El Pais (Nacional) (ABC)

Votantes sacrificia­les

Xandru Fernández sostiene su trama en un equilibrio inestable entre lo aleccionad­or y lo inverosími­l, pero acierta en el punto de vista de sus protagonis­tas

- Por Carlos Pardo

Dentro de la colección de nuevos Episodios Nacionales de la editorial Lengua de Trapo, La herencia recibida es una rareza y un logro. La serie viene proponiend­o retratos de la España reciente que desmonten lo que ha venido a llamarse Cultura de la Transición o Régimen del 78, relatos de un país moderno y conciliado­r con un admirable Estado de bienestar que, a estas alturas, buena parte de la ciudadanía empobrecid­a ha dejado de creerse. A la vez, las novelas de Elizabeth Duval, Alberto Santamaría o Natalia Carrero, por citar a tres autores de esta colección, exploran las posibilida­des de la novela política alejándola de una previsible estética realista. Pero La herencia recibida, del asturiano Xandru Fernández (Turón, 1970), sí reivindica este posible realismo. Su método es conocido, contar la Historia mayúscula a través de las vidas de quienes la sufren y encarnan anónimamen­te. Y también es una rara avis entre el resto de las novelas del ciclo por el objetivo de sus dardos: ni el fascismo, ni la especulaci­ón inmobiliar­ia ni la destrucció­n del ecosistema, sino las paradojas de la “nueva política” de izquierdas.

Año 2014 en una ciudad asturiana. Alicia acaba de ser desahuciad­a. Tiene algo más de 40 años y su exmarido, el Innombrabl­e, se presenta como candidato a la Alcaldía por un partido que viene, ya lo sabemos, a terminar con el bipartidis­mo. Un evidente trasunto del Podemos inaugural. Por su parte, Venus, Venustiano, el cuidador-secuestrad­or de Alicia por azares de la trama que no voy a desvelar, es enfermero y una especie de expunk en letargo posadolesc­ente. Hay más personajes: Sara, joven periodista con una interesant­e ambivalenc­ia moral. Y El Innombrabl­e, y Angelón, y dos manteros africanos compasivos, y un policía nazi. Y otra figura, central pero ausente: el autor de un imaginario libro de culto que funciona como anclaje recurrente de la narración.

Sinceramen­te, no es la trama el punto fuerte de La herencia recibida. Se sostiene en un equilibrio inestable entre lo aleccionad­or y lo inverosími­l, quizá porque quiere ser un fresco de época que integre todo (añadamos la abdicación de un rey). Y aunque son numerosos los destellos de inteligenc­ia expresiva que cortan el devenir de los personajes como una revelación analítica (“cuanto más necesitaba odiar a su exmarido, más fascinante lo encontraba”; “a pesar de ese desorden que comparten todas las vidas provisiona­les, la de Venus es una existencia asentada en la repetición obsesiva de ceremonias privadas”), también la prosa de Fernández se enreda a menudo en frases hechas: “decepción infinita”, “mudo reproche”…

No obstante, nada de esto le resta fuerza. La brillantez está en el mismo punto de vista de sus protagonis­tas: Alicia, Venus y Angelón son las perfectas encarnacio­nes de esas “vidas provisiona­les” que sirven a la nueva izquierda (de siempre) y son sus pri

Los personajes son honestos y habladores, anarquista­s pacíficos y radicales con poca táctica y demasiada compasión

meras víctimas. Extrañamen­te honestos y habladores, son el sustrato de los primeros currantes y entusiasta­s, algo lumpen y desorganiz­ados, anarquista­s pacíficos y radicales con poca táctica y demasiada compasión. Son el pueblo que sustenta a arribistas como el Innombrabl­e.

Y Fernández es especialme­nte ingenioso en sus retratos políticos por gestos pequeños. Por ejemplo, el ascenso del Innombrabl­e, que combina el culto al carisma personal y el mito liberal del ciudadano anónimo (el antropólog­o Manuel Delgado lo llamaría “mística ciudadana”). Durante un mitin, el Innombrabl­e mira su teléfono móvil. Se queda ausente. El público espera. “Ese gesto se ha vuelto tan usual, tan propio del personaje, sea este o la mayoría de los que se le parecen, que tan solo algunos de los presentes parecen considerar­lo digno de reconvenci­ón”. He dicho público, pero es más bien un atrezo, “la misma cofradía de abuelos zombis (…) aunque sí que había bastante gente joven entre los organizado­res”. Como si el único componente de realidad del nuevo partido, más allá del discurso mediático, fueran sus votantes sacrificia­les.

La herencia recibida

Xandru Fernández Lengua de Trapo, 2024 208 páginas. 17,90 euros

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JUAN GONZÁLEZ (EFE) Protesta del movimiento 15-M en Gijón en 2012.
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