catedral, la situación se animó a media mañana, cuando coincidier­on varios vecinos para votar en la urna gigantesca. Rafal Toczko, supervisor en una empresa privada, marcó el nombre de Hapunowicz “porque es una persona trabajador­a”. El hombre, de 36 años, tiene muy mala opinión del Gobierno de Donald Tusk: “Es una mezcla terrible y sin ningún tipo de control”.

El alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowsk­i, que arrasó en la primera vuelta, trató de impulsar a Sitnik con una visita a la ciudad. “Es un gran trabajador y tiene mucha experienci­a en el Gobierno local”, dijo el dirigente de KO.

Fortaleza de PiS

Oskar Pajda, un estudiante de 18 años que en octubre votó a KO, discrepaba ayer: “No está gestionand­o bien; decía que había que ahorrar dinero y no ha hecho inversione­s”. Slawek, empleado municipal que se reserva su apellido, defendía en cambio la gestión del alcalde, pero creía que el apoyo que ha recibido de KO puede jugar en su contra. “En las elecciones anteriores se presentó como independie­nte. En Siedlce se vota más a PiS, aunque perdieron en 2018 porque la gente estaba harta de la enorme deuda que crearon y que todavía arrastramo­s”, explicaba en la entrada del edificio desierto donde se encuentra la alcaldía.

En los comicios del 7 de abril, PiS ganó en votos en siete asambleas regionales, frente a las nueve de KO, un resultado mejor de lo que preveían las encuestas. A nivel nacional, los ultraconse­rvadores fueron también la primera fuerza, con un 34%, ligerament­e por debajo de las elecciones parlamenta­rias de octubre. Aunque con ese porcentaje no le habría bastado ahora tampoco para gobernar, le sirvió para demostrar su fuerza y acallar a quienes les daban por muertos. Los liberales no pudieron proclamar la victoria aplastante que esperaban, pero celebraron que suman mayoría.

“PiS se mantiene como una gran organizaci­ón, con un electorado fuerte”, según el politólogo de la Universida­d de Varsovia. La principal razón por la que ha sostenido sus apoyos, cree Biskup, es que rebajó el tono y los ataques, tras una transferen­cia de poder muy convulsa. Sus votantes son además más fieles y disciplina­dos.

La participac­ión el 7 de abril fue del 51,9%, muy por debajo del récord de octubre, de más del 74%. Biskup cree que hay fatiga política, además de cierta decepción entre jóvenes y mujeres por el retraso o la falta de cumplimien­to de las promesas electorale­s. “No fue una tarjeta roja, pero sí amarilla para el Gobierno”, decía. Ayer a las 17.00, la afluencia a las urnas era todavía más baja que hace dos semanas: un 33,1%, seis puntos menos que entonces a la misma hora. Con la mirada puesta ya en las europeas de junio, Tusk intentó animar a los votantes: “No podemos permitirno­s una baja participac­ión”.

La participac­ión cae en la segunda vuelta de los comicios locales

En las grandes urbes, los ultraconse­rvadores apenas tienen opción

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G. R. P. Propaganda electoral de Andrzej Sitnik, alcalde y candidato independie­nte apoyado por Coalición Cívica, en Siedlce, ayer.

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