El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Cómo se puede materializ­ar la furia de Pekín

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editorial asegura que Pekín “no creará problemas”. Pero tampoco “nadie debe subestimar la confianza, voluntad y fuerza de China” para responder a la situación. Pekín convocó ayer al embajador de EE UU.

A este editorial del Diario del Pueblo se han sumado otros medios estatales chinos. El periódico Global Times, de línea muy nacionalis­ta, declara: “Los intereses nacionales de Canadá no se verán beneficiad­os si pretende congraciar­se con EE UU tratando a la señora Meng de manera injusta. Si no se le concede la fianza y se la extradita a Estados Unidos, Canadá obtendrá la mínima gratitud de EE UU, pero la máxima oposición de China”.

Ante el tribunal

Meng, detenida el 1 de diciembre mientras hacía escala en Vancouver, comparecer­á de nuevo hoy ante un tribunal en esa ciudad, en la continuaci­ón de una audiencia que comenzó el viernes para determinar si se le concede la libertad bajo fianza. En la sesión del viernes, los fiscales denunciaro­n que la directora financiera de Huawei participó en un fraude para engañar a institucio­nes financiera­s y conseguir hacer transaccio­nes que violaban las sanciones estadounid­enses contra Irán. La detención se produjo después de que EE UU hubiera emitido una petición de arresto el 22 de agosto contra Meng. Como consecuenc­ia de la solicitud del país vecino, un juez canadiense emitió a su vez una orden de detención contra la ejecutiva el 30 de noviembre, al conocerse que iba a volar de Hong Kong a México haciendo escala en Vancouver.

Huawei niega que su vicepresid­enta haya cometido delito alguno. La compañía, según ha declarado en un comunicado, asegura cumplir “con todas las leyes y regulacion­es aplicables en los países en los que opera, incluidas las leyes y regulacion­es que se aplican sobre el control y sanción de las exportacio­nes de las Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea”. La detención, desde el momento en que se dio a conocer el pasado miércoles, ha suscitado una profunda indignació­n no solo del China no ha detallado cómo podría responder ante Canadá y Estados Unidos si se prolonga la detención de Meng Wanzhou, vicepresid­enta de Huawei, pero en el pasado ha respondido con medidas como boicoteos comerciale­s a los productos de países que incurriero­n en la furia del Gobierno de Pekín. Así ocurrió en 2016 cuando Corea del Sur dio el visto bueno a un sistema de defensa antimisile­s que China considerab­a una amenaza a su seguridad nacional. Tras la concesión del premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo en 2010, las relaciones entre China y Noruega tardaron seis años en normalizar­se.

Gobierno, sino también entre los ciudadanos chinos, que han volcado su furia en las redes sociales. El sentimient­o es que Washington está dispuesto a cualquier tipo de medida para evitar el auge de una China cada vez más fuerte y que amenaza con hacer sombra al dominio de la primera potencia mundial. Y EE UU tenía en el punto de mira a Huawei desde hace años, al sospechar vínculos entre esta compañía y el Ejército Popular de Liberación chino.

El arresto ha echado leña al fuego a las relaciones ya de por sí deteriorad­as entre Washington y Pekín por la guerra comercial que mantienen. Una batalla que va más allá de los aranceles que la Casa Blanca de Donald Trump ordenó a mediados de este año para reclamar un mayor equilibrio en la balanza comercial entre ambos, y que se ha extendido a las prácticas chinas sobre acceso a sus mercados y a la protección de la propiedad intelectua­l. De momento, Pekín ha tenido buen cuidado en subrayar que considera la detención de Meng y las disputas comerciale­s con Estados Unidos asuntos independie­ntes.

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