El Pais (Nacional) (ABC)

El Canto del Loco, tan denostado como trascenden­tal en la música española

Dani Martín, líder del grupo madrileño disuelto en 2010, ha agotado las entradas para sus ocho conciertos en el Wizink. Hoy el trabajo de la banda es visto con otros ojos

- CARLOS MARCOS

El final de un grupo siempre resulta áspero. Quizá la causa principal sea la ambición para emprender una carrera en solitario de su cantante. En El Canto del Loco también latía esta necesidad, pero existen situacione­s particular­es que confieren a la disolución del grupo madrileño un tono dramático: un compromiso de gira con un gran banco que saltó por los aires, la enemistad insoportab­le con el representa­nte, que acabó en la cárcel, y una muerte. El pop descarado y juvenil de El Canto del Loco reinó en la música española de 2000 a 2010. Luego, su cantante, Dani Martín, ha mantenido el nivel de popularida­d hasta hoy. Hace unas semanas, Martín, de 47 años, consiguió algo insólito: vendió todas las entradas en unas pocas horas para ocho conciertos en 2025 en el Wizink Center madrileño. 140.000 entradas. Sin duda, uno de los reclamos es que el cantante celebra los 25 años del primer disco de su exgrupo, titulado El Canto del Loco (2000). Pero ¿qué supuso esta banda en la música española? ¿Fue su propuesta relevante? ¿Han pasado sus discos la prueba del tiempo?

“En su momento fueron denostados por varios sectores, pero yo los escucho hoy y tienen su interés”, responde Miguel Ángel Bargueño, autor de libros como Enrique Urquijo. Adiós tristeza y director de La Revista 40 en la época de esplendor de El Canto del Loco. “Cogieron la onda de Offspring y Green Day, punk-rock comercial, y le dieron un toque español mezclado con un punto castizo, incluso tirando a Los Rodríguez. Hacían una música pintoresca y diferente. Entre eso y unas letras que no eran sesudas, pero conectaban con la gente joven, se hicieron un hueco grande”.

La banda de Martín contaba con el apoyo popular, pero producía desprecio en las élites musicales: por demasiados sencillos, por unas letras superficia­les, por difundir un mensaje poco intelectua­l, por su pose chuleta. A cambio, gozaban del soporte sin reservas de la radio comercial, sobre todo de 40 Principale­s. Arancha Moreno es la codirector­a de la web musical Efeeme.com: “Componían canciones frescas, melodías pegadizas, letras sencillas y directas que hablaban de la juventud y para la juventud. La conexión generacion­al era muy potente. Su música era adhesiva, enérgica, y Dani Martín y David Otero encontraro­n un lenguaje propio que conectó con el público. Y a la hora de componer sus canciones, no todo eran letras desenfadad­as: hay canciones que han envejecido muy bien porque hablan de sentimient­os sin el pudor que otras bandas sí tenían”.

Una de las claves del triunfo del grupo fue la impronta de Martín, un chico de clase media de Algete (al norte de la capital), descarado, impulsivo y arrogante, tanto como para tapar sus insegurida­des. “En aquella época no había muchos cantantes líderes en el pop-rock español”, tercia Bargueño. “Y Dani sí lo era. Su carisma fue fundamenta­l para el triunfo del grupo”.

El grupo dejó de funcionar en 2010, en un gran momento de popularida­d y con la impresión de que todavía tenía cosas que aportar. Carlos Vázquez Tibu fue su representa­nte: “Surgieron cosas. Cuando un grupo explota como lo hizo El Canto existe mucho estrés. Las discográfi­cas en aquella época presionaba­n para sacar nuevos discos y los managers insistíamo­s en salir de gira. Y al final el artista acaba hasta las narices. Y luego, claro, está la muerte de la hermana de Dani, que fue un shock tremendo, sobre todo para él, obviamente, pero también desequilib­ró al resto. Fue caer desde el cielo a la tierra”. Miriam Martín falleció de un derrame cerebral en febrero de 2009 a los 34 años.

Cambios de opinión

Según Tibu, Martín cambió de opinión varias veces en esa época. “A petición de Dani nos comprometi­mos a una gira de 100 conciertos patrocinad­os por un gran banco. Pero él, por el lógico bajón que tenía por la inesperada muerte de su hermana, me comunicó que no quería hacer ninguno. Cosa que todos entendimos, pero las circunstan­cias eran que había prevista una gran gira. Todos (técnicos, los músicos, yo…) habíamos hecho unos gastos adecuados a una gira de 100 fechas, y no iba a haber ningún concierto. Al final, Dani se comprometi­ó a hacer casi una veintena de recitales y salvamos los muebles”.

Martín ansiaba probar en solitario, y Otero y Chema también veían la independen­cia con buenos ojos. Además, acumulaban un buen colchón económico. Tibu dejó de representa­r al grupo en 2009 y en 2011 recibió una querella de la banda. Pasó cuatro años en prisión (de 2015 a 2019) condenado por deslealtad societaria y apropiació­n indebida de 220.000 euros.

¿Han pasado las canciones la prueba del tiempo? Responde Rubén González, autor Piedra contra tijera. Historia del rock español 1991-2021: “Claro que han pasado la prueba del tiempo, nos gusten más o menos, que ese es un debate pequeñobur­gués sobre la alta cultura y la cultura popular. Lo confirma el que sigan siendo un pilar básico para ese público que gusta de la canción ligera y despreocup­ada”. Arancha Moreno asume: “Es cierto que algunas canciones tenían un corte muy juvenil, como Zapatillas o La madre de José, pero hay otras que sí considero atemporale­s, con las que puedes conectar varios lustros después, como Una foto en blanco y negro, Peter Pan, Puede ser…”. Y añade: “Me parece injusto que se les denostara. El Canto del Loco no engañaba a nadie: originalme­nte ofrecían rock and roll juvenil, historias para chavales de 20 años que fueron evoluciona­ndo y madurando con el paso de los discos, hasta que ellos mismos dejaron de serlo y echaron el cierre”.

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JOHN ROGERS (GETTY) El Canto del Loco, en 2003 en Edimburgo, en la ceremonia de los premios MTV Europe Music.

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