La Junta azuza la división en Castilla y León con la fiesta comunera de Villalar
El Gobierno autónomo distribuye los festejos entre las provincias y causa malestar en León
José María Aznar y Miguel Ángel Rodríguez han vuelto, políticamente, a Castilla y León. El expresidente del Gobierno y tótem emblemático de la derecha y el beligerante periodista y gurú del PP duro impulsaron en 1987, cuando el primero gobernaba y el segundo lo asesoraba, una política de infrarrepresentación del histórico festejo autonómico en Villalar de los Comuneros (Valladolid). Esa fiesta, que es la de Castilla y León y se celebra en Villalar, está recogida en el Estatuto, firmado en 1983, y se celebra cada 23 de abril.
Y ahora, el actual tándem de PP y Vox en el territorio ha recuperado aquel empeño fallido de desinflar la concentración en Villalar, habitualmente de carácter izquierdista, y ha impulsado actos festivos en las nueve provincias, algo que se ha interpretado en la oposición y en el castellanismo como un intento de restar identidad social, desperdigando las fiestas y repartiendo el presupuesto. La idea ha sido mal recibida en León, donde abunda una corriente separatista contraria al encaje autonómico, con los leonesistas tildándola de “provocación y adoctrinamiento” y prometiendo “una gran pitada”.
La Junta presentó hace unas semanas el proyecto para “hacer más accesible la participación en los actos con motivo de la fiesta de los castellanos y leoneses, sin perjuicio de que Villalar de los Comuneros pueda seguir acogiendo las actividades que los organizadores estimen oportunas”. Una idea que ya defendió el propio Miguel Ángel Rodríguez, portavoz de la Junta en 1987, que se posicionó entonces así: “Villalar ha sido hasta ahora lugar de cita para grupos marginales sin representación, que han hecho un acto político en beneficio de sus intereses. La idea de la Junta es quitar a ese día todo contenido político, ya que para hacer política está el resto del año [...]”.
El alcalde de Villalar (480 habitantes), Luis Alonso, se expresa ahora “agobiado” por teléfono. El edil, de un partido independiente, espera una afluencia similar a la de 2023, con unos 25.000 asistentes. Todo sin la financiación de otros años, cuando la Junta destinaba más fondos al encuentro en la campa, una explanada donde se celebran todos los actos. Esta vez han presupuestado los 575.000 euros, pero no solo para Villalar, sino para repartir entre todos los lugares donde habrá actos: las ocho capitales de provincia, salvo Valladolid, la propia Villalar (que recibe la asignación vallisoletana), Ponferrada (León), Aranda de Duero y Miranda de Ebro (Burgos). Las Cortes de Castilla y León (presididas por Vox) han convocado unas jornadas, algo poco común, interpretadas como otro intento de reducir el peso de Villalar.
El Ayuntamiento recibe unas exiguas cantidades para organizar la logística y la seguridad por parte de la Fundación Castilla y León, antes llamada Fundación Villalar y víctima también de esta corriente. Los sindicatos y el PSOE han anunciado su salida del patronato por la deriva de la institución pública. “Antes de que haya empezado, el plan de la Junta ya ha fracasado. En León están muy en contra, Aranda va a fletar dos buses a Villalar, el alcalde de Zamora ha protestado… No he visto a ningún alcalde a favor. La gente tiene en la cabeza el día de Villalar en Castilla y León, tanto el que va como el que no”, entiende Alonso, quien alude a la crítica de Francisco Guarido, regidor zamorano (Izquierda Unida), porque la Junta incluyó sin permiso el escudo zamorano, históricamente más afín a León, en la página de las celebraciones. “Es lo mismo que Aznar con otro mensaje. Vienen persiguiendo el fin de la identidad, y ahora más acuciado con Vox, que quiere dinamitar todo esto”, lamenta el concejal.
Aznar implantó 12 años de fiesta “itinerante”, con actos por las provincias, mientras extraoficialmente seguía el gentío en Villalar, hasta que en 2002 Juan Vicente Herrera (PP) se convirtió en el primer presidente autonómico en acudir a la campa. El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo (Vox), ausente en 2023 y presumiblemente en 2024, tildó la fiesta como “aquelarre de extrema izquierda” y “macrobotellón”. La politóloga de la Universidad de Valladolid Alicia Gil-Torres duda de si el afán de la Junta “sirve para ensanchar” el festejo “o para dividir y que la gente no se desplace a Villalar”. La especialista considera al pueblo como “el referente, casi todos los castellanos han estado una vez en su vida”, y lamenta la “desafección política” alrededor.
La desafección se ha convertido en indignación en León. Unión del Pueblo Leonés (UPL) ha cargado rotundamente contra la iniciativa de la Junta, acusándola de “adoctrinamiento”, y el alcalde de la capital provincial, José Antonio Diez Díaz (PSOE), habitualmente muy leonesista, lo ha considerado una “provocación”. Tal oposición se ha apreciado en los cambios en el programa para León: allí no se izará la bandera de la comunidad ni tampoco se procederá a la lectura del Estatuto.
En la capital leonesa no se izará la bandera de la comunidad ni se leerá el Estatuto
El Ejecutivo de PP y Vox trata de desinflar la concentración en el pueblo vallisoletano