El Pais (Nacional) (ABC)

Kira, moderadora en Mordor

- DELIA RODRÍGUEZ

Busco imágenes de Kira Senen. Google muestra un recuadro borroso y advierte de que puede esconder contenido explícito. Sigo adelante y encuentro la fotografía de una mujer joven buceando, desnuda y embarazada. A pesar del simbolismo algo obvio es una bonita escena: unas burbujas salen de su boca y el color negro de su pelo queda bien con los azules de la foto. Está datada en julio de 2022, Bali.

Sigo bajando por su Instagram —maternidad, yoga, playa, atardecere­s, una boda— hasta encontrar una imagen de la Torre Agbar subida hace 309 semanas. “Lista para una nueva aventura”, hashtag #firstdayof­work, #primerdíad­etrabajo. La imagino joven y con ganas en un país ajeno. Mientras, vuelvo a escuchar el episodio La Torre del podcast de investigac­ión Hechos Reales, publicado la semana pasada, donde ella, mitad holandesa mitad indonesia, que es modelo y estudió comunicaci­ón, cuenta qué le pasó en sus años oscuros en Barcelona, antes de rehacer su vida.

“Una noche de mayo camina hacia casa después de una jornada en la torre. Está cansada. La gente con la que se cruza le parece extraña. De repente empieza a anticipar sus potenciale­s acciones: imagina que ese señor que camina hacia su lado se arroja a la carretera, que ese otro joven en la terraza se tira al vacío, que el autobús se estrella delante de ella”, narra el periodista Álvaro de Cózar antes de dar paso al testimonio de Kira, que revisó contenido de Facebook e Instagram para Meta a través de la subcontrat­a CCC/ Telus hasta la pandemia. A lo largo de la jornada clasificab­a cientos de vídeos de extrema violencia: suicidios, asesinatos del ISIS, accidentes, violacione­s.

A lo peor del ser humano lo llamaban “tickets”. Acabó habitando una pesadilla. “Empecé a vivir la vida así, como si estuviera moderando un ticket, porque mientras estás trabajando nunca sabes lo que puedes encontrart­e, así que supongo que en el fondo de tu mente esperas ver lo peor, y así empecé a sentirme ( .... ) Yo era moderadora de contenido durante las 24 horas”.

A Kira le dieron la baja. Hasta el 20% de la plantilla la obtuvo por secuelas psiquiátri­cas, según reveló una investigac­ión de Gemma Saura e Ignacio Orovio en La Vanguardia. La Torre era, como dijo a EL PAÍS el abogado de algunos extrabajad­ores “una fábrica de gente enferma”. Creen que se les utilizó para entrenar sistemas de inteligenc­ia artificial, ya que fueron innecesari­amente obligados a ver los vídeos hasta el final para etiquetarl­os con más precisión. Si esta bajaba del 98%, podían ser despedidos. “Una vez tuve unas imágenes muy gráficas (...) Apuñalaban a una mujer varias veces y se podían ver sus tejidos musculares, así que lo eliminé por eso, pero pasé por alto su pezón desnudo. El auditor de calidad consideró que estaba cometiendo un error. Eso afectó a mi tasa de precisión y perdí mi 98%”, dice la antigua moderadora. Según las políticas de Facebook que aplicaba, la desnudez estaba por encima de la violencia. El premio al trabajo bien hecho consistía en la exposición a contenido aún más atroz, como un acto de pedofilia que Kira describe y no reproduzco aquí. Otro de sus compañeros, que quedó incapacita­do para trabajar a los 40 años, contó a Orovio y Saura que acababa de tener un bebé, pero no soportaba sus lloros porque le devolvían a aquella época.

Y mientras paso las fotos de Kira y escucho su voz, pienso que el tópico es real, y que nunca se sabe qué hay detrás de la foto en Instagram de una persona en la playa aparenteme­nte feliz.

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