Inexactitudes en los partes del incidente
Más de 7.000 funcionarios de prisiones se manifestaron ayer en Madrid para reclamar a Interior reanudar la negociación salarial. La protesta llegó a las sedes de PSOE —donde un grupo quemó ropa de trabajo—, PP, Podemos y Ciudadanos. Los partes redactados por los funcionarios implicados en el suceso recogen que el recluso dejó inconsciente a uno de ellos de un puñetazo, y que sus compañeros decidieron “retroceder” y evacuarlo cuando aún estaba sin conocimiento. En las imágenes, se observa el golpe y como el trabajador cae al suelo. Sin embargo, se ve cómo los cinco funcionarios abandonan por su propio pie el módulo, destacan las fuentes consultadas.
Las lesiones que H. B. provocó a dos funcionarios —uno sufrió fractura de la mandíbula— fue esgrimido al día siguiente por los sindicatos para denunciar “la lamentable situación laboral y de riesgo personal” en la que trabajan. La dirección del centro envió entonces al juzgado de guardia el parte de las lesiones de los funcionarios y la magistrada abrió unas diligencias en las que, hasta ahora, sólo se investigaba al recluso. la altura de las rodillas. Según se justificó después ante sus superiores, lo hizo para que el interno se arrodillase ya que aseguraba que le había visto hacer un movimiento “raro” y que portaba un objeto en la mano.
Golpe en el cuello
En los segundos siguientes, el recluso intenta protegerse y, al girarse, es de nuevo golpeado violentamente por el mismo funcionario con la defensa, en este caso en el cuello. A continuación, H. B. consigue zafarse del cerco al que le someten los funcionarios y se refugia en el fondo del módulo. Una vez allí, repele los intentos de los funcionarios de acercarse para reducirle y de un puñetazo derriba a uno de ellos. Tras unos minutos en el que se cruzan golpes y patadas, los cinco funcionarios abandonan el módulo para avisar de los sucedido y dejan al preso solo. Las fuentes consultadas añaden que durante el resto de la grabación se observa al preso caminar arriba y abajo hasta que, pasados unos minutos, abandona sin incidentes el lugar tras dialogar con un jefe de servicio de la prisión.
Aquel día, los funcionarios elevaron a la dirección del centro, al menos, cuatro partes sobre H. B. En el primero, recogieron su versión de lo ocurrido durante el cacheo. En él se aseguraba que el preso había mostrado una “actitud hostil” y que le golpearon después de que, al negarse a mostrar el objeto que llevaba en la mano, utilizaron “la fuerza física mínima imprescindible”. En el segundo parte, de las 12.05, los funcionarios afirman que el recluso, una vez de vuelta a su celda, había presumido de haber “pegado puñetazos a tres guardias” y de que iba a denunciar que le habían agredido “para que los expedienten”. En el siguiente, 40 minutos más tarde, reseñaron que el preso había roto varios enseres de su celda.
En el último, de las 13.40, los funcionarios dejaron constancia de que durante el reparto de comida amenazó al funcionario que lo realizaba con matarle. Fuentes sindicales, aseguran que H. B. es un preso conflictivo que acumula numerosos partes en los últimos meses en los que se le acusa de ser “un ejemplo realmente nocivo” para otros internos y de crear “conflictos” de manera reiterada.