La moda masculina renueva sus relatos
Pitti Uomo, la feria más importante del sector, alcanza su edición número 96 con invitados excepcionales como Salvatore Ferragamo y Givenchy en Florencia
La estrella de la colección de moda masculina que Salvatore Ferragamo presentó en Florencia el pasado martes fue un curioso calzado híbrido, mitad botín clásico, mitad zapatilla de senderismo, en el que conviven el ante, la goma y las correas elásticas montañeras. Mediante este ejercicio, el director creativo Paul Andrew parece recordar que el fundador de la firma, el zapatero más vanguardista y revolucionario del siglo XX, había hecho fortuna precisamente mediante la introducción de materiales, técnicas y formas inexistentes en la zapatería de su época.
El escenario donde se celebró el desfile, la imponente Piazza della Signoria, apuntaba otra seña de identidad de la casa: el vínculo con Florencia y con su patrimonio. La fuente de Neptuno, restaurada recientemente a cargo de Ferragamo, ejercía de telón de fondo de un estreno ambicioso. Andrew lleva en la casa desde 2016, cuando se hizo cargo de las colecciones femeninas y de calzado. En febrero asumió la dirección creativa global que incluye también la colección masculina diseñada por el francés Guillaume Meilland. Y su apuesta, en tiempos cada vez más unisex, consiste en unificar el espíritu, la temática y la estética de las colecciones masculinas y femeninas. Andrew lo hace reflejando ese mantra contemporáneo que afirma que el lujo será deportivo o no será, y desarrolla lujosos cortavientos, monos de inspiración aeronáutica, pantalones de cintura alta y reminiscencias setenteras, detalles técnicos, bolsillos múltiples y colores complejos: naranja, marrón, verde pálido o beis.
El desfile fue el plato fuerte de la primera jornada de la edición número 96 de Pitti Uomo, la feria de moda masculina más importante, que hace 30 años comenzó a celebrar desfiles de diseñadores invitados. Así lo atestigua la exposición Romanzo breve di moda maschile, inaugurada esta semana en el Museo della Moda e del Costume del Palazzo Pitti, y en la que el comisario Olivier Saillard narra la evolución reciente del estilo masculino a través de las colecciones presentadas en Pitti Uomo. Si, parafraseando el título de la exposición, la moda puede leerse como una novela breve, las colecciones de esta edición de Pitti Uomo oscilarían entre el futurismo y la historia. El miércoles, Givenchy presentó su colección de moda masculina para la primavera/verano de 2020 en Villa Palmieri, una suntuosa mansión renacentista en la que algunos expertos ubican el escenario del Decamerón de Boccaccio.
Aunque no era la primera colección para hombre de la directora creativa Clare Waight Keller, que en enero ya mostró una pequeña colección, sí era la primera presentada en formato de desfile. La británica esbozó un canto a dos clases de nostalgia: la de los orígenes de la marca (algunos tejidos recordaban que Givenchy había crecido en una familia de tapiceros) y la de la adolescencia noventera de la diseñadora. Entre estas coordenadas se movían con comodidad los pantalones cargo, las chaquetas técnicas, las capas pluviales futuristas, los trajes entallados y las zapatillas deportivas.
Es una apuesta arriesgada porque, en tiempos de imágenes veloces, la artillería pesada de la colección reside en detalles imperceptibles a primera vista. Los tejidos microperforados, plisados o tornasolados, y la introducción de materiales tan vanguardistas como una suerte de terciopelo técnico de textura relampagueante releen la historia de la casa desde una perspectiva original, la de Givenchy como un modisto obsesionado por los tejidos, los detalles y las texturas de la edad dorada de la alta costura.
De hecho, las texturas desconcertantes han sido el leit motiv de varios de los desfiles de Pitti Uomo. Por ejemplo, el punto metalizado y los brocados de la colección presentada por Marco de Vincenzo, o los estampados abstractos con que el artista Sterling Ruby, colaborador habitual de Raf Simons, estrenó su propia firma de moda, S.R. Studio L. A. Lo de Ruby fue otra elegía generacional al tecno, la moda urbana, el denim, la indumentaria profesional y la ropa deportiva. Prendas amplias que no entienden de géneros y que apelan a una audiencia global y juvenil que compra moda a través del móvil y busca connotaciones emocionales en cada logo.
Sin embargo, el mayor ejercicio de anticipación de Pitti Uomo estaba en la sección dedicada a China como país invitado. El gigante asiático es ya uno de los mercados más importantes, y en Florencia ha desplegado otro tipo de potencial: el de sus creadores. El símbolo más poderoso del desfile de la firma china Pronounce era una camiseta elástica cuyo estampado era una réplica fotográfica de las armaduras de los guerreros de terracota. La colección hablaba de turismo, arqueología, consumo y de las obsesiones tecnológicas de la generación Z, y sintetiza las contradicciones de un mercado, el de la moda masculina, cuyo volumen crece al mismo ritmo que su complejidad.