EE UU desafía al G-20: “No tenemos miedo a una guerra comercial”
Román Escolano, ministro de Economía de España, atiende a los medios tras la reunión del G-20 en Buenos Aires, Argentina. Estados Unidos se quedó muy solo en el G-20 en Buenos Aires en su apuesta por las barreras comerciales, pero eso no pareció importarle al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin: “Tenemos que estar preparados para defender los intereses de EE UU y el comercio libre y justo. Como dijo el presidente, no tenemos miedo a una guerra comercial dado el tamaño de nuestro país y nuestra economía y el gran déficit comercial”. Los demás países presentes en la reunión del G-20 se habían unido para tratar de convencer a Estados Unidos de que no inicie una guerra comercial con China y la Unión Europea, pero lejos de buscar calmar las aguas, la reunión acabó con una comparecencia de Mnuchin explosiva. El hombre de Trump en la cumbre dejó claro que su problema principal es con China, y trató de buscar aliados, aunque aparentemente no los encontró. “Hay una visión general que desea que China tenga mercados más abiertos para que podamos participar en sus mercados como ellos participan en los nuestros. Hemos sido muy transparentes desde el día uno. Buscamos un comercio libre y justo, recíproco. Queremos los mismos derechos para nuestras compañías que los que tienen otras en nuestro país. No estamos buscando proteccionismo, queremos un comercio justo”.
En el comunicado final, que necesita la unanimidad para ser aprobado, se pactó una fórmula para salvar los muebles. No hubo una condena abierta a los aranceles al acero y el aluminio que EE UU aplicará a partir del viernes, pero sí una llamada cerrada a defender el libre comercio como estrategia contra “las tensiones económicas y geopolíticas” mundiales, aunque con el matiz de que se necesita "un mayor diálogo y acción", esto es se abre la puerta para seguir negociando. Varios ministros europeos, entre ellos el español, Román Escolano, insistieron en público en que el proteccionismo “es un error histórico”. Dentro, en las sesiones a puerta cerrada, según varios de los presentes, algunos asistentes se quedaron sorprendidos por la agresividad de la posición de Estados Unidos. El comunicado final es un punto intermedio que permite seguir dialogando, mientras varios dirigentes consultados confían en que EE UU no lleve a la práctica sus amenazas arancelarias.
En privado los cruces fueron duros, y en público los ministros de Finanzas reunidos en Buenos Aires no ocultaron su temor a una guerra comercial. El documento final, eso sí, evitó cualquier enfrentamiento directo con Estados Unidos, que nunca lo habría aprobado.
Mientras esta era la discusión central del encuentro, Argentina, como país anfitrión, intentó que no se perdiera de vista la agenda oficial de la cita: el futuro del trabajo, el desafío de las criptomonedas, la forma de gravar los beneficios mundiales de las grandes multinacionales digitales, y el diseño de un modelo global de financiación de infraestructuras.
“El comercio internacional y la inversión”, dice el comunicado de la cumbre, “son importantes motores de crecimiento, productividad, innovación, creación de empleo y desarrollo”. “Reafirmamos las conclusiones de nuestros líderes en la Cumbre de Hamburgo [realizada en julio el año pasado] y reconocemos la necesidad de un mayor diálogo”, agrega el texto. Para los ministros europeos era muy importante hablar de Hamburgo, porque allí se dejó muy claro el rechazo al proteccionismo, pero finalmente la posición fue más suave. Para los líderes, en noviembre, y con la presencia del propio Trump, queda la batalla política final.
También hubo una mención concreta a la “volatilidad excesiva o los movimientos desordenados de los tipos de cambio”, que se traducen en devaluaciones competitivas para fomentar las exportaciones, aunque sin nombrar a China, el país que más la utiliza. “Nos abstendremos de devaluaciones competitivas y no usaremos nuestros tipos de cambio para esos fines”, es el compromiso de los países del G-20 en el comunicado final.
Mnuchin escuchó en persona los reclamos de algunos países europeos, como Francia y Alemania. La idea es que una nueva guerra comercial es un error histórico que no llevará a ningún lado. El proteccionismo “ha sido un tema discutido, la inmensa mayoría compartimos que es un error histórico. España se ha sumado a un mensaje de preocupación”, dijo el ministro de Economía español, Romano Escolano. Su par alemán, Olaf Scholz, se mostró preocupado por una eventual escalada arancelaria. “Por eso es más importante que siempre se vuelva a enviar una señal contra las tendencias proteccionistas”, dijo.