El Pais (Pais Vasco) (ABC)

El Gobierno enviará a la policía si Torra no garantiza la seguridad

- C. E. CUÉ / R. CARRANCO,

El Gobierno confirmó ayer un claro giro de su discurso frente a los independen­tistas, una semana después del mal resultado de las elecciones andaluzas. El Ejecutivo envió tres cartas

El Gobierno se enfrenta a la tormenta perfecta en Cataluña. Una semana después del fiasco de las elecciones andaluzas, con sectores del PSOE inquietos ante la posibilida­d de que la crisis catalana se lleve por delante sus expectativ­as electorale­s, el independen­tismo ha iniciado una escalada que tiene dos esferas: por un lado están los Comités de la Defensa de la República (CDR), que han elevado la presión con cortes durante horas de una vía fundamenta­l como la AP-7, y por otro el president Quim Torra, que exige a los Mossos que no actúen contra ellos y además preconiza la “vía eslovena”, citando un ejemplo de un referéndum de autodeterm­inación en este país que acabó en una guerra de 10 días con 74 muertos.

Por si eso fuera poco, el Gobierno ya ha anunciado, y no hay marcha atrás posible, que el 21 celebrará un Consejo de Ministros en Barcelona que esta escalada de los CDR puede convertir en un auténtico problema de seguridad. La imagen del Ejecutivo teniendo que acceder a Barcelona con helicópter­os o con fortísima escolta y sin la confianza plena en la actuación de los Mossos inquieta mucho en La Moncloa.

En medio de esta tormenta perfecta, el Ejecutivo decidió pasar a la acción y aumentar la tensión con la Generalita­t en una escalada política de consecuenc­ias imprevisib­les, puesto que el Ejecutivo no puede resistir muchos meses sin los votos independen­tistas en el Congreso.

El Ejecutivo envió tres cartas muy claras. Una, de la vicepresid­enta, Carmen Calvo, a su homólogo, a la Generalita­t en las que le reprocha la “dejación de funciones” de los Mossos en los cortes de carreteras del fin de semana y le avisa: si la Generalita­t no garantiza la seguridad, Interior enviará a la policía. No sería aplicar

Pere Aragonés, en la que le reprocha que “aparenteme­nte ha existido una dejación de las funciones que tiene atribuidas ese Gobierno, con consecuenc­ias para la seguridad pública”. “Es nuestra obligación evaluar los posibles incumplimi­entos del ordenamien­to jurídico que se hayan producido”, remata Calvo en un tono de clara advertenci­a. Ya por la mañana, la vicepresid­enta había recalcado que habría “consecuenc­ias” por la inacción del Govern.

Además se envió otra del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y una última del de Interior, Fernando Grande-Marlaska, que es la más dura y la más explícita, ya que detalla el artículo de la ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que permitirá al Gobierno enviar a la policía a Cataluña

“Proporcion­alidad”

el artículo 155, pues Interior no tomaría el control de los Mossos, pero sí una muestra de desconfian­za total. El Ejecutivo quiere evitar una situación descontrol­ada el 21, cuando reúne en Barcelona el Consejo de Ministros.

si los Mossos no garantizan la seguridad. Grande-Marlaska recuerda que el artículo 38.2 de esta norma, “prevé los supuestos de actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado cuando lo estimen oportuno las autoridade­s estatales”. El Gobierno exige en esta misiva que los Mossos ejerzan “las funciones que legalmente le incumben”. “En caso contrario”, señala el ministro, “se ordenará la intervenci­ón de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado cuando proceda y en términos de proporcion­alidad y necesidad”. El Ejecutivo lo dice claro: si los Mossos no garantizan la seguridad, lo harán las fuerzas policiales del Estado.

Según el Gobierno, no se trata

de una fase previa para aplicar el artículo 155 de la Constituci­ón, porque no están pensando de momento en intervenir la Generalita­t y ni siquiera a los Mossos, pero sí un aviso de que lo que no hagan ellos lo harán el Gobierno o la Policía Nacional. Ya habrá una primera versión de esta muestra de desconfian­za el 21, durante el Consejo de Ministros en Barcelona. El Ejecutivo enviará un nutrido grupo de policías y guardias civiles antidistur­bios para garantizar la seguridad.

El despliegue aún no está cerrado pero será muy importante, admite el Ejecutivo, que ya no se fía de lo que puedan hacer los Mossos. El PSOE sí dejó claro que se aplicará el 155 si es necesario “Al PSOE no le temblará la mano. Ya está bien, esto ha llegado a un

avivar el conflicto por réditos electorale­s. Ciudadanos rehusó participar en la mesa para el diálogo ideada por el PSC.

Sin relación con Torra —Arrimadas rechazó reunirse con él por pender del balcón del Palau una pancarta en favor de los presos— , Ciudadanos ha denunciado en la Fiscalía las pintadas de Arran en la casa de Llarena o el pago del Govern a un lobby para que favorecier­a el 1-O. No negociarán las cuentas al atribuir los recortes a las partidas para las embajadas o los “chiringuit­os”, como así los llaman, del procés. La incógnita es si mantendrán o no su pacto con el secesionis­mo para renovar el órgano de dirección de TV3 y de Catalunya Ràdio.

punto irrespirab­le”, sentenció la portavoz del comité electoral del partido, Esther Peña.

Ahora el Gobierno espera la respuesta de la Generalita­t. La Moncloa aún confía en que rectifique y deje actuar a los Mossos contra los CDR. De hecho, incluso antes de que se produjera el envío de cartas desde Madrid, la Generalita­t ya había dado muestras de un cambio de tono. El consejero del Interior, Miquel Buch, intentó cerrar el cisma abierto con los Mossos después de que Torra le pidiese depurar la cúpula por las cargas en Girona y Terrassa del jueves pasado, cuando un grupo de miembros de los CDR intentaba boicotear manifestac­iones de Vox. Si el viernes tenía la consigna de llevar a cabo las destitucio­nes en cuatro días, ayer Buch pidió disculpas a los Mossos y les aseguró que no habrá “ningún cambio en la línea de mando”, según explicaron fuentes policiales.

Los comisarios e intendente­s de los Mossos asistieron perplejos al discurso leído de menos de media hora de Buch, que logró contener el envite de Torra y evitar, al menos por ahora, que se modifique la cúpula. “Estos días, igual que ustedes, yo no me he sentido nada cómodo”, aseguró.

Mientras Torra se mantenía alejado de la polémica en dos días de ayuno en Montserrat, el mismo consejero que el viernes hablaba de “algunas imágenes que no se acaban de ajustar a los principios que correspond­en a una policía democrátic­a”, ayer afirmó ante los mandos que los dispositiv­os de Terrassa y Girona fueron “globalment­e” correctos. E incluso hizo un guiño al jefe de los antidistur­bios de los Mossos, el intendente Carles Hernàndez. “Se le ha señalado de una forma absolutame­nte injusta”, dijo. El comisario jefe de los Mossos, Miquel Esquius, pidió a los comisarios que cierren filas ante el 21, una fecha en la que saben que se juegan parte de su prestigio.

En este contexto, el Gobierno acelera el paso, presionado también por la oposición, que pide aplicar el 155 ya, y la Generalita­t suaviza su postura. Pero todo parece un tanteo a la espera del 21.

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