Cinco remates, el peor dato desde 2015
Las malas sensaciones con las que el Madrid acabó el partido, encerrado cerca de su portero en el campo del colista, quedaron también reflejadas en la hoja de estadísticas. El conjunto de Solari solo remató cinco veces a puerta, lo que supone su registro ofensivo más bajo desde un encuentro contra el Atlético en febrero de 2015 (cuatro remates). La sequía contagió por ejemplo a Benzema, que se quedó sin un lanzamiento a puerta por primera vez esta temporada en todas las competiciones.
Quien sí cantó diana fue Bale, que con su tanto rompió una sequía de 802 minutos y 40 remates consecutivos sin mandar un balón a la red en LaLiga, lo que suponía su peor racha en la competición española.
Ni remates ni asociaciones. El Madrid solo completó 452 pases ante el colista. Nunca en un partido de este curso había registrado una cifra tan baja. muy pronto del campo a Ceballos para introducir a Fede Valverde. Apenas habían pasado diez minutos del segundo tiempo, pero por entonces el Huesca había dispuesto ya de tres oportunidades de empatar, todas impulsadas por el enérgico Ferreiro.
El intento de reconstrucción no se quedó ahí y el técnico argentino dio opciones a los dos principales desterrados de su era. Salieron del campo Modric y Bale y entraron Isco y Asensio. El control de la pelota que ganó el Madrid fue fugaz, y a Solari se le vio varias veces en la banda pidiendo a Courtois que se saltara los trámites de elaboración y buscara desde su área directamente a los delanteros.
El Huesca olió las dudas de los blancos, la inseguridad. Solo Benzema parecía lograr que el equipo hilvanara algo descolgándose hacia posiciones más retrasadas, mientras los locales insistían e insistían. Pese a su posición en la tabla casi desesperada, ahora ya a siete puntos de los puestos de salvación, el equipo no baja los brazos. No ha ganado nunca en casa en Primera, pero tampoco se ha visto nunca arrollado en El Alcoraz, salvo en la Copa ante el Athletic, con la eliminatoria ya perdida. Al Madrid le apretó hasta el último instante.
Los minutos finales se jugaron en el área de Courtois, entre córners, remates y despejes in extremis de Carvajal, uno sobre la línea de gol. Un presunto trámite convertido en un sofocón casi histórico, del que el Madrid escapó por los pelos, mientras su casa, centro del mundo, se preparaba para repartir la gloria americana.