Hablar de muchas cosas que no sean “el monotema”
“Ellos tienen más interés en reunirse que nosotros con ellos, pero en ocasiones ponen excusas que dificultan la negociación y los posibles acuerdos y lo fían a que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado”, explican fuentes del Govern.
“Existe una contradicción entre decir que esto es una pantalla pasada y que el objetivo es la independencia y, por otro lado, mantener esta agenda negociadora con el Gobierno”, replica el secretario de Estado de Política Territorial, Ignacio Sánchez Amor, quien incide a renglón seguido: “Queremos hablar de muchas cosas que no sean el monotema y los equipos jurídicos de los ministerios se cruzan muchos documentos”.
El Govern reconoce que, al margen de las reuniones, existe “mucha comunicación telefónica” entre los distintos departamentos. El Gobierno de Quim Torra apenas se ha reunido con los grupos de la oposición en lo que va de legislatura. Solamente en las últimas tres semanas se ha celebrado una reunión con los comunes y con el PSC para sondear la disponibilidad de ambas formaciones a aprobar las cuentas de la Generalitat y para celebrar una reunión de la mesa por el diálogo impulsada por los socialistas y que acabó sin que se cerrase ningún tipo de acuerdo.
El único pacto político de la legislatura catalana concreto y cuyos últimos flecos están todavía pendientes de cerrar se ha alcanzado con Ciudadanos para renovar el órgano de gobierno de TV3 y Catalunya Ràdio. un día tras otro el Gobierno catalán sigue reclamando la república y formula duras críticas contra el Estado. En Bruselas se celebró el pasado 26 de octubre un acto sobre Memoria y Democracia que la Generalitat justificó “ante la pervivencia del franquismo en el Estado español”. En la misma capital, Torra reclamó el sábado la vía eslovena para conseguir la independencia, en referencia a la secesión de aquella zona de la antigua Yugoslavia en la que hubo 62 muertos.
Calvo y Artadi
Los primeros en abrir la ronda de encuentros fueron los jefes de ambos Gobiernos, el 9 de julio. La vicepresidenta Carmen Calvo se ha reunido en cuatro ocasiones con representantes del Govern: dos con el vicepresidente Pere Aragonés y otras dos con la portavoz y consejera de la Presidencia, Elsa Artadi. Aragonés y Artadi viajan con frecuencia a Madrid, a veces de manera discreta, y Calvo también aprovecha viajes a Barcelona para organizar encuentros discretos. Nadie parece muy interesado en la publicidad de estas citas pero la relación, no solo en persona sino sobre todo telefónica, no se corresponde con la supuesta tensión que dejan ver las declaraciones públicas. La ministra Batet ha celebrado desde julio hasta mediados de noviembre otras cuatro reuniones: dos con el consejero de Acción Exterior de la Generalitat, Ernest Maragall, otra con Artadi y una más con el consejero de Política Digital y Administración Pública, Damià Calvet. El 1 de agosto, Batet y Maragall presidieron la comisión bilateral Estado-Generalitat que sirvió para poner en marcha otras comisiones bilaterales específicas o comisiones mixtas, que han derivado en otros ocho encuentros.
Un portavoz del Govern admite sin reparos: “El Gobierno del PSOE supone un cambio con el del PP. Se puede hablar de todo, pero echamos en falta coraje y concreción”. Sánchez Amor, mano derecha de la ministra Batet, niega esa versión. “Este Gobierno tiene coraje y valentía, porque frente a la intoxicación diaria de que está vendido al independentismo, se sigue reuniendo con la Generalitat para crear el espacio de diálogo que prometimos”.
El traslado a cárceles catalanas de los líderes del procés , el desestimiento de los recursos ante el Tribunal Constitucional, y los acuerdos de la Junta de Seguridad de Cataluña celebrada en Barcelona con la presencia de Torra y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, son los principales frutos de ese diálogo. La Generalitat destaca, además, la enorme sintonía entre el ministro de Cultura, José Guirao, y la consejera Laura Borràs, que se han reunido en tres ocasiones y han logrado diversos acuerdos.
El abultado número de reuniones mantenidas entre los ministros y los consejeros contrasta con la fría relación que mantiene el Govern de Quim Torra con la oposición catalana. El PSC ha sido descartado por el independentismo para pactar los Presupuestos de la Generalitat y únicamente ha sido atendida su petición de celebrar una Mesa del Diálogo que acabó con solo buenas palabras.