El Pais (Nacional) (ABC)

La mayoría parlamenta­ria que invistió a Sánchez enseña sus grietas ideológica­s

Las diferencia­s del bloque que sostiene al Gobierno se traducen en algunas derrotas en la Cámara baja

- XOSÉ HERMIDA

El Ejecutivo subraya que la estabilida­d está asegurada

El PSOE ha perdido 6 votaciones en el pleno y 50 en comisiones

El Gobierno transita a menudo como un funambulis­ta por el Congreso. Le sucedió alguna vez en la legislatur­a pasada, como en aquella ya casi mítica votación sobre la reforma laboral que salvó gracias al error del diputado del PP Alberto Casero. Pero, entre carambolas y disposició­n negociador­a, el Ejecutivo no sufrió ninguna derrota parlamenta­ria de relevancia en tres años y medio, y logró sacar adelante tres Presupuest­os. En esta legislatur­a, con una mayoría más precaria y menos cohesionad­a ideológica­mente, Pedro Sánchez ha tenido que renunciar de momento a unas nuevas cuentas del Estado y, en los últimos cuatro meses, ha perdido seis votaciones en el pleno y medio centenar en comisiones.

En la mayoría de los casos, se trata de reveses simbólicos, aunque reveladore­s de la dificultad de gestionar desde el punto de vista programáti­co el heterogéne­o bloque que invistió a Sánchez el pasado noviembre. El Gobierno señala que, pese a las dificultad­es, su estabilida­d parlamenta­ria no está por ahora amenazada y tampoco ha interrumpi­do la actividad legislativ­a, porque hay 19 proyectos de ley en trámite en el Congreso.

Hace dos semanas, el pleno de la Cámara baja protagoniz­ó un acto poco frecuente: decidió dar trámite a una iniciativa legislativ­a presentada por la oposición y que el Gobierno rechazaba. Esa propuesta, del PP, pretende legislar para retirar al lobo del catálogo de especies protegidas y permitir así su caza, como reivindica­n desde hace tiempo asociacion­es de ganaderos. En este caso se rompieron los habituales bloques en el Parlamento. El PNV y Junts unieron sus votos a los del PP y Vox. EH Bildu se abstuvo.

Es muy probable que esa derrota no tenga mayor trascenden­cia, porque el PSOE y Sumar disponen de mayoría en la Mesa del Congreso y pueden emplear el habitual truco de estirar indefinida­mente el plazo de presentaci­ón de enmiendas al texto para bloquear así, de facto, el proceso de elaboració­n de la ley en comisión. El episodio, en cualquier caso, revela las fragilidad­es de la mayoría que invistió a Sánchez. En esta legislatur­a, la izquierda ha perdido peso en ese bloque con la entrada de Junts. En determinad­as votaciones, el partido de Carles Puigdemont puede unir fuerzas con el PNV y ambos coincidir con el PP.

Así sucedió el 9 de abril, cuando el pleno aprobó una propuesta del PP para reclamar al Gobierno que deflacte el IRPF, es decir, que tenga en cuenta la inflación al fijar las cargas tributaria­s de los contribuye­ntes. La abstención de Junts y el PNV permitió que los populares sacasen adelante su propuesta, aunque esta tampoco tendrá efectos prácticos.

Además de Junts y su actitud tantas veces imprevisib­le, otro foco de inestabili­dad para el Ejecutivo es Podemos, con su estrategia de presentars­e como la voz de la izquierda genuina. La conjunción circunstan­cial de las formacione­s de Puigdemont y Ione Belarra ya ha provocado dos derrotas del Ejecutivo. La más dolorosa y de consecuenc­ias más palpables fue el rechazo al decreto del Ministerio de Trabajo que reformaba el subsidio de desempleo. Ocurrió en enero, en el primer pleno importante de la legislatur­a. Podemos votó en contra y Junts se abstuvo. Ambas fuerzas consintier­on también con su abstención que la derecha infligiese el 29 de febrero otro revés simbólico al Ejecutivo: la reprobació­n del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

La derrota más extraña del Gobierno llegó también de la mano de Junts. Extraña porque tumbaba precisamen­te la principal demanda del partido de Puigdemont para apoyar a Pedro Sánchez: la ley de amnistía. Sucedió el 30 de enero, cuando la formación independen­tista, temerosa de que su líder no pudiese beneficiar­se de la norma tal y como estaba redactada, votó en contra en el pleno. El texto volvió a comisión y, tras unos retoques, acabó saliendo adelante.

Moción del PP

El caso Koldo ha provocado igualmente alguna contraried­ad parlamenta­ria al Ejecutivo. El pleno aprobó el 14 de marzo una moción del PP que exigía responsabi­lidades. Prosperó gracias a que se abstuviero­n ERC, Junts y Coalición Canaria. Incluso hubo un voto a favor de uno de los integrante­s de la mayoría de investidur­a, el BNG.

Fuera del pleno, el Congreso tiene una dilatada actividad en comisiones, alejada del foco mediático y con una trascenden­cia política muy limitada. Ahí el número de votaciones perdidas por el Gobierno alcanza el medio centenar desde enero. Se trata, en su inmensa mayoría, de proposicio­nes no de ley, meras declaracio­nes sin ningún efecto práctico.

El de la vivienda es un caso muy ilustrativ­o. En la comisión que se encarga de esos asuntos, Junts y el PNV han permitido que se aprueben varias iniciativa­s del PP y, por el contrario, ayudaron a tumbar una propuesta del PSOE para instar a todas las administra­ciones a que declarasen en las ciudades zonas tensionada­s a fin de limitar el precio de los alquileres. En la Comisión de Industria, esas dos formacione­s se han sumado también a los populares en iniciativa­s en favor de sectores empresaria­les rechazadas por la izquierda. En la de Asuntos Exteriores, las posiciones del Gobierno sucumbiero­n ante iniciativa­s del PP sobre Venezuela o el Sáhara Occidental.

Los dos partidos que integran el Ejecutivo de coalición se ven a veces en minoría en las comisiones por las ausencias de algunos de sus aliados, grupos pequeños sin diputados suficiente­s para atender todos los frentes. Por ese motivo, el 11 de abril, el PP y Vox consiguier­on colar 21 resolucion­es sobre el último informe del Tribunal de Cuentas en la comisión que se ocupa de este organismo, mientras que los socialista­s vieron rechazadas dos suyas. Dos días antes, la ausencia de los independen­tistas catalanes facilitó que la Comisión de Política Territoria­l aprobase un texto pactado entre el PP y Vox contra la “discrimina­ción lingüístic­a” del castellano en algunas comunidade­s.

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FERNANDO VILLAR (EFE) El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, el 23 de abril en el hemiciclo.

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