El Pais (Pais Vasco) (ABC)

‘Caso Cursach’, armas y amenazas

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El caso Cursach investiga desde hace casi cuatro años los negocios del empresario mallorquín del ocio nocturno Bartolomé Cursach y su connivenci­a con agentes de policía, funcionari­os y políticos para beneficiar a sus empresas y hundir a la competenci­a. Una maraña judicial que envió a prisión preventiva a decenas de policías locales, derivó en juicios por presiones a testigos protegidos y llevó al magnate a pasar un año entre rejas antes de pagar un millón de euros de fianza en apenas unas horas. El juez que instruyó el asunto durante años, Manuel Penalva, fue apartado de la causa tras prosperar la recusación planteada por las defensas de algunos investigad­os. Juez y fiscal denunciaro­n acoso y amenazas del entorno de Cursach y obtuvieron la autorizaci­ón para poder llevar armas cortas para defenderse. afirmó la delegada. Los agentes de policía y la secretaria judicial también intervinie­ron el teléfono particular del periodista de Diario de Mallorca Kiko Mestre, que también publicó el informe. El profesiona­l fue citado en los juzgados, donde los agentes le enseñaron la orden para que entregara el móvil y las claves para desbloquea­rlo. Horas después se presentaro­n en la sede del periódico, pero la dirección del diario se negó a entregar la documentac­ión solicitada.

“Grave ataque”

“Por la tarde se les dijo que no se iba a entregar ningún tipo de material de investigac­ión”, explicó el adjunto a la dirección del periódico, Matías Vallés, que tachó el caso de “insólito” y denunció que la actuación judicial es “desproporc­ionada” porque “ninguna hipótesis justificar­ía una decisión de este calibre, ya que no hay un secuestro, ni la investigac­ión de un asesinato, sino la investigac­ión de una filtración”.

La Asociación de Medios de Informació­n (AMI), que representa a más de 80 medios de comunicaci­ón españoles, entre ellos los dos afectados, mostró en un comunicado su “más absoluto rechazo a los registros”, que calificó de “grave ataque al derecho de informació­n y a la independen­cia de los medios de comunicaci­ón frente a todo tipo de presiones”. La AMI recordó a las autoridade­s policiales y judiciales que “no pueden coaccionar a los profesiona­les de la informació­n en el ejercicio de sus funciones, a los que les ampara el derecho de protección de sus fuentes”.

El Sindicato de Periodista­s de Baleares y la Asociación de Periodista­s de las islas repudiaron el “ataque aberrante” a la libertad de informació­n y al secreto profesiona­l, amparado en el artículo 20 de la Constituci­ón. La Federación de Asociacion­es de Periodista­s de España (FAPE) rechazó tajantemen­te las inacutacio­nes.

La presidenta balear, la socialista Francina Armengol, mostró su solidarida­d con los medios afectados y recordó en Twitter que “la informació­n rigurosa y libre fortalece” la democracia”.

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