Las suizas salen a la calle para reclamar una igualdad real
Miles de mujeres exigen cambios en la segunda huelga feminista en el país
Suiza no es país de huelgas, y mucho menos generales. Pero ayer, decenas de miles de mujeres se lanzaron a la calle para exigir la igualdad real, el fin de la discriminación salarial, medidas de conciliación y tolerancia cero ante la violencia de género. Veintiocho años después de que medio millón de mujeres protagonizaran el primer paro general para reivindicar sus derechos, muchas suizas se vieron cargadas de motivos para volver ayer a la protesta, convocadas por organizaciones feministas y sindicatos.
Las primeras salieron a la calle cuando aún era de noche para despertar a la movilización con caceroladas y pitadas, mientras la catedral de Lausana se iluminaba en morado. “Las mujeres cambiamos la sociedad. Ahora”, anunciaba una gran pancarta en la Bundesplatz de la capital, Berna. En todo el país se organizaron actividades a lo largo de la jornada, que culminó por la tarde en grandes manifestaciones en las principales ciudades exigiendo más “sueldo, tiempo y respeto”. “Esto tiene que moverse, no avanzamos”, afirmaba Natascha Wey, miembro de la dirección del sindicato de servicios públicos VPOD y copresidenta de la secretaría de mujeres del Partido Socialista Suizo, en una conversación telefónica desde Zúrich en vísperas del paro, antes de recitar una larga lista de razones que abonan el malestar: una brecha salarial del 20%, el peso principal en el cuidado de niños y mayores, pensiones hasta un 37% más bajas que los hombres, acoso sexual y una violencia de género que no se visibiliza lo suficiente y deja una mujer asesinada cada dos semanas a manos de su pareja o expareja.
Inspiración en el 8M
La igualdad de mujeres y hombres se introdujo en la Constitución suiza en 1981, pero una década después, apenas se habían producido avances, lo que llevó al primer paro general el 14 de junio de 1991. La ley de igualdad llegó cinco años después, la ley de plazos del aborto en 2002 y las 14 semanas de permiso de maternidad en 2005. En ese largo camino —el derecho al voto no se aprobó hasta 1971— se ha ganado en igualdad, pero no lo suficiente. “Hay necesidad de recuperar terreno”, abundaba Wey, de 37 años. “No tenemos permisos de paternidad, por ejemplo, y las guarderías son muy caras”. Las mujeres continúan llevando el peso de la crianza, de modo que seis de cada 10 trabajadoras, pero solo 1,8 de cada 10 hombres, tienen un
empleo a tiempo parcial, según la Administración federal. Eso conduce a pensiones más bajas, menos oportunidades de formación y de carrera profesional.
Suiza disfruta de un alto nivel de vida, pero no se distribuye de manera igualitaria, a juicio de las organizaciones convocantes. “Hay que organizarse, que entren más mujeres en política para cambiar la situación”, añadía Wey. En el Parlamento, las mujeres ocupan ahora el 31,7% de los escaños, frente al 47,4% en España. Los diputados interrumpieron ayer las sesiones durante un cuarto de hora.
El movimiento feminista suizo ha recobrado impulso al calor de la ola del Me Too, y una revisión descafeinada de la ley de igualdad en el Parlamento que agitó el debate y acabó en la convocatoria de huelga. Desde principios de año, se han creado multitud de colectivos para prepararla. Itziar Marañón, española de 42 años que emigró hace 11 a Suiza y es responsable de proyectos de integración en el Ayuntamiento de Berna, acudió a un encuentro de mujeres convocado por Facebook y desde entonces no ha parado. “Aquel día éramos cinco o seis, al final ya había 150 apuntadas”, contaba por teléfono mientras ultimaba los preparativos para el paro.
“El movimiento feminista estaba bastante parado, faltaba un cambio generacional”, opina Marañón, que destaca la “inspiración” del 8M español. Un coro de la ciudad tenía previsto amenizar ayer el paro con un repertorio que incluía la canción Ala huelga, coreada por miles de manifestantes en Bilbao en el 8M de 2018.