El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Fernando Alonso ya tiene su tercer título

Tras el gatillazo de Indianapol­is, el español triunfa en las 24 Horas de Le Mans y se lleva el Mundial de Resistenci­a

- ORIOL PUIGDEMONT

Por más que el cabreo por no poder correr en Indianápol­is difícilmen­te se le pasará a corto o medio plazo, la corona de campeón del mundo de resistenci­a que Fernando Alonso se encasquetó ayer en Le Mans segurament­e tendrá un efecto balsámico. Para el asturiano, el Mundial de Resistenci­a (WEC, en sus siglas en inglés) era la vía que le iba a permitir adjudicars­e las míticas 24 Horas (algo que ya ha logrado dos veces con esta última), uno de los tres pilares sobre los que se sustenta la Triple Corona, el próximo de sus objetivos. Este galardón reconoce a quien es capaz de imponerse en al menos una edición del Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, en Le Mans y en las 500 Millas de Indianápol­is, algo que hasta el momento solo ha sido capaz de conseguir Graham Hill. El español ya ha salido ganador de los toboganes que caracolean por Montecarlo y en dos ocasiones del circuito de La Sarthe, pero el tercer obstáculo, el del óvalo más famoso del mundo, se le está comenzando a atravesar más de lo que él había imaginado.

Después de una primera tentativa en 2017 en la que se quedó a pocos metros de pelear por la victoria, Alonso pasó hace menos de un mes por una de las situacione­s más embarazosa­s de su trayectori­a como profesiona­l al quedar eliminado en la selección previa a las 500 Millas. McLaren, con quien sigue asociado a pesar de sus últimas decepcione­s en F1, infravalor­ó el desafío que suponía poner a punto un coche completame­nte distinto de los que habitualme­nte toca la escudería británica, circunstan­cia que terminó erigiéndos­e como un obstáculo infranquea­ble. La coyuntura en la que el ovetense afrontó el reto de Indianápol­is es diametralm­ente distinta de la que le acompaña en el WEC, donde su equipo, Toyota, corre prácticame­nte solo después de la desbandada de marcas que ha tenido lugar en los últimos años.

El constructo­r japonés ha vencido todas las pruebas del certamen excepto una (las 6 Horas de Silverston­e), en la que los comisarios le arrebataro­n el doblete al detectar una irregulari­dad técnica en sus dos bólidos. Alonso y sus compañeros (el suizo Sébastien Buemi y el japonés Kazuki Nakajima), se han impuesto en las dos citas en Le Mans, en las dos de las 6 Horas de Spa y en las 1000 Millas de Sebring. El cojín de puntos sobre el único vehículo con opciones reales de plantar batalla, el segundo Toyota, colocó al prototipo número 7 en la disposició­n para celebrar el alirón en el legendario circuito de La Sarthe, donde simplement­e debía terminar entre los siete primeros. Finalmente, el trío del bicampeón del mundo con Renault (2005 y 2006) lo hizo a lo grande, gracias al pinchazo que sufrió el otro Toyota cuando lideraba la prueba a una hora para que cayera la bandera de cuadros.

“Fue nuestro día de suerte. Más tarde deberíamos jugar a la lotería, porque un pinchazo a última hora nos regala una victoria que quizás no merecimos”, convino Alonso, que recordó que el objetivo prioritari­o era ser campeón del mundo. “Esta carrera es una montaña rusa de emociones, a veces te encuentras dos minutos por detrás y otras, dos minutos por delante”.

El asturiano ya suma su primer título fuera de la F1 en su primera temporada fuera de su hábitat, aunque no olvida sinsabores pasados. “He perdido varios Mundiales de Fórmula 1 por mala suerte y hoy la he tenido buena”, señaló el español, recordando los campeonato­s de Fórmula 1 que se le escaparon en las últimas carreras de 2007, 2010 y 2012.

El Asturiano se subió al coche tres tandas y completó un total de 133 vueltas durante un tiempo exacto de siete horas, 51 minutos y 17 segundos. Al acabar la carrera dejó claro que el curso que viene no disputará el Mundial de Resistenci­a. “Vendré, pero igual de espectador o, si hay una buena oferta, de comentaris­ta”, bromeó Alonso, que se centrará en otros retos (¿el Dakar?) que a día de hoy son solo especulaci­ones.

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/ DAVID VINCENT (AP) Fernando Alonso celebra su victoria en Le Mans con su compañero Buemi.

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