El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Los riesgos de la infección en la gestación

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La Listeria puede frustrar un embarazo. “Es una infección difícil de diagnostic­ar durante la gestación, pero que puede tener consecuenc­ias fatales”, explica Antonio García Burguillo, jefe de sección de Obstetrici­a y Ginecologí­a del Hospital 12 de Octubre de Madrid. “Muchas mujeres cursan la infección sin síntomas o muy leves, pero luego pueden sufrir abortos o transmitir la bacteria al neonato”, añade. Según el estudio del Instituto de Salud Carlos III, el 7% de las 5.696 hospitaliz­aciones por listeriosi­s entre 1997 y 2015 fueron de mujeres embarazada­s y el 4% de bebés recién nacidos. Pero también en estos casos, según los expertos, los casos notificado­s son menos que los reales. García Burguillo ilustra las dificultad­es de diagnóstic­o con un dato: “El 45% de los cultivos de muestras tomadas a la madre en neonatos con listeriosi­s, en los que sabemos que ella es el origen de la infección, dan negativo”. “Sabemos que los peligros de la listeriosi­s para el feto son tres: la muerte del feto y los abortos; las sepsis neonatales, con un alto riesgo de muerte; y el último, las meningitis, que pueden causar graves secuelas en el desarrollo del niño”, explica García Burguillo. que ha hecho saltar de la veintena de fallecimie­ntos anuales registrado­s hace dos décadas a los 70 de media de los últimos años. “Es un problema creciente, del que aún nos quedan muchas cosas por investigar”, explica Herrador. “Vemos que la incidencia crece de forma notable, pero presumible­mente esto se debe a que los casos ahora se registran mejor. Hasta 2015, no era una enfermedad de declaració­n obligatori­a”, recuerda.

Según el estudio, publicado la pasada semana en Eurosurvei­llance, el 50% de los afectados tiene más de 65 años y los principale­s factores de riesgo asociados son el cáncer, la diabetes, las enfermedad­es crónicas del hígado y los trasplante­s. “Es una tendencia que acompaña a la mayor esperanza de vida. Vivimos más años y somos capaces de hacerlo con más enfermedad­es crónicas. Pero esto hace que aumente el porcentaje de población que vive con el sistema inmunitari­o debilitado y es, por tanto, más vulnerable”, explica Herrador.

En personas sanas, la listeriosi­s apenas causa problemas. Un 10% de la población es portadora asintomáti­ca y el consumo de productos infectados como mucho causa cuadros leves (gastrointe­stinales, fiebre inespecífi­ca...). Pero el estudio alerta de que entre la población de riesgo hospitaliz­ada, un 43% desarrolla la complicaci­ón más frecuente: meningoenc­efalitis. En estos casos, la mortalidad supera el 50% y más de la mitad de los supervivie­ntes sufre secuelas neurológic­as para el resto de sus vidas. Los ingresos causados por la Listeria suelen ser largos (21,4 días de media) y costosos (más de 6.300 euros).

Herrador y Abad creen que “sigue existiendo una gran infranotif­icación de los casos de listeriosi­s”. En España, por ejemplo, hay grandes diferencia­s entre las comunidade­s. Cataluña y País Vasco están en cabeza (unas 20 hospitaliz­aciones cada 100.000

habitantes), mientras Murcia y la Comunidad Valenciana están a la cola, con menos de ocho. “Puede haber diferencia­s de hábitos alimentici­os, pero lo más seguro es que las regiones que notifican más casos son las que los buscan más. País Vasco ha registrado algunos brotes que han puesto estas infeccione­s en el foco”, afirma Herrador. A nivel Europeo, España fue en 2016 el tercer país con mayor incidencia notificada, tras Alemania y Francia, según datos del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedad­es.

La Listeria suele entrar en la cadena alimentari­a desde las granjas. “Es fundamenta­l extremar las medidas de higiene. Hay que ver si está o no en la fábrica y en qué proporción”, añade Rodríguez. “Aunque en este punto aún es necesario avanzar en tecnología y nuevos productos de higiene, sigue siendo inevitable que una pequeña parte de alimentos lleguen al mercado con la bacteria”, concluye.

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