El Pais (Nacional) (ABC)

Nadal se aleja de Roland Garros

El tenista, que debuta hoy en la Caja Mágica ante Blanch, enfría su presencia en París

- ALEJANDRO CIRIZA

En un intervalo de una semana, el discurso ha cambiado. Y el realismo se impone. El corazón pide una cosa, pero el cuerpo tira con fuerza en la dirección opuesta, como empeñándos­e en llevar la contraria. Habla Rafael Nadal —38 años el próximo 3 de junio— con gesto serio y sin tapujos, enfrascado en este largo tira y afloja entre la voluntad y la razón: París, hoy por hoy, es más bien una utopía. Si hace unos días el tenista dejó un mensaje alentador en Barcelona, siempre cauto pero ofreciendo guiños optimistas al considerar que allí, en el Godó, había dado “un paso adelante”, el presente inmediato vierte un jarro de agua fría. Al reciente —e inesperado, dicho sea de paso— avance experiment­ado en Pedralbes le sucede la sucesión de curvas de estos días en la Caja Mágica, donde el campeón de 22 grandes no termina de encontrar buenas sensacione­s; o al menos, no las que deseaba.

No se sale un ápice del guion clásico, del espíritu guerrero. “Lo he dicho muchas veces, pero es verdad; en este deporte las cosas pueden cambiar muy rápido, así que si no estoy ahí para intentar que cambien, no cambiarán”, esgrime, al mismo tiempo que deja entrever que, hoy por hoy, no las tiene todas consigo. Son ya muchos meses litigando con su propio cuerpo y el deseo de tener una mínima continuida­d, pero esta no llega y el ánimo del mallorquín se resquebraj­a. Roland Garros, a partir del 26 de mayo, se aleja de la hoja de ruta y a él se le van abriendo dolorosame­nte los ojos, porque el tiempo va agotándose y la musculatur­a y las articulaci­ones no terminan de responder como quería. Ya no se trata de alcanzar una u otra cota, sino del mero hecho de poder competir a un nivel más acorde a su dimensión. Esto ya no va de ganar, sino de jugar.

“¿Qué sería lo idóneo? Lo idóneo sería poder hacerlo y no tener mucha limitación; si pudiera jugar con poca limitación, aunque perdiera, sería bueno. Pase lo que pase [en referencia a los resultados], me da igual”, afirmaba ayer, el día previo al estreno de esta tarde (no antes de las 17.00, Teledeport­e y Movistar+) contra Darwin Blanch, el 1.028º del mundo y al que saca la friolera de 21 años. “Pero las sensacione­s de la semana no han sido perfectas. Quizá no saldría a jugar mañana, pero es Madrid y se mezclan muchas cosas a nivel emocional que me llevan a salir a jugar. Eso no quiere decir que renuncie a nada en las siguientes semanas, porque no sé qué puede suceder”, agrega el de Manacor, que la noche anterior compartió una cena con futbolista­s del Real Madrid y ayer charló de manera distendida y se fotografió con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.

Los días vuelan y el adiós de Nadal sigue convertido, deportivam­ente hablando, en una “cuestión de Estado”, como deslizaba una reportera argentina en la Caja Mágica. “Voy a hacer todo lo que pueda para poder jugar en París y si se puede, se puede; si no, no voy a jugar tal y como estoy hoy; solo voy a salir a jugar si me siento lo suficiente­mente capacitado para competir. Voy a intentar darme las máximas oportunida­des de hacerlo y si no, máxima satisfacci­ón. No se acaba el mundo con Roland Garros. No quiere decir que si no juego, se acabe todo allí. Veremos qué pasa. Tengo los Juegos Olímpicos también por delante. Pero no voy a hacer nada más de lo que en estos momentos me siento capaz de hacer”, prolongaba.

Dice el tenista que se le hace muy complicado jugar sin poder dar el máximo y que si saltará hoy a la pista es por la sencilla razón de que desea despedirse de la grada de Madrid, terreno nadalista por antonomasi­a. La conexión entre él y la central de San Fermín es máxima, pero hoy día todo es incertidum­bre. Dice que los problemas que le impedían sacar durante los tres últimos meses se han atenuado, y que ahora puede ejecutar la maniobra mejor, pero al mismo tiempo admite que no es capaz de jugar “lo suficiente­mente libre” ni competir acorde a su naturaleza.

“El objetivo es terminar el torneo vivo”, recalca. “Hoy no estoy haciendo lo posible para que las cosas salgan bien, porque simplement­e no puedo, y en otra situación de mi carrera probableme­nte no estaría jugando”, se sincera; “lo que pasa es que lo quiero intentar y hago las cosas que todos creemos que tengo que hacer para ver si hay una salida hacia delante. Pasará lo que tenga que pasar y yo intento hacer cada día lo que puedo”.

“El mundo no se acaba allí, también tengo los Juegos por delante”

“Si pudiera jugar con poca limitación, aunque perdiera, sería bueno”

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SUSANA VERA (REUTERS) Nadal, ayer durante su rueda de prensa en la Caja Mágica de Madrid.

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