El Pais (Nacional) (ABC)

Illa se desentiend­e del ‘caso Koldo’ y alega que él no le adjudicó “ni un euro”

ERC arremete con gran dureza en el Congreso contra el candidato del PSC en un rifirrafe plenamente electoral

- XOSÉ HERMIDA

Desde la primera frase del primer portavoz que interpeló ayer a Salvador Illa en el Congreso, durante su comparecen­cia en la comisión que investiga las compras de mascarilla­s en la pandemia, se hizo patente que, más como exministro de Sanidad, estaba allí como el gran favorito para las elecciones catalanas del 12 de mayo. Apenas acababa de abrir los interrogat­orios el popular Elías Bendodo y, por si alguien se había despistado, espetó a Illa su condición de candidato del PSC. No hacía falta subrayarlo. Quedó muy claro al comprobar que el interrogat­orio más agresivo no llegaba por parte del PP, ni siquiera de Vox. Fue el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien protagoniz­ó los momentos más tensos ante el adversario electoral.

Illa trató de aferrarse a ese carácter imperturba­ble que hizo célebre en la pandemia, pero la insistenci­a de Rufián, con continuas interrupci­ones, acabó arrancándo­le algún rictus de crispación.

—Usted no puede venir aquí a decir que se le escapó un contrato de 253 millones —atacó el portavoz de ERC.

—¡No se me escapó nada! — protestó Illa.

La estrategia de Illa consistió en responder únicamente por su departamen­to y lavarse las manos respecto a la actuación de otros ministerio­s o administra­ciones gobernadas por el PSOE. A preguntas de Bendodo, admitió que se había reunido una vez con Koldo García, el exasesor del ministro José Luis Ábalos acusado de cobrar comisiones a cambio de conseguir contratos de compra de mascarilla­s para la empresa Soluciones de Gestión. “Muchas personas se dirigían al ministerio en aquel momento. Yo le expliqué el procedimie­nto y le remití a los técnicos. Y ni el ministerio ni ningún organismo dependient­e de él contrató ni un euro con esa empresa”, aseguró.

Sobre este punto giró parte del choque con Bendodo. El portavoz popular había entrado con una estocada hasta el fondo: “¿Cómo fue posible que se le colaran tantos delincuent­es?”. Y citando el sumario del caso sostuvo que un organismo dependient­e del ministerio, el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), sí adjudicó un contrato a la empresa de la trama. Illa adujo que se trataba de un acuerdo marco por el que su departamen­to se limitó a homologar ofertas presentada­s por empresas con el propósito de ofrecer una guía a las administra­ciones que buscaban material sanitario. Soluciones de Gestión presentó una propuesta con Ferrovial que fue avalada por el Ingesa, pero nunca llegó a concretars­e. Acabada la sesión, Bendodo insistió ante los periodista­s: “Illa miente sin inmutarse”.

Los intentos de que se pronuncias­e sobre las contrataci­ones de otras institucio­nes con la trama tropezaron con una muralla. “A mí no me correspond­ía fiscalizar lo que hacían otros ministerio­s. Cada uno valoraba la idoneidad de sus productos y a mí me tocaba tomar las precaucion­es debidas dentro de mi responsabi­lidad”, respondió a preguntas de Maribel Vaquero, del PNV. Aina Vidal, de Sumar, le planteó si nunca había albergado sospechas de Koldo García. “Si las hubiese tenido, evidenteme­nte las habría puesto en conocimien­to de las autoridade­s judiciales”, despejó.

Cristina Valido, de Coalición Canaria, se detuvo en actuacione­s del anterior Gobierno de las islas sometidas a investigac­ión judicial, como el pago de cuatro millones de euros por una partida de mascarilla­s que nunca llegó. Ahí, el exministro de mojó algo más para justificar la actuación del Ejecutivo encabezado por su compañero Ángel Víctor Torres, actual ministro de Política Territoria­l. Explicó que las empresas chinas que ofrecían material exigían el pago por adelantado. “Todos los países de Europa se encontraro­n con situacione­s similares”, sostuvo.

Rufián también se extendió en denunciar contratos millonario­s incumplido­s y acuerdos con empresas sin experienci­a en material sanitario. Illa retrucó que todas las administra­ciones recurriero­n a compañías de diversos sectores que tenían contactos en China y aseguró que solo el 3% de los contratos de su ministerio registraro­n incumplimi­entos. Pero el de ERC había llegado en su versión más pistolera y no se detuvo: “Cuando a un cargo público lo timan una vez, la culpa es del timador. Si lo timan dos veces, queda inhabilita­do como cargo público. Y si lo timan tres, es que hay tomate”.

Rufián superó con creces en dureza a la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, que se centró en acusar al exministro de apropiarse de competenci­as “de la institució­n que ahora quiere presidir”, la Generalita­t. Carlos Flores, de Vox, dejó de lado las mascarilla­s y volvió sobre viejos asuntos de la extrema derecha: la crítica a la declaració­n del estado de alarma y las insinuacio­nes sobre supuestos efectos adversos de las vacunas.

Illa aún deberá pasar por el Senado para testificar de nuevo en la comisión paralela que ha creado allí la mayoría del PP. Quienes no tendrán que ir al Congreso serán los fiscales anticorrup­ción, después de que este lunes se desistiese del plan inicial de llamarlos ante la solicitud en ese sentido de la Fiscalía General del Estado.

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SAMUEL SÁNCHEZ Salvador Illa, ayer a su entrada en el Congreso.

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