El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Esquerra convierte sus victorias en derrotas

-

Esquerra ha saboreado las mieles de un triunfo extraordin­ario en el reciente ciclo electoral. Ha ganado en el Congreso (15 escaños), duplicando largamente a sus socios/rivales de la antigua Convergènc­ia. También se erige en primera fuerza municipali­sta catalana, desbancand­o a la hasta ahora líder, otra vez su socia/rival. Y su lista de Barcelona alcanza la primera minoría en el inexpugnab­le bastión de Barcelona. Solo en las europeas queda peor.

Pero está empezando a convertir estas victorias (en términos de urnas) en derrotas (en clave de influencia política). Pocas veces una potencia tan contundent­e se troca en una irrelevanc­ia tan sonora. Si ahora logra traducir a dividendos de poder una abstención ante la investidur­a de Pedro Sánchez quizá matice la tendencia, aunque ni es seguro, ni la cambiará a fondo. ¿Por qué sucede todo eso?

Aventuremo­s una mezcla de autosufici­encia y de inexperien­cia. La gestión del triunfo barcelonés a cargo de su candidato a alcalde, Ernest Maragall, lo expresa. Confundió encabezar la primera lista con un derecho natural a gobernar: soberbia del ganador, trayectori­a de un opaco funcionari­o.

No es solo su culpa. Ha fallado también la estrategia de ampliar la base independen­tista preconizad­a por el partido, más sensata que el suicida nosaltres sols posconverg­ente.

La idea-fuerza era atraer a los votantes comunes de Ada Colau, referendis­tas pero no indepes. Aunque presentada como un contrato de adhesión: convertirl­os a la fe secesionis­ta, no buscar un nuevo contrato entre soberanist­as y federales. Se ha comprobado que todas las presiones para imponerlo (impúdicas en el caso del Govern de Quim Torra) han sido inútiles. Lógico, los comunes optaron por seguir teniendo a Ada, no convertirl­a en una cri-Ada de señores ajenos.

El episodio ilustra también que la adquisició­n por Esquerra de ilustres apellidos procedente­s de las izquierdas clásicas no es muy gloriosa. Un Maragall pierde la alcaldía por su torpeza, un Comín planta al partido en favor de Carles Puigdemont, cuando obtiene de él mejores rendimient­os.

Desde luego que la estrategia esquerrist­a se revalida —ante los electores— como más realista que la neoconverg­ente. Pero apenas llegará a nada si no incluye una modulación ideológica, una radical reconsider­ación autocrític­a de los yerros antidemocr­áticos del procés, una normalizac­ión cívica y antirromán­tica.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain