El Pais (Pais Vasco) (ABC)

El presidente eslovaco rechaza la propuesta de nuevo Gobierno

- EFE, Praga

Sarkozy, entonces presidente de Francia, recibe a Muamar el Gadafi en el Elíseo en 2007. condenado durante la V República, el actual régimen constituci­onal fundado en 1958, es el antecesor de Sarkozy, Jacques Chirac, por el caso de los empleos ficticios en la alcaldía de París.

Las sospechas sobre Sarkozy y su equipo se apoyan en testimonio­s como el del intermedia­rio francoliba­nés Ziad Takieddine que asegura que de noviembre de 2006 a enero de 2007 entregó el dinero para financiar la campaña de Sarkozy a este, entonces ministro del Interior, y a su jefe de gabinete, Claude Guéant. Abdallah Senoussi, exjefe de los servicios de espionaje militar libios, confirmó el testimonio de Takieddine, así como documentos en manos del exministro del Petróleo de este país, Choukri Ghanem, ahogado en el Danubio en Viena en 2012.

Estrechar contactos

“Que Sarkozy devuelva el dinero que ha aceptado de Libia para financiar su campaña electoral”, dijo en 2011 Saif el Islam Gadafi, hijo del líder libio.

Sarkozy estrechó sus contactos con Muamar el Gadafi en 2005, después que Francia y sus aliados levantasen las sanciones que pesaban sobre este país. Siendo ministro del Interior, Sarkozy se reunió cara a cara y con la única presencia de los intérprete­s, con el líder libio en Trípoli. La victoria electoral en 2007 intensific­ó la luna de miel con un dictador que hasta años antes había sido un paria internacio­nal, acusado de financiar el terrorismo contra países occidental­es. El momento más dulce —o embarazoso— llegó en diciembre de aquel año, cuando Gadafi, de visita a París, instaló su tienda en el jardín de un palacete junto al Elíseo.

La relación se deterioró. En 2011 Sarkozy promovió la intervenci­ón militar en Libia. No había entonces líder occidental más beligerant­e con Libia. Y fue entonces cuando varias personalid­ades del régimen, con Gadafi al frente, empezaron a amenazar con revelar el “grave secreto” de los supuestos pagos para la campaña del ministro. La intervenci­ón militar precipitó la caída del régimen, la muerte de Gadafi y un conflicto que ha convertido al país en un foco de inestabili­dad. Un año después, Sarkozy perdió las elecciones ante François Hollande. El presidente de Eslovaquia, Andrej Kiska, rechazó ayer el nuevo Ejecutivo propuesto por el primer ministro designado, el socialdemó­crata Peter Pellegrini, por considerar que los cambios efectuados tras la dimisión de Robert Fico la semana pasada no son suficiente­s para generar la confianza de la población. El jefe del Estado dio a Pellegrini de plazo hasta el viernes para presentar un nuevo equipo de Gobierno.

En una declaració­n televisada, Kiska consideró que el equipo propuesto no permite divisar un avance importante en la investigac­ión del asesinato del periodista Jan Kuciak, un crimen que desencaden­ó la dimisión de Fico.

“Es necesario un Gobierno capaz de convencer a la ciudadanía de que asegura una investigac­ión independie­nte e imparcial del asesinato de Jan Kuciak y [su pareja] Martina Kusnirova, y también de la sospecha de crimen organizado sobre lo que escribía el periodista asesinado”, dijo.

Kuciak investigab­a supuestos vínculos de la mafia italiana con círculos próximos al Gobierno del socialdemó­crata Fico y, de momento, el trabajo de la policía para esclarecer el homicidio no ha mostrado avances.

“Decenas de miles de personas protestan en las calles por esto, porque han perdido la confianza en el interés sincero por la justicia de aquellos que están al frente de los órganos y ministerio­s más importante­s”, subrayó el presidente.

Bajo el lema “Por una Eslovaquia decente”, unas 50.000 personas se congregaro­n el viernes en Bratislava, dos días después de que Fico dimitiera junto a su gabinete bajo la condición de que se mantenga en el poder la misma coalición tripartita que encabezaba.

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