“Los militantes estamos quemados de tanto ataque”
Afiliados socialistas de Rota comparten vértigo e incredulidad en una agrupación gaditana del PSOE
Bravo lleva desde la noche del miércoles sin conciliar bien el sueño. Desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apretó el botón de pausa con la carta en la que amaga con dimitir, Bravo no para de repasar variables y escenarios: “Estoy en Pasé de lo increíble que me parecía todo a reflexionar. Apenas he dormido”. Y en esas dice seguir, con un mal presagio que le asalta sentado a la mesa junto a otros seis militantes que, aún estupefactos, se han animado a acercarse a la Casa del Pueblo de Rota (Cádiz). “Los militantes de base estamos quemados de tanto ataque. Si [Sánchez] se fuese, sufriríamos la desmovilización”, apunta Juan Ramón Sánchez con gesto cariacontecido.
La Casa del Pueblo de Rota —una de los miles de sedes de agrupaciones que el PSOE tiene por todo el país— tiene aspecto de centro de salud. Hace meses que el partido cedió un despacho al pintor local Manuel Tossar para que trabajase sus mil espectros de blanco. El salón de actos lo mismo sirve para clases de flamenco que para talleres de belenismo o para jugar al ajedrez. “Siempre hay alguien por aquí. Esto está abierto para quien quiera”, aclara Adela Santana, miembro de una ejecutiva local que aglutina a 115 militantes.
A Bravo le saltó una notificación de redes sociales y, rápidamente, se lanzó a diseccionar la carta. Pero Santana estaba trabajando, así que no se enteró hasta hora y media después. Para entonces, el grupo de WhatsApp de la agrupación local ardía: “No me lo podía creer”. “Yo creí que era un bulo porque le habíamos visto varias veces resurgir, pero nunca ese lado humano”, señala Virginia Curtido.
La agrupación de Rota —municipio con 29.000 vecinos y gobernado por el PSOE desde hace dos mandatos— fue una de tantas agrupaciones andaluzas a las que, en 2017, no les quedó otra que alistarse en la lucha fratricida de primarias que Sánchez ganó a Susana Díaz. Hoy los carteles electorales de cada cual aún adornan las paredes del salón, juntos pero no revueltos, acompañados de otros de Pablo Iglesias (el histórico) o Alfredo Pérez Rubalcaba. “Hasta [Emiliano García] Page ha salido ya [a dar su apoyo]”, bromea Yolanda Morales. Rosa María Gatón le sigue el juego: “¿Y Felipe [González]? Alguien tendría que decirle que cerrase ya la boquita, pero mira cómo ahora no ha hablado”.
La horquilla de edad de los reunidos en la Casa del Pueblo roteña es amplia, de los 30 años de Santana a los 70 de Gatón. Todos coinciden en que la crispación política va en aumento. “Nos embarran sin parar. Parece que todos los socialistas somos etarras y no creemos en la nación”, se queja Juan Ramón Sánchez. Juan José Marrufo, anterior teniente de alcalde, recuerda que un vecino incluso se le encaró en la calle para decirle que se iban a cargar la Corona. “Una parte de la derecha está más agresiva. Este ‘basta’ viene tras el ataque de un partido que no fue capaz de formar Gobierno, que creen que el poder les viene de cuna, que ha atacado a la familia y se ha metido en la vida privada”, afirma seguro.
La mayoría cree que Pedro Sánchez comunicará el lunes que sigue adelante. “Todos tenemos un límite. Pero pienso y confío en que no va a dimitir, no nos va a dejar tirados”, apostilla Morales.