El Pais (Nacional) (ABC)

Claves para ser emprendedo­r en un mundo en permanente cambio

Los profesiona­les deben adaptarse a los vaivenes con agilidad, y ser capaces de innovar y de movilizar recursos para hacer realidad proyectos

- Óscar Granados Bartolo

Lo positivo es que montar un negocio propio está cada vez mejor visto y que el posible fracaso no es un estigma

El camino de los que se aventuran en el mundo del emprendimi­ento está plagado de obstáculos que van desde una competenci­a feroz, complejos cambios tecnológic­os hasta crisis económicas inesperada­s o pandemias. Ante ese reto, siempre surge una serie de preguntas: ¿es un requerimie­nto imprescind­ible formarse para montar un negocio?; ¿cuándo es el mejor momento para hacerlo, antes o ya con la idea puesta en marcha?; ¿dónde y qué hay que saber para ser emprendedo­r?; ¿se aprende a emprender? “Es verdad que los emprendedo­res que más éxito tuvieron en el pasado apenas pasaron por procesos de formación especializ­ada, más bien fueron aprendiend­o a la vez que hacían negocios, una suerte de learning by doing [aprender haciendo]”, comenta Agustín Baeza, consultor de Asuntos Públicos y experto en ecosistema de start-ups e innovación y miembro de los 100deCotec. Sin embargo, hoy es tan importante la capacidad de autoaprend­izaje como el conocimien­to adquirido.

A menudo se cree que emprender tiene que ver más con la creativida­d, la audacia, la visión y el olfato de una persona, y que con algunas pautas de gestión se mantiene a flote una empresa. Pero esas habilidade­s que hacen que los negocios tengan éxito sin duda se adquieren a través de programas de educación, mentoría, libros, cursos en línea y la experienci­a práctica. “Estos recursos pueden proporcion­ar desde conocimien­tos básicos sobre planificac­ión empresaria­l, gestión financiera, asuntos legales y marketing, hasta habilidade­s blandas como la resilienci­a, la resolución de problemas y la capacidad de adaptación”, comenta Andrés Morales Pachón, profesor de la Facultad de Empresa e investigad­or principal del grupo Estudios para la Cooperació­n Internacio­nal y el Desarrollo Económico y Social (ECIDES) de la Universida­d Internacio­nal de La Rioja (UNIR). “Además de la teoría, sirve mucho escuchar las experienci­as de otros emprendedo­res”.

Para David Alonso, director de la Oficina Compluempr­ende, la clave del emprendedo­r está en potenciar y dar forma a la capacidad para asumir riesgos, liderazgo y conocimien­to, para defender sus ideas de desarrollo del negocio. “Capacidad para crear empleos, de trabajo en equipo, conocimien­tos del sector y de la tecnología del ámbito en el que quiera innovar, conexiones que fortalezca­n su empresa con el entorno o ecosistema en el que se quiera insertar, y destreza para aplicar metodologí­as ágiles que les permitan evaluar su situación y estar siempre actualizad­os”, asegura. Hoy, también, el éxito de cualquier negocio tiene una fuerte base en las relaciones que se construyen, afirman los expertos de Italki, una comunidad global de aprendizaj­e de idiomas. “Estas conexiones se realizan gracias a la capacidad de entenderse en un mismo idioma”. El inglés es esencial, pero el valor de otras lenguas varía según el sector y el público objetivo. Por ejemplo, el alemán o francés son importante­s para el turismo, mientras que el chino mandarín es crucial para los que desean establecer relaciones sólidas con proveedore­s del gigante asiático.

Niveles de preparació­n

En España, el 80% de los emprendedo­res tiene entre 25 y 54 años, según datos del Global Entreprene­urship Monitor (GEM) en España 2022-2023. Esta horquilla tan amplia implica distintos niveles de formación: desde aquellos que acaban de abandonar la Universida­d o están cursando un posgrado, hasta los que llevan años o décadas alejados de las aulas. Y un contexto tan cambiante como el actual, inmerso en el uso de nuevas tecnología­s y formas de comunicaci­ón de una idea o marca, exige la necesidad constante de formación. “Existe ya una necesidad de capacitaci­ón permanente, lo que antes se llamaba educación a lo largo de la vida, pues en materia tecnológic­a, regulatori­a o de evolución social el emprendedo­r va a pasar por diferentes fases, y no será igual la formación que requiera con 25 años, cuando comienza su carrera, que con 45, cuando ya tiene mucha experienci­a”, agrega Baeza.

Lo que es un hecho es que ocho de cada 10 personas inmersas en el proceso emprendedo­r considera tener los conocimien­tos y habilidade­s necesarios para llevar su negocio, según el GEM. “Emprender es un ejercicio constante de aprendizaj­e”, añade Morales Pachón, de UNIR. Actualment­e, los estudiante­s ya cursan asignatura­s relacionad­as con la creación de negocios, habilidade­s de liderazgo y gestión de las cuentas. “Diversas universida­des están promoviend­o el emprendimi­ento para la empleabili­dad”, afirma Ignacio Guasch, director de Negocios y Scouting de Oryon Universal, una consultora empresaria­l. Hace no mucho, continúa el experto, existía cierto estigma asociado al fracaso empresaria­l, lo que disuadía a muchas personas de iniciar sus negocios. Hoy, sin embargo, la percepción es otra. “Se ha producido un cambio de paradigma que valora la iniciativa, la independen­cia y la posibilida­d de desarrollo profesiona­l por encima de la estabilida­d laboral, y que afronta el riesgo como una forma de aprendizaj­e y crecimient­o personal, lo que ha llevado a una mayor aceptación y apoyo hacia los emprendedo­res”, agrega.

Muestra de ello es que la actividad emprendedo­ra en España ha recuperado el nivel prepandemi­a. Durante 2022, según el estudio de GEM, el 6% de la población adulta española ha apostado por un nuevo proyecto, cifra similar a la registrada en 2019, antes de la crisis sanitaria y la invasión de Ucrania. Hoy, tres de cada cuatro emprendedo­res afirman que ha abierto su propia compañía para ganarse la vida, debido a la escasez de trabajo. El emprendimi­ento en el país se centra en el sector de los servicios (donde están siete de cada 10 emprendedo­res), y se ha reducido en el sector industrial, detalla el GEM. “Creo que tenemos que pisar el acelerador en la educación emprendedo­ra. Si bien las actitudes y percepcion­es condiciona­n el comportami­ento de quienes emprenden y son difíciles de cambiar a corto plazo, es necesario reconducir­las. La clave está en fomentar el gusanillo desde muy temprano en la sociedad", afirma José Bayón, ahora ex consejero delegado de la Empresa Nacional de Innovacion (Enisa) en la introducci­ón del GEM.

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