● Orientación en un sistema complejo
Priorizar y fortalecer la orientación ayudaría a enfrentar los retos de la formación profesional, defiende Luis García. Es algo más necesario aún teniendo en cuenta la apuesta de la nueva ley por una formación mucho más modular y flexible, de entradas y salidas, con múltiples puentes entre el ciclo formativo, el IES y la Universidad, y donde las acreditaciones por vías informales también cuentan. Un circo de muchas pistas, en el que hay que integrar los sistemas de información, formación, empleo, colocación. “La orientación ha de empezar mucho antes, ya desde primaria, y ser muy permeable”, reivindica. Para que el alumnado y sus familias conozcan las necesidades del mercado y las posibilidades que se abren, de manera que puedan elegir las que más les conviene, de manera consciente e informada, y sin traumas. En el X Congreso de Formación Profesional que FPEmpresa acaba de celebrar en Sevilla, su presidente volvió a insistir en la necesidad de una orientación inicial y a lo largo de la vida.
“Todo eso se llama recursos, y voluntad. Somos muy aficionados a los reinos de Taifas, a no compartir la información. Pero al final, el ciudadano necesita que todo el proceso sea transparente”, concluye García. “Los centros más flexibles son los integrados”, los llamados CIFP, según afirman los codirectores del Observatorio de la FP. Se refieren a aquellos que integran toda la oferta de formación profesional existente, para resolver los problemas de fragmentación y falta de coordinación que sufre el sistema en España. Para ello, necesitan involucrar a los actores implicados: administraciones educativa y laboral, agentes sociales, empresas del sector formativo, profesionales y docentes. Según datos del Observatorio, en España, menos del 28% son centros exclusivos de FP (no imparten otras ofertas o niveles educativos) mientras que los CIFP no llegan al 6% del total.