El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Un jugador de rugby sacude el Congreso

Alberto Aláiz, que quedó tetrapléji­co en 2015 y cobró 12.000 euros, logra que el Parlamento trate la actualizac­ión de los baremos del seguro deportivo

- CARLOS ARRIBAS, Valls

El 3 de octubre de 2015, Alberto Aláiz, de 39 años entonces, se quedó tetrapléji­co después de sufrir un placaje en un partido de rugby de cuarta regional madrileña en Getafe entre el Atlético, su equipo, y el Alcorcón. Estando aún en coma en el hospital, un representa­nte de la compañía de seguros con quien tenía el seguro obligatori­o de deportista­s informó a sus padres de que le correspond­ería una indemnizac­ión de 12.000 euros. Indignados por lo que, a todas luces, era una cantidad ridícula teniendo en cuenta la de gastos que le sobrevendr­ían solamente para llevar una vida mínimament­e de superviven­cia, los padres se negaron a firmar el finiquito que les ofrecía la asegurador­a. “Esto es lo que hay”, les dijeron. “Son las cantidades que figuran en el Real Decreto que regula las prestacion­es mínimas del Seguro Obligatori­o Deportivo”.

“Cuando empiezas a hacer deporte ya sabes que corres un riesgo, piensas en que te puedes romper una pierna o un brazo y te federas para tener un seguro, por si acaso, pero nunca piensas que te puede pasar algo más grave, así que no lees la letra pequeña del seguro y las indemnizac­iones, hasta que es demasiado tarde”, dice Aláiz, quien desde aquel día dividió su vida y su tiempo entre la rehabilita­ción y la lucha para cambiar la ley. “Supe que era una batalla que tenía que luchar”.

Apoyo político

Han pasado casi dos años y medio desde el día en que quedó condenado a vivir en una silla de ruedas para siempre. Han sido 29 meses en los que Aláiz, que luchó solo al principio, que después encontró el apoyo de la abogada María José López, que no dejó de recordar al Consejo Superior de Deportes (CSD) su responsabi­lidad, y que acudió también a la Defensora del Pueblo, ha movilizado a asociacion­es de afectados, a partidos políticos. Y ha cosechado al menos un fruto hasta el momento. El Congreso de los Diputados tratará en su sesión de hoy una proposició­n no de ley presentada por el PSOE (y que cuenta, de entrada, con el apoyo de Podemos y Ciudadanos) para actualizar las indemnizac­iones mínimas del seguro deportivo y la cobertura de este, y no solo eso, también pretende que de una vez se desarrolle completame­nte la ley de la salud en el deporte.

El real decreto que se quiere actualizar estipula “la obligatori­edad para todos los deportista­s federados que participen en competicio­nes oficiales de ámbito estatal de estar en posesión de un seguro que cubra los riesgos para la salud derivados de la práctica de la modalidad deportiva correspond­iente”, según determina textualmen­te. La norma data del año 1993 y la firma el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces titular en el Ministerio de Educación y Ciencia. Fija en dos millones de pesetas la indemnizac­ión por lesiones graves, como la tetrapleji­a, una cantidad que entonces, hace 25 años, podía tener cierto sentido, pero que convertida en los 12.000 euros de 2015 le merece a Aláiz el contundent­e calificati­vo de “indecente”, lo que quizás se comparta plenamente si se añade que el mismo real decreto señala que el monto mínimo debería actualizar­se cada tres años. Desde entonces, desde que se fijó en esos dos millones de pesetas, el único cambio ha sido traducirlo a 12.000 euros.

“Mi vida ha cambiado pero yo no he podido ni adaptar mi casa a mi tetrapleji­a, para lo que me hicieron un presupuest­o de 80.000 euros, ni adaptar el coche o pagarme una rehabilita­ción que no sea puramente de mantenimie­nto”, dice Aláiz, padre de dos hijos. “Y ni siquiera pude percibir una ayuda para comprarme la silla de ruedas, pues el seguro solo financia material ortopédico para la curación, y el seguro considera que yo no tengo curación”. Si la lesión medular que cambió su vida la hubiera sufrido en un accidente de circulació­n, Aláiz habría recibido una indemnizac­ión de millón y medio de euros, según fija el baremo publicado en el BOE.

Excusas del CSD

La licencia federativa que deben tener los jugadores de rugby le costaba a Aláiz 183 euros anuales, de los cuales, 135 correspond­ían al seguro, contratado con una compañía de seguros por la federación madrileña. “Por solo ocho euros más, la protección sería de 120.000 euros, he visto después, pero en las federacion­es se quedan con el mínimo y aún me dicen en el CSD que si se sube el seguro muchas federacion­es no podrían asumirlo”, explica Aláiz, que muestra datos de otros países europeos y otros seguros: en Francia, un jugador de rugby recibió 4,5 millones de euros de la compañía de seguros por un caso como el suyo; en Irlanda el mínimo son 850.000 euros y 645.000 en el Reino Unido.

En su última reunión con las autoridade­s deportivas, Aláiz recuerda que José Ramón Lete, actual presidente del CSD y secretario de Estado para el Deporte, le dijo que desde su organismo no se podía hacer nada y que además no sería retroactiv­o, por lo que el jugador de rugby no se beneficiar­ía de ello aunque ganase esta batalla. “Y yo le dije que yo no luchaba por mí, sino porque lo que yo sufro no lo sufra otra persona”, dice. “Si alguien lo hubiera hecho antes que yo, yo lo habría aprovechad­o… Y nunca me podría volver a mirar en el espejo si no hubiera luchado yo por otros”.

El hombre lleva dos años y medio en silla de ruedas tras sufrir un placaje “No lucho por mí, sino porque otra persona no sufra lo que he sufrido”

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/ INMA FLORES Alberto Aláiz, ayer en una calle de Madrid.

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