¿Es esto lo que queremos?
Cada uno a lo suyo
Estos últimos días hemos asistido a lo que viene siendo, desde hace tiempo, una costumbre cada vez más extendida: la cobertura exhaustiva, por parte de todas las cadenas de televisión, de hechos que despiertan un ansia enfermiza de información. El horrible crimen del niño Gabriel Cruz ha llenado casi enteramente programas en los que normalmente se tratan diferentes temas. En alguna de esas cadenas se ha acusado, sin embargo, al PP de utilizar el dolor de los familiares de las víctimas para impedir la derogación de la prisión permanente revisable. Yo pienso que las dos posturas son idénticas e igualmente reprobables desde el punto de vista ético. El PP se quiere asegurar el apoyo de los demás partidos y de gran parte de la población, conmocionada por el último caso de violencia extrema, y las cadenas de Vivimos en una sociedad enferma en la que valores y respeto no están de moda. Nos hace falta salir de nuestra zona de confort para poder observar lo que pasa a nuestro alrededor y realizar una constante autocrítica que nos evite caer en la indiferencia. Estamos faltos de líderes con autoridad moral, empatía, respeto y proyectos reales de solidaridad televisión, cubriendo sin tregua el caso, la máxima audiencia. Todo muy siniestro.— Javier Rodríguez Almingol. Pamplona.
Un guiño a mi abuelo
Juan Iglesias Marcelo, exalcalde de Cáceres, exsenador socialista y asiduo lector de este diario, 87 años, mi abuelo. Siempre me dijo y nos sobran políticas progres vacías de contenidos.
Nuestra sociedad está cegada por el consumismo y el egoísmo que nos deja ver el árbol pero no el bosque. En ella habita mucha gente carente de un mensaje de esperanza que necesita ser comprendida, acompañada y escuchada; no manipulada y engañada con palabras vacías, cargadas que en esta vida hay que saber cuidar las formas. La socialdemocracia nace del respeto al contrario; piense o crea lo que quiera, lo compartas o no, hay que mantener la mano tendida al diálogo, ser flexible, feminista y pragmático: eso es ser de izquierdas. Una nación cosmopolita que no pierda su tradición, sus esencias culturales, es una nación de conciudadanos sabios y tolerantes. El de rabia, que nada aportan y causan desengaño y más dolor. La justicia social, tan necesaria para la dignidad del hombre, se consigue trabajando, no agitando; apoyando y proponiendo, no solo criticando; respetando y no insultando, y buscando no solo votos sino hechos y buenas acciones. Solo así, entre todos, conseguiríamos sanar una sociedad que no parece mejorar con las curas propuestas.— Carmen Bonet Valls-Taberner. avasallamiento, la continua guerrilla dialéctica, la firmeza inamovible o el estar sentado a ver qué pasa, nada de eso será política imperecedera, quizás una moda, eso sí, que venza pero no convenza. Muchas personas echan de menos a los socialistas de los años ochenta, pero lo que realmente añoran es el camino claro, conciso y decidido del partido.— Jorge Iglesias Chaves. Cáceres.
En el Día del Síndrome de Down
Las personas con síndrome de Down tenemos sentimientos. Cuando me entero de que a alguien se le ha negado entrar en un pub, alojarse en un hotel o votar por tener ese síndrome, me siento triste y humillado. No solo por la discriminación, sino también porque la sociedad se ha perdido la oportunidad de conocernos. Si nos hubiera conocido no nos habría marginado. Os propongo que os pongáis en nuestra piel. Cualquier discriminación pone en peligro nuestra autoestima.— Andy Trias Trueta. Barcelona. Los textos tienen que enviarse exclusivamente a EL PAÍS y no deben tener más de 100 palabras (700 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, teléfono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PAÍS se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos o extractarlos. No se dará información sobre estas colaboraciones. CartasDirector@elpais.es