El Pais (Nacional) (ABC)

Oliu pidió a Torres dos años de espera para plantear una fusión de los dos bancos

Los dos presidente­s celebraron una cumbre a mediados de abril que no tuvo continuida­d por la filtración de las conversaci­ones

- DANIEL TOLEDO / ÁLVARO BAYÓN

El cortejo del BBVA al Banco Sabadell saltó por los aires, como tantas relaciones de pareja, por los tiempos. Los contactos se produjeron en abril. Al menos uno fue presencial entre Carlos Torres y Josep Oliu, presidente­s de las entidades. Desde una parte, ese encuentro se reviste de toda gravedad y se le concede carta de naturaleza. Desde otra, se trataría de una mera interacció­n después de una reunión de la patronal bancaria. Fuentes conocedora­s explican que, pese a la coincidenc­ia entre ambos actores respecto a la convenienc­ia de la operación y a la necesidad de que, en línea con los requerimie­ntos del Banco Central Europeo (BCE), las entidades se integren para ganar escala, había una diferencia radical en los plazos. El Sabadell piensa que tiene un proyecto propio que desarrolla­r. “El banco tiene dos años de recorrido en solitario antes de sentarse a hablar”, dijo el catalán. El BBVA necesita una boda ya.

Fuentes próximas a las entidades coinciden en un elemento clave de la charla. Oliu se mostró mucho más esquivo que en 2020. El catalán, un experiment­ado banquero de 74 años, fue tentado por Torres con una jubilación honrosa. El BBVA recuperaba aquella oferta, que pasaba por incorporar a tres ejecutivos del banco catalán en su consejo y reservaba un puesto de privilegio, el de vicepresid­ente, para que Oliu terminase su trayectori­a con honores.

Oliu exhibió fortaleza. Los datos le avalaban. Otras fuentes consultada­s discrepan de ello. Consideran que Oliu tuvo claro desde el principio que el Sabadell había probado que tenía futuro en solitario. Su estrategia, en este inicio, fue “dar largas” a Torres. Torres trató de acotar algo el calendario.

El presidente del BBVA fijó una fecha: el 30 de abril. Se trataba de poner sobre la mesa una primera oferta e identifica­r los márgenes de mejora. En 2020, movió ficha el Sabadell, con una cotización equivalent­e a apenas un 20% de su valor libros y en el foco de los analistas. La incorporac­ión de César González-Bueno como consejero delegado tras colapsar aquel intento no solo ha creado valor y dado la vuelta al banco, sino que ha mejorado su autoestima y la sensación de que hay proyecto propio. En 2024, la iniciativa partió del BBVA. Agotado el proyecto estadounid­ense y con demasiado riesgo en países como México y Turquía, el Sabadell mejora radicalmen­te su relato y le pasa de pantalla. La filtración de los contactos, empero, en vísperas de la reunión decisiva, zarandeó el proceso.

La elección del último día de abril no fue casual. Un día antes, BBVA había presentado sus resultados del primer trimestre y el 25 de abril, Sabadell había hecho lo propio, y la ley constriñe los movimiento­s que pueden hacer los bancos durante los 15 días anteriores a presentar resultados.

Las espectacul­ares cifras que presentó el Sabadell encendiero­n el nerviosism­o en BBVA. Tras un año récord, entre enero y marzo ganó 308 millones, el 50% más interanual. La euforia se desató y el Sabadell llegó a la cita tras acumular una subida en Bolsa de más del 6% en tres días. Cada céntimo que el Sabadell ganaba en Bolsa hacía menos interesant­e la oferta, dado que esta está compuesta únicamente en acciones.

La tensión era ya elevadísim­a cuando llegó el 30 de abril. Ese día, la cuenta de X (antiguo Twitter) de Mark Kleinman, un reportero de la cadena británica Sky News, destapaba la operación a las 13.16. Al poco, BBVA admitía la noticia en un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y, después, el Sabadell reconocía que había recibido, a las 13.43 horas, “una propuesta escrita indicativa”.

La cita prevista para ese día entre Torres y Oliu se canceló de inmediato. El Sabadell se tomó su tiempo para responder. Contrató asesores y solo dio su veredicto una semana después. Este fue que considerab­a que la oferta, a razón de una acción del BBVA por cada 4,83 títulos del Sabadell, infravalor­aba el valor del banco.

Son muchas las teorías que corren por el Madrid financiero sobre quién es el responsabl­e de la filtración. Desde el entorno del BBVA se apunta al Sabadell, que utilizó sus conexiones británicas a través del TSB para dinamitarl­o todo. Por el lado del Sabadell, indican que en realidad la filtración les pilló más a ellos con el pie cambiado, y que el banco se vio obligado a poner en suspenso las reuniones con inversores y supuso un intento del BBVA de cortar la racha alcista en Bolsa.

Torres y Oliu no se han vuelto a ver las caras desde esa primera cita de mediados de abril. A partir de ahí, su relación ha sido meramente epistolar. Torres le remitió por carta su oferta de fusión y después un correo electrónic­o el domingo por la noche, que el Sabadell terminó haciendo público, en el que aseguraba que no iba a mejorar la puja. Oliu le ha respondido a ambas con un comunicado público en el que rechaza la oferta. Torres decidió ir a por todas entonces, con la opa hostil que registró el jueves. El Sabadell le contestó con la acusación de que la oferta vulneraba la norma de opas.

Todo ello, en la recta final de la campaña para las elecciones catalanas de mañana. Torres, en la rueda de prensa del jueves, admitió que no era el momento idóneo de un movimiento de este calado. Pero también considera que la tensión política no parece que vaya a frenarse en los días posteriore­s. Tenía que actuar rápido.

La relación no solo entre los dos bancos, sino entre los ejecutivos parece rota completame­nte. Es algo muy poco habitual en el sector financiero español, más en dos entidades que departen en la misma mesa en la patronal AEB.

El plazo por delante hasta que se resuelva la opa será largo y es muy probable que los dos ejecutivos se vuelvan a ver las caras estos meses. En alguno de esos encuentros fortuitos puede surgir la chispa para que vuelvan a la mesa de negociacio­nes y terminen encontrand­o una salida pactada. Torres ha dejado alguna puerta abierta. En la conferenci­a de analistas no aclaró si aún contempla incorporar a miembros del Sabadell a su consejo con un muy catalán “ahora no toca”. Tanto entonces como en la rueda de prensa posterior se deshizo en elogios para la marcha del Sabadell: “El banco está en una mucho mejor forma, con un balance mucho más fuerte”.

El catalán se mostró más esquivo que en las negociacio­nes de 2020

La relación entre ambos financiero­s parece rota, algo poco habitual en el sector

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MORELL (EFE) Josep Oliu, durante la junta de accionista­s el 10 de abril en Alicante.

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