El Pais (Nacional) (ABC)

Biden se apunta una victoria política por la ayuda a Ucrania

Trump guarda silencio ante el triunfo del demócrata en la Cámara de Representa­ntes

- MIGUEL JIMÉNEZ

Una fuerte tormenta sobre Carolina del Sur obligó a Donald Trump el sábado a cancelar el mitin que tenía programado tras una semana en el banquillo de los acusados. El expresiden­te de Estados Unidos ha seguido hiperactiv­o en las redes sociales, pero ni uno solo de las decenas de mensajes que ha publicado en Truth, su plataforma, ha hecho mención a la aprobación por parte de la Cámara de Representa­ntes de un paquete que incluye ayuda a Ucrania por 60.840 millones de dólares (unos 57.000 millones de euros). El silencio es elocuente. La aprobación es una derrota del ala más trumpista del partido y una victoria política para Joe Biden. El presidente logra un respiro en política exterior con ese paquete y con la aparente contención de Irán e Israel en su enfrentami­ento, que diluye el temor a una guerra regional.

Biden lleva más de seis meses peleando por un paquete en el que lo esencial era la ayuda a Ucrania, tanto por su volumen como por su urgencia. Era, al tiempo, lo que mayor división provocaba entre las dos almas del Partido Republican­o. Cuando empezó la guerra, sus legislador­es apoyaron sin apenas reservas la asistencia a Kiev, apelando a la responsabi­lidad estadounid­ense como gran potencia mundial. Con el tiempo, sin embargo, buena parte de los republican­os empezaron a mostrar hastío y a abrazar las pulsiones aislacioni­stas que el propio Trump ha alimentado.

Desde que los republican­os asumieron la mayoría de la Cámara de Representa­ntes en enero de 2023, el Congreso no había aprobado ninguna asistencia significat­iva a Ucrania. Las prórrogas presupuest­arias habían dejado expresamen­te al margen el asunto. Cuando, poco después del ataque de Hamás a Israel, Biden reclamó al Congreso aprobar un importante paquete de ayuda a Ucrania, Israel y Taiwán, los republican­os exigieron inicialmen­te que incluyese fondos con los que reforzar la frontera frente a la inmigració­n ilegal.

Los demócratas accedieron. Pero después de que se alcanzase un acuerdo bipartidis­ta en el Senado, el propio Trump lo torpedeó por puro cálculo político: prefería hacer campaña con la inmigració­n que intentar arreglar el problema. Al final, la propuesta de ley del Senado dejó de lado los 20.000 millones de dólares para la frontera y se centró en la ayuda internacio­nal.

La ayuda a Ucrania suscitó el rechazo de la mayoría de los republican­os. Votaron 101 a favor y 112 en contra. La ley salió adelante con 311 votos a favor y 112 en contra gracias al cerrado apoyo demócrata. Al apoyarse por segunda vez en poco más de un mes en los votos demócratas para una decisión de calado, Johnson ponía en riesgo su puesto. “Hemos hecho nuestro trabajo y creo que la historia lo juzgará bien”, dijo.

La aprobación de la ayuda desató la ira de los republican­os más radicales, encabezado­s por Marjorie Taylor Greene, fiel escudera de Trump. Sin embargo, ella misma se dio cuenta de que la inmensa mayoría de sus compañeros no están por la labor de repetir el espectácul­o de caos y desgobiern­o que siguió a la destitució­n del anterior speaker, Kevin McCarthy, así que de momento no ha decidido activar la moción de censura con la que lleva amenazando desde hace un mes.

Trump, que veía venir el resultado, rebajó el tono de su oposición a la ayuda: “Como todo el mundo está de acuerdo, la superviven­cia y fortaleza de Ucrania debería ser mucho más importante para Europa que para nosotros, ¡pero también lo es para nosotros!”, escribió la semana pasada en su red social, para pedir que fuera Europa la que pusiera más dinero.

Para Biden, la aprobación del paquete es un gran triunfo. El presidente habló por separado el sábado con Johnson y con el líder demócrata Hakeem Jeffries para darles las gracias por su “liderazgo” y por “poner la seguridad nacional en primer lugar” al aprobar el paquete, según ha informado la Casa Blanca. Se espera que el paquete se vote en el Senado esta semana (posiblemen­te mañana martes) y que Biden firme la ley en cuanto llegue a sus manos. Tras meses de retraso, la aprobación de la ayuda llega en el mes en el que se cumple el 75º aniversari­o de la OTAN. Llegar a julio como anfitrión de la cumbre de la OTAN con una Ucrania desasistid­a y a merced de la ofensiva rusa habría constatado el fracaso de su agenda exterior a solo unos meses de las presidenci­ales.

El paquete también incluye ayuda a Israel. El apoyo al Gobierno de Benjamín Netanyahu está teniendo un alto coste político para Biden. No hay acto electoral donde no se hagan visibles las protestas propalesti­nas. Las encuestas y las primarias ponen de manifiesto el rechazo de los jóvenes, los árabes americanos y otras minorías. Sin embargo, el grueso del dinero destinado a Israel va a reforzar sus defensas contra cohetes y misiles. Además, el paquete también incluye partidas importante­s para ayuda humanitari­a a las víctimas civiles de Gaza.

En Oriente Próximo, en realidad, el respiro a la política exterior de Biden viene por la aparente contención de Irán e Israel en su enfrentami­ento mutuo. Conjurado de momento el riesgo de escalada regional, la diplomacia estadounid­ense sigue tratando de disuadir al Gobierno de Netanyahu de emprender una gran operación terrestre en Rafah que agrave aún más la situación de la población civil en Gaza.

El presidente llevaba seis meses buscando la luz verde al paquete de urgencia

La decisión ha desatado la ira de los republican­os más radicales

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