Serrat: “El premio es un buen colofón”
El cantante catalán, que se retiró de los escenarios en 2022, se suma a otros de sus colegas que han logrado el galardón, como Paco de Lucía, Carmen Linares y Bob Dylan. El jurado destaca que aúna música y poesía
Joan Manuel Serrat (Barcelona, 80 años) fue galardonado ayer con el premio Princesa de Asturias de las Artes 2024. Pocos son los cantantes españoles de música popular que han conseguido este galardón, que suma 44 ediciones. Paco de Lucía se lo llevó en 2004 y Carmen Linares, más recientemente, en 2022, premio que la cantaora compartió con la bailaora María Pagés. Bob Dylan lo había conseguido en 2007.
Un Serrat muy satisfecho compareció ayer por la tarde ante los medios en la sede de la Sociedad General de Autores (SGAE) en Barcelona. Bromeó a su manera socarrona diciendo que la llamada del premio lo cogió desprevenido y que inicialmente “tenía otros planes más familiares”, aparte de renovarse el carnet de conducir. Se manifestó contento y agradecido al jurado, y recalcó su “extraordinaria satisfacción, alegría, gratitud, emoción y sorpresa”. Dijo también que el premio es “realmente un buen colofón” a su carrera, aunque matizó: “La vida es un camino absolutamente dinámico y no estoy en disposición de decir qué va a ser de mi vida en un año o dos”. No fue claro sobre si contempla alguna forma de continuidad artística pública. “Para hacer canciones es importante el estímulo”, añadió y reflexionó: “Tal y como están montados hoy el escenario y la industria, ni son muy estimulantes ni los entiendo”. Apuntó que va “haciendo alguna canción”, pero “sin compromiso” y que lo de colgar canciones en internet le suena “más al Cluedo que a la cosa artística”.
Al preguntarle si se siente bien acompañado en un premio que han recibido Dylan y Leonard Cohen (Príncipe de Asturias de las Letras 2011), respondió que de ellos y “de muchos otros”, pues es un galardón “sumamente prestigioso en todas sus disciplinas”. ¿Piensa dedicarle el premio a alguien? “No se me ha ocurrido, todo para mí”, contestó con una gran sonrisa. “Siempre que recibo alguna distinción, la agradezco, señalando que me siento parte de un oficio y acompañado por gente, soy parte de una cadena”, añadió. Contó que cantar no es para él solo algo para ganarse la vida sino una forma de expresarse.
El jurado destacó el hecho de que el artista haya cantado en catalán y castellano. Sobre eso, Serrat señaló que ambas lenguas conviven en él con toda naturalidad. Sobre cuál es la causa que ha abanderado de la que se siente más orgulloso, explicó que no se siente abanderado de ninguna causa, sino “cómplice o acompañante” de aquellas en las que ha estado implicado. “Me siento bastante contento de mi vida, procuro distinguir los momentos claros de los turbios, pero hecho eso, lo tomo todo junto y me siento bastante a gusto de lo que he sido y de lo que he hecho”. Y agregó: “Espero seguir disfrutando por un tiempo”. Serrat disintió de que el premio ratifique la canción como poesía. “Son dos maneras diferentes de expresarse y yo reivindico las dos. Pero hay canciones muy poéticas y otras que dejan mucho que desear. Conozco a grandes poetas que no han sido capaces de hacer una canción”.
Estuvo de acuerdo en que ha sido en cierta manera un adelantado en cuestiones de medio ambiente. “Lo que me preocupa es la vida, el mundo, la tierra, el agua, la relación del ser humano, con el espacio que ocupamos y el trato que le damos. Esta debería ser la gran preocupación para todos”. Recordó que tuvo “la suerte de estudiar Biología en la universidad”, y considera que todos tenemos que ser activistas para afrontar un futuro más que dudoso. Le preocupan también “la manipulación de las palabras y la pérdida de fe de la ciudadanía en la política y en el sistema democrático”.
Horas después del anuncio del premio, ya había gente en Cataluña que arrugó la nariz ante el hecho de que Serrat reciba un galardón vinculado a la monarquía española. “Me lo ha dado un jurado del que yo formé parte hace 30 años, sería sorprendente que renunciara a ese premio. Y diré una cosa: que haya gente que arruga la nariz, eso pasa siempre”.
El músico se retiró de los escenarios en diciembre de 2022 en un Palau Sant Jordi de Barcelona repleto. Los recitales finales fueron un digno colofón para un artista único. Apenas recurrió al sentimentalismo. Quería dar la sensación de que eran más conciertos dentro de una carrera de seis décadas. El artista justificó así su decisión de retirarse en una entrevista con EL PAÍS en 2021: “Primero, porque el encierro al que nos llevó la pandemia provocó la imposibilidad de continuar el oficio de cantar en público. Y, también, por la necesidad de recuperar la vida familiar (...) Hay un tiempo para cada cosa. Ah, y yo no decidí dejarlo. Han sido los hechos que fueron ocurriendo después de aquella caída de Joaquín Sabina [12 de febrero de 2020] que nos obligó a abandonar una gira. Luego vino la covid… Las dificultades fueron distanciándome”.
El lugar común que se utiliza para algunos artistas cuando se asegura que su música “ha marcado a varias generaciones” es real con Serrat. En 2006, la edición española de la revista Rolling Stone realizó una encuesta entre 100 profesionales de la industria para elegir las 200 mejores canciones del pop-rock español. La primera fue Mediterráneo.
Chico de la posguerra, del Poble-sec barcelonés, Serrat fue conformando desde 1967 una discografía basada en el eclecticismo estilístico y en una dedicación humanista en los textos. Ha cantado a poetas como Antonio Machado, Miguel Hernández, Alberti o León Felipe, y se ha convertido en poeta del tiempo en el que ha vivido.
Escribir un listado de algunas de sus canciones provoca acudir al reproductor musical (mejor vinilo, pero también sirve Spotify) para escucharlas con atención y en paz: Tu nombre me sabe a yerba, Penélope, Paraules d’amor, Para la libertad, Aquellas pequeñas cosas, Me’n vaig a peu, El meu carrer, Cantares, Hoy puede ser un gran día, Mediterráneo... Esa voz firme, deliberadamente temblorosa cuando la estrofa declina y sobre todo familiar. Muchas de las situaciones de la vida suenan con una canción de Serrat de fondo.
Desde que se despidió, no ha parado de recibir galardones: Premio Nacional de Cultura de la Generalitat de Cataluña, Medalla de Honor de SGAE, honoris causa de la Universidad de Barcelona, hijo adoptivo de Orihuela (la tierra de Miguel Hernández). Y ahora llega el Princesa de Asturias de las Artes, cuyo jurado justificó así: “En el trabajo de Serrat, de honda raíz mediterránea, se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas, así como un necesario afán de libertad. Defensor del diálogo frente a la crispación, la obra de Joan Manuel Serrat es un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones”.
Cabría preguntarse qué hace desde su adiós El Nano (como lo llaman sus amigos Miguel Ríos, Ana Belén o Joaquín Sabina), además de recibir premios: “Dejo el escenario, pero no dejo lo que la vida me ofrezca”.
Ha sido distinguido por estar “al servicio de la tolerancia y los valores compartidos”
Confiesa que sigue haciendo canciones, pero “sin compromiso”