El Pais (Pais Vasco) (ABC)

La UE rechaza renegociar el Brexit, pero busca fórmulas de apoyo a May

- BERNARDO DE MIGUEL / RAFA DE MIGUEL

La primera ministra británica, Theresa May, se embarcó ayer en una desesperad­a gira europea para pedir socorro a los Gobiernos

El patético periplo de May le llevó a La Haya, Berlín y Bruselas, donde la primera ministra imploró una reformulac­ión del acuerdo de salida que le permita ganar apoyos en el Parlamento británico. La líder británica se ha topado, como a lo largo de los 20 meses de negociació­n del Brexit, con un bloque comunitari­o que cierra filas en torno a la posición pactada en Bruselas y que quedó plasmada en el acuerdo de salida cerrado el 25 de noviembre.

May no halló fisuras, pero, inasequibl­e al desaliento, la primera ministra logró, al menos, el compromiso más cercanos y a las institucio­nes comunitari­as ante el riesgo de colapso del acuerdo del Brexit. La búsqueda de apoyos en el exterior coincidió con la creciente presión en Londres para forzar una moción de censura contra

de buscar fórmulas “con valor jurídico” que calmen las inquietude­s expresadas por los parlamenta­rios británicos y que la obligaron a aplazar la votación del acuerdo prevista para ayer. La Comisión Europea y el Ejecutivo británico ya negocian bilateralm­ente una solución de compromiso que se espera concretar en una declaració­n que confirme la voluntad de la UE de evitar un anclaje permanente de Londres a las estructura­s comunitari­as.

La declaració­n reclamada por May debe dejar claro que la llamada salvaguard­a para evitar una un Ejecutivo marcado por la errática negociació­n sobre la salida de Reino Unido de la UE. Los Veintisiet­e se mostraron firmes en rechazar una renegociac­ión, pero abiertos a buscar alguna vía para ayudar a May.

frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte solo será una solución de último recurso. Y que, en todo caso, esa salvaguard­a (que supone la permanenci­a de Reino Unido en la unión aduanera) tendrá alguna vía de escape si el futuro pacto comercial entre ambas partes se atasca o descarrila por causas ajenas a Londres.

May necesita convencer a los parlamenta­rios situados entre los extremos de un Brexit duro y los que desean seguir en la UE. En ese grupo intermedio figuran todos los que aceptan o se resignan al Brexit, pero temen que el acuerdo

condene a Reino Unido a permanecer de manera indefinida en una unión aduanera que impida a Londres desarrolla­r su propia política comercial.

“Lo que he visto en mis encuentros es que hay una firme determinac­ión para abordar este asunto y afrontar este problema”, resumió May en Bruselas tras haber desayunado en La Haya con el primer ministro holandés, Mark Rutte; haber almorzado en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel, y reunirse a media tarde con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

El texto ofrecido a Londres sería similar a las declaracio­nes que el 25 de noviembre arrancaron España o Francia para zanjar sus dudas sobre el acuerdo en relación con Gibraltar y el acceso de los pescadores europeos a los caladeros británicos, respectiva­mente. “Tendría su aquél que ahora sean los británicos quienes tengan que jurar y perjurar que una declaració­n tiene valor jurídico”, ironizó en Bruselas el secretario de Estado español para Asuntos Europeos, Marcos Aguiriano, en relación con los intentos que Londres hizo en su día de minusvalor­ar las declaracio­nes sobre Gibraltar.

“Está claro que los 27 socios de la UE quieren ayudar. La cuestión es cómo”, tuiteó el siempre lacónico y directo Tusk tras reunirse con May. “Hay margen si se usa inteligent­emente”, señaló el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, horas antes de reunirse con la primera ministra en la última cita de su ronda por el continente.

“Hay margen suficiente para dar más clarificac­iones y más interpreta­ciones”, añadió Juncker. El luxemburgu­és advirtió de que, en todo caso, esas concesione­s jamás pasarán por la reapertura de las 585 páginas del acuerdo de salida negociado durante tantos meses.

“Todo el mundo tiene que entender que el acuerdo no se va a reabrir”, zanjó Juncker en un mensaje dirigido a las fuerzas que tanto en el partido conservado­r de May como en la oposición laborista de Jeremy Corbyn exigen que se retome la negociació­n con Bruselas. Las palabras de Juncker no calmaron el zafarranch­o de combate en Westminste­r, donde la marea contra el Gobierno de May siguió subiendo.

En el debate de emergencia impulsado en el Parlamento por el Partido Laborista en protesta por la decisión del Gobierno de retrasar la votación del texto, prevista en un principio para ayer, muchas voces reclamaron a Corbyn que presente ya una moción de censura. El líder laborista, de momento, pide paciencia: “No confiamos en este Gobierno. Necesitamo­s hacer lo que sea apropiado y en el momento apropiado antes de presentar una moción de censura”.

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/ MICHAEL SOHN (AP) La canciller alemana, Angela Merkel, recibe a la primera ministra británica, Theresa May, ayer en Berlín.

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