Guatemala apuesta por un Gobierno continuista
El inmovilismo fue el ganador de la primera vuelta de los comicios guatemaltecos. Sandra Torres y Alejandro Giammattei, dos exponentes de la clase política tradicional del país, se disputarán la presidencia
La sensación que deja la primera vuelta de las elecciones es que el próximo Gobierno, independientemente del ganador, será continuista y no enfrentará a los poderes dominantes. Eliminada de la contienda la exfiscal Thelma Aldana, por irregularidades que ella ha rechazado, ninguno de los candidatos con posibilidades de victoria ha dado visos de querer abanderar un proyecto reformista. Ni Sandra Torres ni Alejandro Giammattei, ambos de 63 años, han prometido abordar los dos principales retos de Guatemala: el combate a la corrupción y la migración. Ninguno habla, ni remotamente, del retorno de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, que se proyectaba como la gran esperanza del país para el establecimiento de un auténtico Estado de derecho. el 11 de agosto. Con el 94% de las mesas escrutadas, Torres obtenía el 25,6% de los votos y Giammattei, el 13.9%. Ni la convulsa campaña ni el bagaje de los dos aspirantes, curtidos durante décadas en la arena política, auguran un futuro reformista para la joven democracia guatemalteca, instaurada en 1985.
Ni Torres, ni Giammattei parecen tener un plan para impedir la migración masiva. El pulso que Trump ha echado a México y a Centroamérica para que frenen la llegada de migrantes a EE UU supone un reto mayúsculo. Hasta ahora, ninguno de los países de la región afectados —El Salvador y Honduras, además de Nicaragua— ha hecho nada por frenar la salida de sus ciudadanos. México ha decidido reforzar la frontera sur, que limita con Guatemala, con el envío de 6.000 militares, mientras que el Gobierno de Jimmy Morales ha aceptado la presencia de tropas estadounidenses en su territorio.
En su plan de gobierno, Torres, que se confiesa socialdemócrata, anuncia que se enfocará en cuatro ejes: la reactivación económica, que permita generar empleo;
trabajar para garantizar la seguridad y la justicia, a fin de crear las condiciones para atraer la inversión extranjera —ofrece sacar el Ejército a las calles, extremo que riñe con la legalidad, para el combate de las extorsiones—; protección social, con programas asistencialistas; y extremar los esfuerzos para garantizar la transparencia de su gestión.
Giammattei, un médico conservador muy próximo al statu quo que aspira por cuarta vez a la presidencia, pretende cambiar el modelo económico para hacer de Guatemala un país exportador que permita atraer capital extranjero. En su lucha por el fortalecimiento de la seguridad anuncia la profesionalización y dignificación de la policía, cuyos agentes, a la fecha, son reclutados en la marginalidad más absoluta.