El Pais (Nacional) (ABC)

El Barça defiende su trono en Europa

El conjunto azulgrana remonta ante el Chelsea en Stamford Bridge con una gran Aitana y disputará en San Mamés, contra PSG o Lyon, su cuarta final consecutiv­a en la competició­n

- IRENE GUEVARA

No hay heroínas sin inconvenie­ntes, trabas u obstáculos. No hay heroínas acostumbra­das a la victoria fácil. La confianza del Barcelona se catapultó tras perder en Montjuïc en la ida de la semifinal de la Champions por la mínima (0-1). Pero también el conjunto de Emma Hayes tiró de orgullo ante su afición. Ningún equipo impuso su fútbol. Ninguno estuvo exento de errores. El vigente campeón de Europa, el gran favorito, partió con una extraordin­aria situación: la desventaja. Incómoda para ellas, como también poco habitual. No acostumbra­das a remontar en Liga, con algunas más dificultad­es en Champions, pero siempre un punto por encima de sus rivales. En Stamford Bridge salieron para demostrar su capacidad de resilienci­a y remontada, y marcaron Aitana Bonmatí y Fridolina Rolfö los dos goles que llevaron al Barcelona a la final de la Champions el 25 de mayo en San Mamés (contra PSG o Lyon; hoy la vuelta en París a las 16.00 tras el 3-2 de la ida para el Olympique). Quisieron la victoria, la buscaron, y la lluvia apagó el infierno

del estadio inglés. El gran favorito asumió la presión, con todas las miradas sobre ellas, y la transformó en esperanza. Será su quinta final de la Champions, la cuarta seguida.

Y eso que en la ida Emma Hayes abordó a la perfección su plan y regresó de Montjuïc con un gol de ventaja. Jugaron a ralentizar la marcha. Allí, lejos de Londres, desesperar­on a un Barcelona lento con el balón, imposibili­tado para construir su juego e inofensivo en ataque: cuanto peor arremetía contra la portería rival, más vulnerable era en defensa. Giráldez no encontró el hueco por dentro y tampoco aprovechó sus extremos. Para la vuelta, el técnico evidenció que algo debía cambiar, y el peso recayó entonces sobre Mariona Caldentey, totalmente desapareci­da en Montjuïc y el único trueque del once inicial para la vuelta. En su lugar, Lucy Bronze, que ocupó el lateral derecho para que Ona Batlle se apropiase el izquierdo y dejar a Fridolina Rolfö más adelante, en su posición natural de extremo antes de llegar al Barcelona. El Chelsea estaba sin Mayra Ramírez —una pesadilla menos para la defensa azulgrana—, baja de última hora por lesión tras entrenar esta semana con un vendaje en una pierna, y que Catarina Macario sustituyó como único cambio del conjunto inglés.

Las jugadoras se personaron serias en un Stamford Bridge completame­nte lleno —39.398 asistentes— en un récord de asistencia al campo inglés en un partido de fútbol femenino. Las

blues hicieron una arenga antes del inicio entre el estruendo de los espectador­es. El ruido de sus aficionado­s las acompañó en su intensidad y presión, mientras el Barcelona recaía en los errores —menos que en la ida, pero aún suficiente­s para lastrar a las azulgranas— del primer partido: pérdidas constantes que alargaron la agonía por la dificultad de recuperar la pelota, sobresforz­ándose en defensa y precipitán­dose en ataque. Nerviosas, no alargaron las posesiones.

Jonatan Giráldez prometió reajustes y, con la lluvia sobre el mítico estadio inglés, llegaron. La presión sobre el campo rival se enfureció y la portera del Chelsea, Hannah Hampton, se estrenó en toda la eliminator­ia en un disparo de Graham Hansen, reaparecid­a tras sus escasas intervenci­ones en la ida y más liberada. Pudo frenar a la noruega, pero no a su compañera de baile esta temporada, Aitana Bonmatí. Patri Guijarro encontró a la Balón de Oro en su lugar favorito, en la frontal del área, donde marcó el gol que igualó la eliminator­ia y con el que empató a Alexia Putellas en tantos (21) en la Champions. Y que, sobre todo, fue puro aire.

Entonces, el Barça empezó a convertirs­e en el Barça. Pero el Chelsea nunca dejó de ser el Chelsea. Aitana sangró por la nariz tras un pelotazo. La intensidad seguía servida sobre el césped y las blues lo intentaron constantem­ente frente a Cata Coll, que se erigió como heroína junto a la fortuna, que cayó del lado azulgrana en los intentos del equipo de Hayes. Las ocasiones se intercambi­aban. El Barcelona era vulnerable. Hasta que llegó el penalti de Jess Carter sobre Aitana. Y Rolfö, protagonis­ta en la final de Eindhoven y que no estuvo especialme­nte acertada con el último pase durante el partido, puso la ventaja en el marcador para el Barcelona.

Aitana, la otra heroína del encuentro, se retiró con molestias para dar paso a Alexia Putellas, en el banquillo desde el inicio. “No puedo, no puedo”, gritó la 14 del Barcelona desde el suelo. Siguieron las azulgrana apretando, y el equipo de Hayes trató de presionar. Los nervios se impusieron. El estadio rugió. El Chelsea veía escaparse su final, la que hubiese sido la segunda para ellas. Giráldez por fin sonreía. No dejó de llover sobre Stamford Bridge, pero las nubes que taparon Montjuïc en los últimos minutos de la ida se despejaron. El Barcelona alcanzó la quinta final en Champions, esta vez en casa, en San Mamés, el 25 de mayo. Entre sus posibles rivales, el PSG y el Olympique de Lyon, el gran rival del Barcelona. Mientras, ellas siguen camino a su trono, camino a la historia.

 ?? PETER CZIBORRA (REUTERS) ?? Aitana Bonmatí celebra el primer gol del Barcelona ante el Chelsea.
PETER CZIBORRA (REUTERS) Aitana Bonmatí celebra el primer gol del Barcelona ante el Chelsea.

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