“Mi tema ‘Soy yo’ es un ‘I will survive’ español”
La cita con Marta Sánchez es en Kabuki, un exclusivo restaurante madrileño propiedad de su pareja, Federico León, que recibe, simpatiquísimo, hasta que llega la entrevistada. Sánchez saluda correcta, pero más fría. Se impone romper el hielo. El éxito del intento es relativo.
¿Qué son para usted las entrevistas? Un recordatorio de que estás ahí. Necesito de mi público, hay que regar la planta. Pero, a veces en las entrevistas se demandan curiosidades por parte del entrevistador, datos personales, que no son tan necesarios.
¿De qué le gustaría hablar? Estaría bien hablar del trabajo de uno, de aspectos de la vida, de todo. Menos de política, porque de política no se puede hablar en este país.
¿Por qué? Porque no se respeta tu opinión. Pero no me saques ese titular, por favor te lo pido. Es como el fútbol, si eres del Atleti, los del Real Madrid se enfadan, y si eres del Real Madrid se enfadan los del Atleti.
¿Tanto le afectan las críticas? Hay un dicho que dice que el periódico de hoy envuelve el pescado de mañana. Todo pasa. Pero, en el momento, sí.
A los 20 años ya se comía el escenario. ¿Cómo se recuerda? A los 20, quería ser especial. Yo. Única. Puedo presumir de no haber copiado a nadie.
¿Y se ha sentido imitada?
No sé. Igual, después de tantos años, he dejado alguna huella en mis colegas. Sí, pero no te voy a decir un nombre.
¿Ha alcanzado su plenitud profesional? Llevo 40 años casi cantando y creo que domino mi instrumento. Igual no estoy en plenitud de números uno, pero sí en serenidad, objetividad y selección. Controlo mi carrera.
¿Se canta mejor cuando se es feliz o cuando se sufre? Yo he sentido un dolor insoportable trabajando por cuestiones personales, de rupturas, o pérdidas, o decepciones, la emoción te saca todo a flor de piel. Pero mis padres me enseñaron que hay que contenerse.
¿Se ata corto? Sí, soy muy exigente conmigo misma, pero también disfrutona. Soy muy tauro, pasional, pero también hogareña, muy de lo mío, y lo defiendo con uñas y dientes.
¿Ve venir a la gente? No, soy confiada. Aunque, después de muchos machetazos, voy aprendiendo. Me sigo equivocando, porque la gente sabe fingir y yo soy pésima. Y eso trae más problemas que beneficios.
¿Qué le saca de quicio? La mala educación, la mediocridad, la falsedad, la gente sucia en costumbres, orden, el aseo.
¿Se considera conservadora? Tiendo a ser más conservadora que moderna. Hay cosas que no me gustan estética o moralmente, o de costumbres. Pero soy respetuosa con que el prójimo haga lo que quiera.
¿Religiosa? Sí, a mi manera. Tuve una época, cuando murió mi hermana [Paz, su melliza, murió a los 38 años] que me cabreé con Dios, pero volví. Tengo mis ideales, valores y creencias.
Su canción Soy yo es un prodigio de autoafirmación. Esa canción me salió del alma. Había dejado yo a una pareja y, sí, es un I will survive español. He escrito canciones muy buenas en todos mis momentos anímicos. Creo que no se me valora como compositora porque no llevo una guitarra colgada.
Me gusta que se reivindique. Desde Cleopatra, Marie Curie, Marilyn Monroe, la Thatcher, Juana de Arco, siempre ha habido mujeres poderosas. Hay que seguir luchando, pero creo que se nos ha dado muchísimo sitio a lo largo de esta lucha.
Ha dicho que le disgusta la menopausia. ¿Tiene síndrome de Peter Pan? Me parece una hipocresía alabarla como algo bello o maravilloso. El 99,9% de las mujeres no lo cree. No tengo problema en cumplir años. El 8 de mayo cumplo 58 y lo celebro por todo lo alto.
¿Le da miedo la vejez? Me daría miedo la soledad mal llevada. De mayor me gustaría llevarme bien conmigo, con la naturaleza, apreciar cada minuto. Me estoy preparando. Mi terapeuta me recomienda practicar la aceptación y mandar a la mierda a tu Pepito Grillo malo.
¿Sabe de su imagen de diva? Sí, y soy todo lo contrario.
Igual es por no abrirse en las entrevistas. No hace falta saberlo todo. Yo admiro a Meryl Streep y no sé nada de ella.